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viernes, 13 de mayo de 2011

¿Está usted INFOXICADO?

Atentos a todo... y a nada. E-mails, redes sociales, el móvil... Recibimos una sobredosis de información que no es fácil procesar. La 'infoxicación' empeora la capacidad analítica, aumenta la ansiedad y conduce a decisiones erróneas.
Demasiada información
Desde el nacimiento de la escritura hasta 2003
se calcula que se produjo la misma cantidad de información
que hoy se crea en dos días: cinco exabytes (millones de megabytes)

Recuerden cuando el mundo era (un poco) más tranquilo. Solo había un par de canales de televisión. Las cartas postales cuidadosamente manuscritas tardaban días o semanas en ir de una mano a otra. Los periódicos contaban lo que había pasado ayer. Y a los amigos los veíamos de tarde en tarde alrededor de la mesa de algún bar. Ahora, en cambio, vivimos en mitad de una avalancha.

El acelerón de la tecnología ha provocado que la información nos bombardeé a discreción, sin piedad y en todas direcciones, y que el contacto con el prójimo se haga constante e instantáneo gracias al teléfono móvil, el e-mail y las redes sociales. Si antes mirábamos el mundo a través de la ventana, ahora miles de ventanas que se abren simultáneas y meten el mundo en nuestro ordenador. Esta nueva forma de existencia, hiperconectada e instantánea, tiene sus ventajas, claro está, pero también sus desventajas. El estrés, la ansiedad informativa, la confusión, la superficialidad o la falta de atención son algunos de ellos. "Infoxicación" lo llama el físico Alfons Cornellá, fundador de la consultora sobre nuevas tendencias Infonomía, un neologismo que mezcla la información y la intoxicación. Se produce cuando la información recibida es mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas.

"En el momento en que aun no has acabado de digerir algo, ya te está llegando otra cosa", dice Cornellá, "la entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna información en profundidad. Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus. El fenómeno se desboca cuando todos pasamos a ser productores de información, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de calidad con criterio". En efecto, hoy día la actividad es frenética: "Se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el año 2003 se crearon cinco exaby­tes (billones de megabytes de información). Pues bien, esa cantidad de información se crea ahora cada dos días", informa el especialista en redes David de Ugarte. "La posibilidad de emitir información codificada se ha ido democratizando: primero como escritura, luego como imagen, etcétera. Piensa cuánta gente podía escribir un texto a principios del siglo XIX, o cuanta hacer una foto a principios del XX... Y compáralo con hoy".

Una información que, además, salta de un lugar a otro como pulgas en una sábana: en España se envían 563 millones de correos al día, según la consultora Contactlab, y cada español recibe, de media, unos 23 correos diarios que debe gestionar (en algunos casos llegan a cientos), y que ahora, además de en el ordenador, también recibimos en nuestros smart phones (teléfonos inteligentes). Y eso sin contar lo que se cuela a través de redes sociales como Facebook y Twitter. Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), el 37% de los españoles se conecta entre 10 y 30 horas semanales.

El 9% lo hace más de sesenta horas. Cada vez pasamos más tiempo en este mundo de los unos y ceros y menos en el de la carne y los huesos: "Las horas dedicadas diariamente al uso de aparatos electrónicos prácticamente se ha duplicado desde 1987, mientas que la interacción cara a cara caía desde unas seis horas a poco más de dos", según explica José Antonio Redondo en su libro sobre redes sociales Socialnets (Península).

Y todo esto cansa a la mente. El psicólogo David Lewis creó el concepto de Síndrome de Fatiga Informativa, en su informe Dying for information? (¿Muriendo por la información?) elaborado para la agencia Reuters. Se da en personas que tienen que lidiar con toneladas de información procedente de libros, periódicos, faxes, correos electrónicos, etcétera, y que, según Lewis, provoca la parálisis de la capacidad analítica, ansiedad y dudas, y conduce a malas decisiones y conclusiones erróneas. Dos tercios de los 1.300 profesionales entrevistados por Reuters achacaron al estrés producido por manejar altos flujos de información daños en sus relaciones personales, baja satisfacción laboral y tensión con sus colegas. "El exceso es más perjudicial que provechoso", opina Jorge Franganillo, profesor de Información y Documentación de la Universidad de Barcelona.

"Durante siglos hemos asociado más información a más libertad. Sin embargo, hoy día, no por tener más donde elegir tenemos más libertad ni estamos más satisfechos. La información es imprescindible en la vida moderna, pero en exceso es asfixiante y resulta difícil de procesar.

Al final, más es menos". Nos puede incluso hacer menos productivos, como observó el psicólogo británico Amir Khaki, de AK Consulting, estudiando el comportamiento de un grupo de ejecutivos: la consulta continua de la BlackBerry aumenta el estrés y reduce la productividad. Uno de los sujetos del estudio tardaba el triple de tiempo en rellenar impresos comunes por la constante distracción de su teléfono inteligente. "La presión que provoca la sobrecarga informativa retrasa decisiones importantes o hace que se tomen medidas sin la suficiente reflexión. Y causa también una fricción informativa que dispersa la atención y aumenta la fatiga. La energía física e intelectual que consumimos para obtener la información correcta se desperdicia si no hacemos algo útil con ella", dice Franganillo. Y, por mucho tiempo que invirtamos, siempre tenemos la impresión de que se nos está escapando algo. "Esta sobreabundancia hace que pocos elementos de entre todo ese mar resalten y queden fijados a nuestra memoria, que hoy se encuentra medio perdida al no poder atar datos con situaciones y lugares concretos.Muchas cosas pasan desapercibidas, miradas sin ser vista", dice Roberto Balaguer, psicólogo especialista en Internet.

Superficialidad

La superficialidad es otra de las posibles consecuencias del maremagno actual, como señala el autor Nicholas Carr en su libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus), de reciente aparición. Carr, licenciado en Literatura, advirtió que su capacidad de concentración en la lectura de textos largos era cada vez menor.

La causa: su actividad multitarea, atento a la vez a la web, el Twitter, el teléfono, el Skype, el Facebook... "Internet nos incita a buscar lo breve y lo rápido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa", declaró en una entrevista a Bárbara Celis en EL PAÍS. "La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan". Por supuesto, Carr cerró sus perfiles en las redes sociales.

No todos son tan pesimistas. "Mi hijo juega mucho al Call of Duty (un frenético videojuego bélico). Puedo pensar que está perdiendo el tiempo, o incluso que está enganchado, o pensar que se está preparando para un nuevo mundo donde los estímulos serán mayores, y la información más cambiante. El mundo que viene probablemente sea más parecido a Call of Duty que a Guerra y paz", opina Xabier Carbonell, profesor de Psicología en la Universidad Ramón Llull.

"No creo que sea un problema, sino cuestión de aprendizaje. Fíjate, mi madre me decía '¿cómo puedes estudiar con la radio puesta?'. Y compáralo con todo lo que hay ahora... La tecnología está produciendo un cambio cognitivo importante". Cada vez somos más multitarea y esto es irreversible.

"Son las habilidades que, por otro lado, cada vez valora más el mercado laboral: empleados que tengan esa habilidad de gestionar en contextos de saturación de información", coincide Fernando Garrido, del Observatorio para la Cibersociedad. ¿Cómo gestionar esta cantidad ingente de información?

La respuesta es obvia:
  • tomándonoslo con calma.
  • Desconectándonos un rato
  • apagar el ordenador, la televisión,
  • silenciar el teléfono.
  • Ahondar en el trato humano y pausado.
  • Adoptar un hobby alejado de los gadgets tecnológicos.
  • Salir a la calle.

"Algunos médicos han indicado las siestas como una manera de contrarrestar la neblina digital de la sobreinformación", sugiere Balaguer.

"No dedicarse a leer y contestar el correo en cualquier momento, sino solo a determinadas horas de la jornada laboral, de manera que sea una parte de tu agenda y no te interrumpa constantemente", recomienda Redondo. Y eligiendo solo lo provechoso. "La avalancha de información que se puede gestionar mejor si establecemos prioridades. Hemos de tener claro qué temas nos interesan, centrar la atención en pocas áreas y procurar que sean lo bastante concretas.

No se puede pretender estar al día de muchos temas o de temas demasiado amplios: ya en 1550 el teólogo Juan Calvino se quejaba de que había tantos libros que ni siquiera tenía tiempo de leer los títulos", dice Franganillo.

Como apunta Cornellá: "Hay que escoger muy bien las fuentes de información. Dedicar parte del mejor tiempo del día a la información de calidad. Cuanta más de esta manejas, más capaz eres de discriminar que lo que tienes delante es pura basura. La buena información, la relevante, desinfoxica".

AUTOR: SERGIO FANJUL. Diario el País, España12 de Mayo año 2011

domingo, 24 de abril de 2011

Estudio de Conductas de Riesgo en la Juventud

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Massachussets, 4 años de matrimonio homosexual: los adolescentes gays cuadruplican los suicidios de los heterosexuales.
Un estudio revela que en el estado estadounidense hay más violencia sexual entre adolescentes homosexuales que entre heterosexuales, se pelean más y van menos a clase por sentirse inseguros físicamente.
Massachusetts es uno de los pocos estados de los Estados Unidos que ha legalizado el matrimonio homosexual. 
Tras cuatro años de recorrido un estudio ha analizado la incidencia de esta circunstancia en las tendencias de los homosexuales en comparación con los heterosexuales.
¿Qué opina de este afiche? Una invitación para que nuestros hijos e hijas
aprendan a desear sexualmente a compañeros del mismo sexo...

El ‘Estudio de Conductas de Riesgo en la Juventud’ (‘Youth Risk Behavior’ por su denominación en inglés) basado en las cifras que arrojan los Centros de Control y Prevención de Enfermedades ha concluido que los homosexuales adolescentes siguen suicidándose cuatro veces más que los heterosexuales.

En 2001 los gays tenían una tasa de suicidio del 31% por un 8% de los heterosexuales. Uno de los argumentos que con más vehemencia fue utilizado por los voceros del homosexualismo político para conseguir que se aprobara el matrimonio homosexual fue la supuesta afirmación de que las altas tasas de suicidio que representan los homosexuales es debido a que no se sienten integrados en la sociedad y que el matrimonio homosexual, entre otras cosas, ayudaría a que esto fuera así.

La realidad es que esa afirmación es falsa, y lo demuestra el hecho de que cuatro años después de la implantación del matrimonio homosexual en Massachussets, el índice de suicidios entre los homosexuales se ha reducido en tan sólo dos puntos, los mismos que en el colectivo heterosexual. 

Del 31% de 2001 los suicidios de homosexuales ha pasado al 29% en 2007; los heterosexuales han reducido el índice de suicidios del 8% de 2001 al 6% en 2007.
Este dato revela que hay una causa más profunda para el alto índice de suicidios que existe entre los homosexuales porque ahora que están reconocidos no se ve en los datos estadísticos que hayan reducido el índice e suicidios en un grado mayor al que han hecho los heterosexuales.
Un afiche más para animar la homosexualidad adolescente
¿Es tan normal esta campaña dirigida por adultos?

Más reconocimiento pero…

Además, el estudio revela aspectos tan significativos como que en Massachussets, un estado donde el homosexualismo político tiene más reconocimiento que en el resto del país americano, los adolescentes gays se pelean dos veces más que los heterosexuales. Y no sólo eso: dicen estar heridos por arma tres veces más y dicen no haber asistido a clase por sentirse físicamente inseguros cuatro veces más.

Con respecto a la vida sexual de los gays, el estudio revela que los adolescentes homosexuales tienen dos veces más relaciones sexuales completas antes de los trece años (la mayoría de edad sexual está en los 16 años). 


En este sentido, tienen tres veces más citas con violencia que los heterosexuales y tienen cuatro veces más contactos sexuales forzados, según el estudio.

Fuente: Forum Libertas

miércoles, 20 de abril de 2011

¿Por qué los jóvenes no se indignan?


UN ARTICULO QUE DUELE...
PutxeCarlos Prieto promueve desde la Universidad Comillas la solidaridad y el compromiso social de los estudiantes, que llegan en algunos casos a tomar opciones profesionales en estos campos. En su primera colaboración con 3.500 Millones reflexiona sobre las razones que mueven a los jóvenes con los que trabaja.
Seguro que han oído hablar de él: la editorial Destino acaba de publicaren España un librito titulado ¡Indignaos!, firmado por Stéphane Hessel, un diplomático francés de 93 años con una biografía increíble y el único redactor todavía vivo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Más de un millón y medio de personas lo han leído en Francia en los últimos meses. Hay quien dice —Maruja Torres entre ellos— que también contribuyó a prender la mecha de las esperanzadoras revoluciones populares en el mundo árabe.
Indignaos-2En su breve obra de apenas sesenta páginas,Hessel y su prologuista español, el inmenso José Luis Sampedro, agitan contra la indiferencia y abogan por la insurrección pacífica, enumerando las causas que pueden mover a la indignación: el desmantelamiento del Estado de Bienestar, la brecha entre ricos y pobres, la violación de los derechos humanos, el trato a los inmigrantes y minorías étnicas, la degradación medioambiental…
Hessel, un venerable nonagenario, se ha convertido en estos últimos meses en la vanguardia del activismo juvenil. ¿Qué les sucede a nuestros jóvenes? ¿En qué creen? ¿Por qué no se indignan?
¿O sí lo hacen? Lo cierto es que, a pesar de ciertos retrocesos en su atención a los principales problemas sociales, como refleja el informeJóvenes españoles 2010, de la Fundación SM, esta generación cree más profundamente que las anteriores en la igualdad entre hombres y mujeres, en la democracia como sistema de organización social, en la necesidad de ordenar el mundo de forma sostenible, en la radical injusticia que supone hacer diferencias entre personas en función de su etnia, en que la guerra es siempre la demostración de un fracaso y un mal en sí misma.
Paradójicamente, el mismo informe refleja el acusado descenso en la implicación de los jóvenes en causas concretas, ya sea desde el asociacionismo, el voluntariado o, por supuesto, la política.
InmigrantesLa causa de esta incongruencia tiene mucho que ver con el modelo de relaciones sociales que hemos erigido, en el que la suerte de los excluidos del sistema no nos afecta en nuestra vida diaria. Por eso, desde la universidad, donde mi labor es promover el compromiso social y la participación ciudadana, intentamos romper esa brecha conjugando el conocimiento informado, la capacidad crítica y, sobre todo —y esta es la clave—, proponiendo acercamientos concretos. Así, alumnos de los últimos cursos de Derecho acompañan las situaciones de personas migrantes con Pueblos Unidos, estudiantes de Psicología o Trabajo Social se implican con personas sin hogar a través de RAIS. En nuestros programas de voluntariado internacional en Perú, Kenia o la India, los estudiantes de distintas titulaciones trabajan codo con codo con profesionales de su área de conocimiento. Formamos profesionales, pero también ciudadanos. Y, como profesionales y como ciudadanos, intentamos que se acerquen a la realidad, que se impliquen con personas concretas. Funciona.
Hay que poner los pies en el barro. Pero no desde la caduca perspectiva caritativa que atiende las consecuencias y se olvida de las causas, sino para hacer renacer los vínculos sociales. Para ser capaces, finalmente, de indignarse por la suerte del vecino. Y eso solo puede lograrse si para mí ese vecino es alguien, si Su causa es Mi causa.
AUTOR: Gonzalo Fanjul

sábado, 16 de abril de 2011

EL CARDENAL YA NO TIENE ESOS SUEÑOS...

El Cardenal Carlo M. Martini, jesuita, biblista, arzobispo que fue de Milán y colega mío de Parkinson, es un eclesiástico de diálogo, de acogida, de renovación a fondo, tanto de la Iglesia como de la Sociedad. En su libro de confidencias y confesiones Coloquios nocturnos en Jerusalén, declara: 

«Antes tenía sueños sobre la Iglesia. 
Soñaba con una Iglesia que recorre su camino 
en la pobreza y en la humildad, 
que no depende de los poderes de este mundo; 
en la cual se extirpara de raíz la desconfianza; 
que diera espacio a la gente que piensa con más amplitud; 
que diera ánimos, en especial, 
a aquellos que se sienten pequeños o pecadores. 
Soñaba con una Iglesia joven. 
Hoy ya no tengo más esos sueños». 

Esta afirmación categórica de Martini no es, no puede ser, una declaración de fracaso, de decepción eclesial, de renuncia a la utopía. Martini continúa soñando nada menos que con el Reino, que es la utopía de las utopías, un sueño del mismo Dios.

Él y millones de personas en la Iglesia soñamos con la «otra Iglesia posible», al servicio del «otro Mundo posible». Y el cardenal Martini es un buen testigo y un buen guía en ese camino alternativo; lo ha demostrado.

Tanto en la Iglesia (en la Iglesia de Jesús que son varias Iglesias) como en la Sociedad (que son varios pueblos, varias culturas, varios procesos históricos) hoy más que nunca debemos radicalizar en la búsqueda de la justicia y de la paz, de la dignidad humana y de la igualdad en la alteridad, del verdadero progreso dentro de la ecología profunda. Y como dice Bobbio «hay que instalar la libertad en el corazón mismo de la igualdad»; hoy con una visión y una acción estrictamente mundiales. Es la otra globalización, la que reivindican nuestros pensadores, nuestros militantes, nuestros mártires, nuestros hambrientos...

La gran crisis económica actual es una crisis global de Humanidad que no se resolverá con ningún tipo de capitalismo, porque no cabe un capitalismo humano; el capitalismo sigue siendo homicida, ecocida, suicida. No hay modo de servir simultáneamente al dios de los bancos y al Dios de la Vida, conjugar la prepotencia y la usu- ra con la convivencia fraterna. La cuestión axial es: ¿Se trata de salvar el Sistema o se trata de salvar a la Humanidad? A grandes crisis, grandes oportunidades. En idioma chino la palabra crisis se desdobla en dos sentidos: crisis como peligro, crisis como oportunidad.

En la campaña electoral de EE UU se enarboló repetidamente «el sueño de Luther King», queriendo actualizar ese sueño; y, con ocasión de los 50 años de la convocatoria del Vaticano II, se ha recordado, con nostalgia, el Pacto de las Catacumbas de la Iglesia sierva y pobre. En el 16 de noviembre de 1965, pocos días antes de la clausura del Concilio, 40 Padres Conciliares celebraron la Eucaristía en las catacumbas romanas de Domitila, y firmaron el Pacto de las Catacumbas. Dom Hélder Câmara, cuyo centenario de nacimiento estamos celebrando este año, era uno de los principales animadores del grupo profético. El Pacto en sus 13 puntos insiste en la pobreza evangélica de la Iglesia, sin títulos honoríficos, sin privilegios y sin ostentaciones mundanas; insiste en la colegialidad y en la corresponsabilidad de la Iglesia como Pueblo de Dios, y en la abertura al mundo y en la acogida fraterna.

Hoy, nosotros, en la convulsa coyuntura actual, profesamos la vigencia de muchos sueños, sociales, políticos, eclesiales, a los que de ningún modo podemos renunciar. Seguimos rechazando el capitalismo neoliberal, el neoimperialismo del dinero y de las armas, una economía de mercado y de consumismo que sepulta en la pobreza y en el hambre a una grande mayoría de la Humanidad. Y seguiremos rechazando toda discriminación por motivos de género, de cultura, de raza. Exigimos la transformación sustancial de los organismos mundiales (ONU, FMI, Banco Mundial,OMC...). Nos comprometemos a vivir una «ecológica profunda e integral», propiciando una política agraria-agrícola alternativa a la política depredadora del latifundio, del monocultivo, del agrotóxico. Participaremos en las transformaciones sociales, políticas y económicas, para una democracia de «alta intensidad».

Como Iglesia queremos vivir, a la luz del Evangelio, la pasión obsesiva de Jesús, el Reino. Queremos ser Iglesia de la opción por los pobres, comunidad ecuménica y macroecuménica también. El Dios en quien creemos, el Abbá de Jesús, no puede ser de ningún modo causa de fundamentalismos, de exclusiones, de inclusiones absorbentes, de orgullo proselitista. Ya basta con hacer de nuestro Dios el único Dios verdadero. «Mi Dios, ¿me deja ver a Dios?». Con todo respeto por la opinión del Papa Benedicto XVI, el diálogo interreligioso no sólo es posible, es necesario. Haremos de la corresponsabilidad eclesial la expresión legítima de una fe adulta. Exigiremos, corrigiendo siglos de discriminación, la plena igualdad de la mujer en la vida y en los ministerios de la Iglesia. Estimularemos la libertad y el servicio reconocido de nues- tros teólogos y teólogas. 

La Iglesia será una red de comunidades orantes, servidoras, proféticas, testigos de la Buena Nueva: una Buena Nueva de vida, de libertad, de comunión feliz. Una Buena Nueva de misericordia, de acogida, de perdón, de ter- nura, samaritana a la vera de todos los caminos de la Humanidad. Seguiremos haciendo que se viva en la práctica eclesial la advertencia de Jesús: «No será así entre vosotros» (Mt 21,26). Sea la autoridad servicio. El Vaticano dejará de ser Estado y el Papa no será más Jefe de Estado. 

La Curia habrá de ser profundamente reformada y las Iglesias locales cultivarán la inculturación del Evangelio y la ministerialidad compartida. La Iglesia se comprometerá, sin miedo, sin evasiones, en las grandes causas de la justicia y de la paz, de los derechos humanos y de la igualdad reconocida de todos los pueblos. Será profecía de anuncio, de denuncia, de consola- ción. La política vivida por todos los cristianos y cristianas será aquella «expresión más alta del amor fraterno» (Pío XI).

Nos negamos a renunciar a estos sueños aunque puedan parecer quimera.

«Todavía cantamos, todavía soñamos». 
Nos atenemos a la palabra de Jesús: 
«Fuego he venido a traer a la Tierra; 
y qué puedo querer sino que arda» (Lc 12,49). 

Con humildad y coraje, en el seguimiento de Jesús, 
miraremos de vivir estos sueños en el cada día de nuestras vidas. 

Seguirá habiendo crisis y la Humanidad, 
con sus religiones y sus iglesias, seguirá siendo santa y pecadora. 

Pero no faltarán las campañas universales de solidaridad, 
los Foros Sociales, las Vías Campesinas, los Movimientos populares, 
las conquistas de los Sin Tierra, los pactos ecológicos, 
los caminos alternativos de Nuestra América, 
las Comunidades Eclesiales de Base, 
los procesos de reconciliación entre el Shalom y el Salam
las victorias indígenas y afro y, en todo caso, 
una vez más y siempre «yo me atengo a lo dicho: la Esperanza».

Cada uno y cada una a quien pueda llegar esta circular fraterna, en comunión de fe religiosa o de pasión humana, reciba un abrazo del tamaño de estos sueños. 
Los viejos aún tenemos visiones, dice la Biblia (Jl 3,1). 
Leí hace unos días esta definición: «La vejez es una especie de posguerra»; no necesariamente de claudicación. El Parkinson es sólo un percance del camino y seguimos Reino adentro.

Pedro Casaldáliga Circular 2009

jueves, 14 de abril de 2011

Lo esencial de la vida (vivencias de una operación II)

La sangre es un signo de vida, de energía, de entrega, de sacrificio,
de medio de transporte de bien, de inclusión de todo el cuerpo...


¿Qué es lo vital en la vida? 
¿Qué es aquello que al perderlo, ya no tendría sentido vivir, 
trabajar, caminar, soñar, tomar el bus, saludar, festejar, comer maní?
¿Qué me hace ser yo, 
allí en medio de tantos, 
con una identidad que me agrada y me hace feliz?


Todas preguntas que me surgieron al observar mi brazo 
conectado a máquinas y entre ellas, una manguerilla conteniendo sangre...  


¿Qué más vital y esencial para la vida que ella?
Toda la vida de nuestro cuerpo depende de ella...
Pero también tiene una enorme fuerza simbólica:
ella es energía, es vehículo, es inclusión...


Cada uno de nosotros puede ser "sangre", puede ser vida para otros.
Podemos ser ENERGIA circulante para otros
sangre afectiva, cercanía que oxigene los ambientes.
Energía que levante los sueños y la confianza.
Podemos tener la fuerza de la hemoglobina de los glóbulos rojos 
que absorbe oxígeno al pasar por los pulmones,
llenando cada espacio de tu cuerpo de fuerza, vigor, ánimo.


Podemos ser VEHICULO que lleve cargas emotivas,
que entregue nutrientes para dignificar la vida de otros.
Podemos ser reguladores de ambientes:
temperándolo cuando existe frialdad en las relaciones
o enfriándolo cuando esté saturado, tenso, agresivo.
Podemos ser vehículo de comunión y participación,
que entregue salud y bien y retire los desechos,
las arrogancias, las desconfianzas, los temores e inseguridades.


Podemos ser INCLUSION para otros, para todos.
La sangre no discrimina entre una gran vena o un pequeño capilar...
a todos les entrega la cantidad de flujo que requieren.
Ella distribuye, integra,  sistematiza, incluye a todos.
Su circulación es para todos, con todo le entrega vida al cuerpo.
Podemos ser personas de INCLUSION, 
que no rechazan ni por aspectos ni por orígenes,
que acogen la diversidad y construyen la unidad.


Si nos lo proponemos, podemos ser 
generadores de ENERGIA en nuestros ambientes,
VEHICULOS cargados de buenas ideas y acogida,
y creadores de INCLUSION para todos y todas.


wed

miércoles, 6 de abril de 2011

SEÑOR ¿Es qué nos has rechazado del todo?


¿Recuerdas el Cántico de Jeremías? (Jr 14,17-21)?
Relata la lamentación del pueblo israelita en tiempos de hambre, de guerra, de muerte.Me he permitido, con no poca verguenza, hacer una lectura actualizada, especialmente en los tiempos que vivimos de tanto dolor disperso y de tanta pregunta sin respuesta...  ¿Eres TU Señor quién nos has dejado tirados en el desierto?    ¿Eres TU el Padre que se ha olvidado de sus hijos?
Mirar lo que pasa, preguntarnos, buscar la respuesta, acercarnos ... claro que ayuda a entender...
       
 17
Mis ojos se deshacen en lágrimas,
día y noche no cesan de sufrir
por las terribles desgracias de mi pueblo,
todos enormes desastres en el mundo entero,
son una herida de fuertes dolores.

18Salgo a las poblaciones:
muertos por balas asesinas.
El poder de los narcos, la codicia de los bancos,
las tiendas y sus tarjetas hipnotizadoras
tienen asfixiados a mis hermanos con sus propias manos.

Entro en la ciudad: desfallecidos de hambre
un simple efecto colateral del mercado libre…
Vamos cubiertos de polvos radiactivos
somos parias migratorias rechazadas por pueblos poderosos.
Tanto el político como el sacerdote
vagan sin sentido por el país,
han perdido su rumbo y el sentido de la tarea.

19¿Por qué sentimos Señor que nos has rechazado del todo?
¿Tiene asco tu garganta de nosotros que no nos hablas?
¿Eres TU quien nos ha herido sin remedio?

En Japón se espera la paz, y no hay bienestar,
En India viven millones con UN dólar diario.
En Chile una familia rica gasta en comida, ropa, salud, autos,
el equivalente de siete familias pobres.
En América la democracia es una broma,
nuestros líderes nos han estafado y violado.
Nuestros pastores se disgregan en disculpas y omisiones.
Queremos un tiempo de cura y armonía,
pero nos sigue la turbación, los temores, la muerte.

¿Por qué sentimos Señor que nos has rechazado del todo?
¿Eres TU quien nos ha herido sin remedio?

20Señor, reconocemos nuestro individualismo
falta de hermanamiento y compromiso social.
Somos aquellos que rezando el rosario
vamos al templo apurados pisando tanto cadaver…
Somos ciegos a tu llamado y sordos a tu palabra,
por eso creemos que eres un Dios ciego y sordo
a nuestros dolores y gritos de hijos abandonados.
Pero vamos por esta columna de pueblo sin guía,
pecando contra ti, cuando ahogamos al hermano.

21No nos rechaces, por tu nombre,
no desprestigies tu trono glorioso;
recuerda y no rompas tu alianza con nosotros.

22¿Hay entre los ídolos de los paganos uno que de lluvia?
¿Sueltan solos los cielos sus chubascos?
Tú, Señor, eres nuestro Dios, en ti esperamos,
porque eres tú quien hace todo eso.

¿Hay algún soberbio empresario que compra pueblos enteros
que sea capaz de hacer emerger la flor,
el fruto, la semilla y la justicia para todos?

¿Quién hará llover café en el campo?
¿Quién traerá el entendimiento  y el cambio
frente a este caos mundial que vemos impávidos
de pedofilia, avaricia, auto fragelamiento laboral,
consumismo, codicia, mercado libre y esclavizador,?

Señor no nos rechaces, por tu palabra que nunca defrauda,
devuelve el rostro humano al tirano
que mueve los hilos de una enorme humanidad
globalizada, manipulada, pobre y huérfana.
Recuerda Señor y no rompas tu alianza con nosotros.

Autor: W. Elphick D.

domingo, 27 de marzo de 2011

Esa pobre desnudez... (vivencias de una operación IV)

Estar desnudo de todo... ante todos
Cuando uno ve a una persona desnuda 
(cuando no lo es por propia voluntad) 
uno tiende a cubrirlo, a protegerlo. 

O bien lo desnudamos para explotarlo sexualmente,
o para ridiculizarlo, para mostrar su ignorancia,
Pocas veces valoramos la fuerza de la desnudes humana 
como un signo de develar, de mostrar lo que realmente somos...

Despojarnos, saber perder y soltar,  dejar nuestras "vestiduras" ...
es una tarea permanente y tan necesaria...
En lo personal no me gusta andar desnudo... 
pero en esta operación que les vengo contando, 
me pusieron esta pequeña bata, 
que no cubre toda la humanidad que uno quisiera... 
se da vuelta y muestra un cachete o nalgita, 
se sienta a conversar y las piernas quedan todas al aire... 
pese a esto, es increíble lo que esta batita me enseñó...

Primeramente me hizo sentir la desnudez física, 
"acá todos los enfermos la usan", 
me dijo gentil pero con voz de comando una enfermera... 
ponerme algo que me incomoda, 
que me muestra sin mis acostumbradas "coberturas"... 
no tenía mi chaqueta, mi camisa regalona, 
tampoco la corbata que tanto adorna y cubre las manchas de la camisa...

Esta desnudez me hizo experimentar otras cosas, 
de cierta forma la pobreza, el no tener nada para cubrir esas zonas que deseo ocultar... 
mis rollitos por ejemplo... 


¿Y en la vida no vamos cubriendo nuestras miserias, 
debilidades, egoísmos, apariencias? 
¿No les aplicamos "cosméticos" sociales, 
el título obtenido, la universidad en que estudiamos, 
el auto, el cargo, los amigos como "contactos"?... uf, 
nos vestimos de tanta cosa secundaria, burdas, exitistas... cáscara, máscara...

Allí, frente a mi desnudez, me miraba en el espejo... 
¡ese soy yo!, un pobre hombre que acostumbrado al juego de las apariencias, 
odiaba este pequeño atuendo hospitalario... 

Allí reflexionaba gracias a a esto, que desnudo nací, 
sin nada que me disfrazara ni vistiera de arrogancia, 
de telas coloridas, de zapatos, cinturones, de ritos sociales ... 

Desnudo un día dejaré este mundo. 
Desnudo me presentaré ante TI Señor, 
con la piel que me diste, con mis huesos y mis manos, 
sin nada en ellas, más que el recuerdo de las pocas semillas que planté en la vida.

Danos la humildad de aprender a desnudarno
de todo lo accesorio que cubre nuestro rostro verdadero, 
danos la sencillez para desnudar 
nuestro lenguaje (hablar con claridad y verdad), 
para desnudar nuestra mirada 
(no "ver debajo del agua" no imaginar ataques aparentes); 
para desnudar nuestro pensamiento de todo aquello que no sirve, 
los yoísmos, las ideas contaminantes de los ambientes, las frases irónicas y burlonas...

Desnúdame Señor, para no esconder nada, 
ni la verdad, ni lo riesgoso de decirla;  
hazme transparente frente a los demás;  
despójame de los temores y del poder 
que nace del temor a ser visto en mi desnudes, 
en lo que realmente soy, con mis inseguridades y errores.

Hazme valorar tu propia desnudes en la cruz
por hacerte nada, siendo Dios; por expresar sin temor tu angustia y soledad; 
por tu apertura a entregar la capa que te cubría; 
por tu libertad para hablar y callar; 
por tu decepción de la comunidad que formaste.

Hazme valorar la fuerza de tu palabra y el saber hacer silencio, 
un desnudo silencio que hasta hoy nos sigue susurrando que venciste a la muerte.
Un desnudo silencio que hoy nos sigue llamando por nuestro nombre, 
que nos grita por nuestro nombre para ser tus discípulos y misioneros 
en medio de tanto plumaje, tanto ropaje elegante, 
tanto disfraz y juegos de apariencia ... desnudos, nos quieres desnudos...

Le saluda, con algo de verguenza, Winston Elphick D.



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