sábado, 15 de noviembre de 2008

SPANGLISH: IDIOMA MESTIZO, CULTURA MESTIZA.

SPANGLISH: IDIOMA MESTIZO, CULTURA MESTIZA.

 

Una forma de definir al habitante de Miami, es relacionándolo con un “gringo” con problemas de modulación. La mezcla que allí se ha logrado en de un mestizaje total: idioma, costumbres, visiones de mundo, expectativas. El habitante de Miami no sólo es bilingue, sino ha pasado a ser trilingue, gracias al tremendo desarrollo de esta nueva lengua: el Spanglish, mezcla de Spanish y de English.

 

Esta realidad de la integración idiomática y cultural también se expresa en nuestro país.  Algunas frases que podemos escuchar a diario (y no precisamente en Miami):

 

Ofrecemos Bebidas “light”, detergente “soft”, yogurt “plain”.

Te pido un “chance”, no te defraudaré ¿Okay?

Hagamos un “Break” para un cafecito.

Nos vamos de “week-end”.

Les solicito atención “please”.

Por pago “cash” tiene un 10% de descuento.

Avísame cuando estés “ready”.

“Sorry”  por esta vez no podré.

“Wait a minute”, voy a la esquina.

No te olvides de darme un “phonazo” el sábado.

Esta casa tiene un hermoso “Box Windows”

¡Oh my God! Dejé mi agenda en mi casa.

Y poco a poco, todos nos fuimos “spanglisheando



¿CUAL ES EL TEMA DE FONDO?

Sus conversaciones son mixtas, traducen, incorporan, se identifican con términos de ambos idiomas.

Ya no sólo es un juego de palabras que cuesta entender. 

La simbiosis de las palabras han pasado a la simbiosis de la forma de vida... copiamos modismos y modas extranjeras,  nos subordinamos a la moda que nos mandan, a los sabores en nuestros restaurantes, a la mentalidad individualista y competitiva ¿y nuestros valores como pueblo específico, como país? ... ese fondo si que es grave...

LA AMBIVALENCIA DEL IDIOMA.


LA AMBIVALENCIA DEL IDIOMA.

Así como el idioma y la palabra se pueden transformar en un canal que vincula y fecunda las relaciones entre las personas, también puede ser un medio para disociar, separar, segmentar.

 1. EL IDIOMA PUEDE SER USADO COMO FORMA DE SEGREGACIÓN.

 “Sabis que más loco,  tenemos caleta de carretes, lo vamos a pasar piola” ...frase corta, dicha rápidamente, en medio del living de la casa. 

Dejaste  a la abuela “marcando ocupado” dijo la niña que “andaba” con el sobrino de Don Bernardino.

Nadie entendió nada,  nadie claro está de los adultos presentes, algunos pusieron caras de simpatía tratando de decir “estos chiquillos, sólo se entienden entre ellos”.

Eran los términos del fin del siglo de los viejos, allí se quebró la época - dijo Don Bernardino- allí se empezó a construir la brecha que tanto nos separa. Allí la incomunicación entre generaciones vecinas llega a un punto de quiebre... y se manifestaba en algo aparentemente simple: palabras crípticas, términos juveniles que los adultos no entienden.

El tío “le pone” mucho, se está “enrollando”, la cosa es más simple - continuó el sobrino adolescente- nosotros somos jóvenes y queremos estar con otros iguales a nosotros, con el grupo nos sentimos bien, con ellos tenemos confianza, ellos nos comprenden.

Carlos, ahí estás confirmando lo que te decía - dijo Don Bernardino- Ustedes hablan así porque tras sus palabras existe un medio de excluir a los “viejos” de sus diálogos, en su idioma expresan que están molestos con nosotros, por ello han lograron sacarnos del medio creando su propios términos, de difícil acceso para el adulto que transita por su lado. Es así que ustedes viven su propio mundo, en su ambiente, con sus costumbres, con sus formas de entender la vida, la relación de pareja, el amor, el sexo.

Me parecía complicada la situación, la escena era un diálogo  respetuoso, pero cada uno permanecía en su puesto, dispuesto a defender su postura. Creo que toda la sabiduría de Don Bernardino no alcanzó a traducir el “idioma” del sobrino adolescente, ni tampoco existió un intento del sobrino por descifrar las ideas “conservadoras y enrolladas” de su tío.

¿Cómo salimos de esta? -pensaba para mis adentros- la cosa salió más fácil de lo que yo creía, el mismo Carlos tuvo una salida “simpática” cortando el diálogo: ¡chao viejos  fuera de onda, pero igual los quiero!  ... a los viejos no les quedó otra que terminar sonriendo.

 2. LOS CHOQUES IDIOMATICOS.

Ese día  estuve hasta tarde en el trabajo, me fui cavilando sobre estos “choques idiomáticos”, pensaba en la violencia del chofer de aquella micro,  llevaba a mi mente las imágenes de los punk, de los trasher, millones de jóvenes que en el mundo vestían de igual forma, consumían la misma música, similar hierba, escuchaban la misma música repetida millones de veces en millones de tímpanos reforzados. ¿Qué nos hace crear tanto “idioma” y tanta diferencia entre ellos?

A unas cuadras más de camino me detuve en una plaza casi a oscuras, me motivó el ruido de una fuente de agua que no paraba de saltar, la noche estaba agradable.  Hacía mucho tiempo que no degustaba el silencio en esta ciudad gritona, parecía que todo se daba para decirme ¿ves que no conoces y no valoras a tu ciudad?

Me quedé, y no pude evitar el paso de un par de ancianos, el uno era el bastón de otro, lentos como tortuga, pero perseverante el parcito.  La señora era la viva figura de mi abuela, más bien alta  y distinguida, pese a la gravedad de los años que nos empuja con más virulencia hacia la tierra y nos encorva, se percibía dignidad y altura en su actitud.

Mi abuela era especial, dama antigua, señora de la casa, pero reina en ella. Recuerdo que me contaba que con sus amigas creaban ingenuas “jerinjonzas”  y  jugaban con las sílabas ”nepo tapa napa”  “nepe tepe naca”, tiempos de juegos que de alguna forma circunscribían el espacio de los jóvenes y separaban a  los que no estaban dispuestos a entender la forma de colocar las letras y palabras. ¿No era lo mismo que viven  nuestros jóvenes hoy día? ¿No era la misma respuesta simpáticamente rebelde de separar los espacios y los diálogos?

El paso de los ancianos se perdió en la distancia y con ellos mis reflexiones, era tiempo de volver…

3. COMO PUERTA O CERRADURA…

Cada grupo tiene su propio idioma y sus códigos. Cada grupo lo usa como puerta que acoge e integra o como cerradura que niega, rechaza, excluye, impide el acceso a bienes o instancias comunitarias.

En la historia han surgido tantos y tantas con idiomas diferentes: el de la Libertad con Martin Luther King; el de la paz con el Dalai Lama; el de la vida con el Cardenal Silva Henríquez; el la violencia con el grupo Eta y otros tantos; el de la demagogia con el Presidente Chávez de Venezuela; el de la intolerancia de los radicalistas y fundamentalistas religiosos y políticos…

En tiempos de Hitler también se pensaba en el idioma como medio para segregar a todos aquellos pueblos que no formaban la “raza Aria”, aquel puñado de súper hombres llamado a conquistar y gobernar el mundo.

En la política cotidiana, vemos como el idioma (palabras, gestos y contenido) se usa con tanta violencia y desprecio por la posición del otro. Un político como el Senador Flores, gran expositor y escritor sobre el valor del lenguaje y los compromisos y relaciones que surgen de el, se ha convertido en un signo de brutal lucha por el poder, de negación de la unidad... un penoso ejemplo de violencia política...

Hoy el Idioma, el uso de la palabra y el gesto puede ser una instancia para crear puentes (ver artículo el idioma como pontífice), para sembrar esperanzas en un mundo en que se habla tanto de las crisis… necesitamos palabras de bien, de un futuro que podemos construir de una forma renovada.

LA INTEGRALIDAD DE LA COMUNICACION HUMANA.

1. Somos como gordas ovejas.


 Parecía que todos los pueblos del mundo venían a mí, no entendía de donde salía tanta gente y sobre todo lo que más impactaba era la uniformidad  de sus gestos.

 Me recordaban las largas filas de las ovejas por allá por tierra del fuego y magallanes, todas iguales,  engordadas para la ocasión, cargadas de lana para la ocasión, todas llevaban la misma ruta, a ninguna se le ocurriría cambiar de paso y saltar por los pasillos gritando  cual francesa emancipada ¡Libertad, igualdad y fraternidad!  

No,  el camino ya había sido pensado y diseñado por los esquiladores. Rápidamente quedarían desnudas de todo ropaje.

Este cuadro se me repetía cuando veía la multitud bajar hacia lo profundo, tomar el carro respectivo del metro y marchar, suavemente marchar, sin pensar, sin rebelarse.

2. ¿Cómo quitarnos el paso de oveja?

Eramos empleados, obreros, ejecutivos especialmente engalanados para la ocasión... ninguno miraba hacia su lado, ninguno cruzaba palabras ¿para qué, si todos estamos en lo mismo y sabemos hacia dónde vamos?

Eramos mujeres y hombres con paso de ovejas, camino hacia la esquirla. Quedaríamos desnudos al fin de la jornada, sin alientos ni ilusiones. Es la ciudad que nos roba hasta  la propia identidad.

Desde que llegué a esta ciudad me ahogó, no sólo por su smog y congestión, sino por ser una torre de Babel, en ocasiones insufrible. Era  parte del exilio en mi propio país, un querer entenderse sin lograr traducir adecuadamente los códigos de la ciudad.

3. El idioma. Algo más que traducción de códigos.

Persistía en mí una idea aún viva:  la importancia del idioma no está sólo en los códigos que se aplican y la capacidad para traducirlos y reproducirlos, el loro también reproduce sonidos que significan algo, pero él no logra captar la profundidad de lo que repite. Sólo el ser humano ha logrado dar a sus sonidos una fuerte carga afectiva y racional, sólo el ser humano logra dar fuerza a la palabra y a sus mensajes.

4. Socios que crean un estilo de convivencia.

Hoy nuevamente llegué  tardísimo a casa, me cuesta cortar lazos con la oficina. Volví de mi licencia con los mismos hábitos trabajólicos, pero además volví  como regresa el herido de guerra, tambaleante, gelatinoso como postre en la mesa de mi abuela.

¡Una mala noticia me dijo mi señora! Don Bernardino regresa a provincia, le ofrecieron un buen trabajo por el norte chico, será algo así como supervisor de un proyecto de una de estas ONG que están tan de moda.

Internamente sentí el golpe, me imagine como un árbol seco por allá al interior de Barraza, zona de una sequedad que arropa a los pueblos y hace temblar a sus habitantes. Son árboles que han perdido la esperanza de la lluvia y esperan que cualquier gota humedezca sus raíces  ¿por qué he llegado a sentirme como raíz seca? ¿Dónde corté vínculos con la napa de la alegría y la esperanza? ¿Es que esta ciudad de calles calientes ha secado mis proyectos?

Le escribí a Don Bernardino:  mis primeras líneas son para saludarlo, las segundas para llorar en su hombro... y le pasé a relatar mis experiencias en este juego de la gran ciudad.

Nunca su respuesta demoraba más de una semana, era un viento fresco en medio del desierto. Allí seguía recibiendo sus cálidas confesiones de maestro: El idioma se transforma en el canal por el cual un grupo humano se comunica, se entiende y colabora mutuamente. Nos hace “socios” y nos conforma en una determinada “sociedad”, gracias al intercambio de experiencias que vivimos en ella, podemos ver como la persona humana se perfecciona y desarrolla. De alguna es necesario compensar las debilidades personales con las fortalezas de quienes nos rodean, porque me experimento como un ser limitado y en muchas ocasiones pobre, solitario y débil me veo movido al encuentro con otros para fortalecer las debilidades y potenciar las fuerzas comunes.

El sentido de vivir en sociedad es como una hebra con dos cabos: nos organiza en comunidad y nos dirige hacia metas de bien personal y colectivo.

Sabemos que en la base del éxito de una sociedad está el respeto por la dignidad humana, ella  es el eje y fin de todas las interacciones del grupo social, ella debe ser por tanto la opción de todo grupo,  ella debe ser el baluarte de toda acción. ¡Nada contra la persona y sus derechos! ¡Todo por la persona y sus derechos!

Al leer las cartas de Don Bernardino aprendí a olfatear sus heridas y entre sus líneas lograba traducir que sus consuelos ante mis ansiedades, eran también gritos de duelo que explotaban en sus palabras. La muerte de su hermano era un tema recurrente, aún sin nombrar a los muertos ellos fantasmeaban en sus escritos y sudaban en sus palabras que llamaban al respeto por la persona humana,  el “corazón del diamante de la vida”, como acostumbraba a  referirse  cuando hablaba sobre el valor de las personas.

5. ¿Dónde están las razones para vivir hoy mi vida?

Sentado frente al televisor y después de ver los apasionantes y sangrientos noticieros,  revivía en mí una sensación casi inerte, deshilachado. Llegaba cabizbajo, cansado, con esa mirada que cada cierto tiempo nos posesiona que se hace infinita, leve, que mira sin ver nada, sin pensar nada. No tenía ánimo ni de sacarme la chaqueta, ya me retarían por que una vez  más terminaría por arrugarla como lechuga de feria, por sentarme en esta posición de adolescente desgarbado que se echa sobre el sillón.

Después de variados cabezazos  frente al noticiero me levanté sobresaltado y al sacarme la chaqueta voló en medio de mis movimientos era una tarjetita que me dieron en la calle:

 “Sra. María Luisa, revele su destino por medio de los buzios o aguas sagradas. Sabrá con exactitud los momentos más importantes de su vida, época favorable para la suerte, el amor, los negocios.

Conozca sus propias oportunidades, no confundir con otros profesionales. Sra. María luisa garantiza sus trabajos con honestidad y discreción.

Todos los días de 8:00 a 21:00 hrs, concertar cita fono 449754, Calle Nebraska 3084-A, Los Molles - Villa Magisterio”

 ¿Será que la solución al problema de la vida está en respuestas externas a la propia persona, es que hemos puesto nuestra confianza en baratijas para superar un estilo de convivencia brutal? ¿Es que sólo nos preocupa el cómo podremos encontrar “la época favorable para la suerte, el amor y los negocios”?

 Cuando la persona ha perdido la esencia de su interioridad, tiende a buscar las razones de su vida en lo exterior, en actos mágicos, en la bendición del azar y la suerte. Deja de pensar que el cambio está ensemillado en su propia persona.

 Es como el caso de la familia embrujada del Cajón del Maipo, que para vencer el embrujos tenía que prender una vela roja todos los viernes, encender un incienso todos los días y recitar unas oraciones locas y sin sentido.

 ¡Ninguna vela podrá encender en el corazón del hombre, lo que él no decida encender, ni ningún temor se disipará si no es la propia persona quien espante sus propios fantasmas interiores!

6. El idioma como soporte del crecimiento social.

 Así se va concretando el alumbramiento del BIEN COMUN , aquellas condiciones necesarias para una vida con calidad humana que le permita desarrollar todas su capacidades intelectuales, afectivas, de acción, de trascendencia.

El bien común se expresa en algunas condiciones esenciales:

       - Un ambiente de orden y de paz, que permita una forma de organización participativa y eficiente.

-       Canales para el crecimiento personal. Vivir con calidad de vida humana y posibilitar una desconcentración del poder político y económico.La medida del progreso debe ser el desarrollo del ser humano, para ello debe tener a la justicia como el cimiento de la paz social.

Como vemos, el idioma es un soporte importante para el crecimiento social, permite que las personas se liguen. Podríamos decir que es una suerte de “pontífice”, de “puente” que vincula e integra, que construye el grupo social que queremos ser.

TODAVIA NOS QUEDA ALGO DEL IDIOMA DE LOS MONOS…



 

MONOS FRENETICOS EN MEDIO DE LA CIUDAD.

 

El peso genético es muy  fuerte, me conversaba Don Bernardino aquel Domingo.

La fuerza genética del mono aún no ha evolucionado totalmente en nosotros, nos coge de cuando en cuando y  se manifiesta amordazando a la razón.  Transforma nuestras palabras y los gestos, nos hace señores de la metralla, amantes de la bravura, peones de la violencia.

 

Nuestro primer idioma como género humano fue el gemido, el gesto acompañado del grito, del salto. Era necesario gritar y contorsionarse hasta el dolor del rostro si era necesario para manifestar el peligro que significaba el aparecimiento de un animal peligroso para la vida del grupo.

No bastaba un grito, era necesario el acompañamiento de cada músculo que levantara las piernas y los brazos, que se convertían junto al brutal esfuerzo de la garganta, en la alerta salvavidas de aquellas pobres primeras comunidades en proceso de hominización.

Era la sed de comunicación que llevó al simio a dar el salto hacia la humanidad comunicativa.  Era la fuerza imparable de la evolución que requería un código que vinculara a los miembros de una misma tribu, este sería el canal para seguir la ruta del crecimiento.

Era el nacimiento de la lengua articulada y del idioma común.

 

Tengo un libro interesantísimo que nos habla sobre esto, dijo Don Bernardino, y me invitó a pasar a su escritorio, era un lugar que a mí me encantaba, así que prontamente respondí a su invitación.

Después de un largo pasillo se entraba a una pieza grande, me parecía tan antigua como el viejo palto que se podía ver por una de sus ventanas. Todas sus paredes estaban cubiertas de libros, de todos los portes y colores, ocupando de arriba a bajo todos los espacios.

¿Pero ha leído todos estos libros Don Bernardino?, consulté. Imposible meta es esa, he leído muchos, y muchos en algunos de sus capítulos.

 

Entrar allí era mágico, los olores envolvían desde la entrada, eran como azahares de primavera, pero con olor a libros  ancianizados, llenos de la sabiduría de miles de pensamientos.

En medio de esa multitud de pensadores empezó a buscar paseándose por la historia y la filosofía, el arte y las ciencias. Tenía una biblioteca cargada de pensadores,  en un desorden estrellado de colores y tamaños, de ediciones nuevas y antiguas. Su mano cogía los libros, los separaba, de alguna forma trataba de sentarlos más confortablemente, algunos  los cogía como viejos amigos y los dejaba a un lado, con la esperanza de un día volver a leerlos.

¡Aquí está lo que buscaba!, una joya de la antigua editorial TOR “El origen del hombre” de Charles Darwin, el mismo criticado por los anti evolucionistas y los creacionistas.

Era un libro amarillo, de hojas gruesas y decididas a permanecer en el tiempo, al fin era una edición de 1952.

Empezó a hojearlo y rápidamente encontró el trozo que buscaba. Con voz segura inició la lectura:

 

“No me cabe duda que el origen del lenguaje debe su origen a la imitación y a la modificación, ayudada con signos y gestos de distintos sonidos naturales, de las voces de otros animales y los gritos instintivos del hombre mismo...no me parece increíble que un animal simiano, más habil, haya tenido la idea de imitar los aullidos de un animal feroz para advertir a sus semejantes, precisando el peligro que los amenazaba. En un hecho de esta naturaleza habría un primer paso hacia la formación del lenguaje.

Ejercitada cada vez más la voz, los órganos vocales se habrán robustecido y perfeccionado, en virtud del principio de los efectos hereditarios del uso, lo que a su vez habrá influido en la potencia de la palabra.

Podemos admitir con seguridad que el uso continuo y el perfeccionamiento de esta facultad han debido obrar a su vez en la inteligencia, permitiéndole y facilitándole el enlace de una serie más extensa de ideas. Nadie se puede entregar a una sucesión prolongada y compleja de pensamientos sin el auxilio de palabras.”

 

Entre estas páginas antiguas y parduscas florecía el análisis y el entendimiento, se trataba de aprender a vivir en esta ciudad algo selvática.  Don Bernardino me comentaba sobre el inicio del lenguaje. Mira este otro libro, me invitaba, en este se dice que los estudiosos del hombre coinciden que en la búsqueda del origen del ser humano moderno existen “eslabones”. Estos se inician con la aparición de un antepasado común en la tierra, hace 40 millones de años: el primate bosquimano, nacido en medio de dinosaurios, astuto habitante de los árboles, de quien somos deudores por darnos el inicio de la vida, que un día sería humana.

Otro eslabón clave en el  nacimiento del idioma surge hace 500.000 años, es el Homo Erectus,  el más antiguo rastro del género HOMO encontrado. Aprendió a usar el fuego, la caza y herramientas básicas como el hacha.

Era de imaginar que es posible que este viejo pariente nuestro sea el primero en iniciar un lenguaje común, dado el desarrollo de sus órganos de fonación y el desarrollo inicial de su centro de lenguaje en el cerebro.

¡Qué bien suena el saber cómo el ser humano ha evolucionado hasta las formas de idioma y lenguajes que hoy utilizamos!

Pero también sigue  resonando un llamado: tenemos que humanizar nuestras comunicaciones, tomar conciencia de nuestros procesos evolutivos y detenernos, cuando aquel gen oculto de simio, que todos llevamos dentro, quiere tomar control de nuestras frases y decisiones…

SINDROME DEL ATAQUE CERCANO.


A LA ALTURA DE LA DESCONFIANZA.

 




Esta ciudad fue reduciendo el goce de sus jardines y plazas, para  elevar cada vez más el tamaño de sus rejas. No quiso quedarse conforme con una breve separación de los espacios, necesitó de muros y divisiones fuertes. Convocó a todos los ladrillos del mundo y les mostró su mayor pecado:

 

¡Soy desconfiada!

- dijo la ciudad-

no soporto la mirada del vecino,

a cada momento veo que en sus ojos

hay un detector de mis pertenencias y de mi propiedad.

 

¡Eso es  un ataque presunto!

-contestaron millones de ladrillos-

puede ser una intuición genial, que te está llamando a tomar medidas de seguridad y protección...

-concluyeron interesadamente los ladrillos princesa y los fiscales-

 

¡Es la invasión virtual, la de los temores inventados!

-dijeron los ingenieros y sus computadores!

 

De allí surgió un pacto para toda la vida.

 

La ciudad aportaba la duda, el temor, la inseguridad.

Los ladrillos la altura, la división, la frontera.

Lentamente cada vecino se encargó de acrecentar sus temores.

 

La pandereta se transformó en pared y la pared pasó a ser un  muro fuerte, infranqueable.

Era el síndrome del ataque presunto, más grave tal vez que un acto de violencia concreto.

 

La misma intuición corrió por todas las calles, existía un acuerdo tácito para elevar las divisiones. Un Alcalde llamó a los vecinos a que cerraran sus pasajes ¿Para qué dejar a intrusos pasear por frente a su casa? ¡Ustedes tiene derecho a encerrarse en sí mismos, ustedes pueden alejar a los intrusos en las condiciones que lo deseen!

 

¿CÓMO SE EXPRESA EL SINDROME DEL ATAQUE CERCANO?

 

La intuición del ataque cercano es más grave que la del asalto en concreto, lo es por que ella nos cierra toda posibilidad que creer en los cercanos.

 

Todos son sospechosos de culpa, todos son probables ofensores de las buenas costumbres, todos son atacantes en potencia... ¿y cómo me puedo defender de todos? ¿Cómo en esta sicosis colectiva, puede distinguir la mano que me acoge, de la garra que me ataca?

 

En esta ciudad de la desconfianza, crecieron mis sueños y mis trabajos por llegar a metas exigentes, productivas, a correr en vez de caminar. En medio de estas tensiones levanté mi carpa y me quedé en la gran ciudad, con grandes exigencias y ansiedades.

 

Tal vez esto tenga que ver con mi visita al médico el mes pasado: ¡Stress! fue el diagnóstico del señor de blanco, sentenciándome a una pena blanda: unos días de licencia, si no terminarás con los cables pelados - fue su frase dicha con voz de un dictador paternalista.

 

He empezado a formar parte del 35% de santiaguinos que tienen un nivel de stress, tensión, ansiedad, depresión, debilitamiento de las ganas de vivir.

 

No es sólo una estadística, es una realidad que nos afecta la convivencia de cada día, en el metro, en el bus, en el supermercado… somos un conjunto de personas que nos miramos y tememos hablarnos, tememos recibir una consulta de un desconocido… la desconfianza rompe grupos, familias, comunidades enteras ¿cómo podremos superarla en el día un poquito, partiendo por lo más cercanos?

 

 

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