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sábado, 4 de junio de 2011

Fe y Razón: ¿un buen maridaje?


Juntar Fe y Razón en una misma proposición puede parecerle a algunos una contradictio in terminis. Y es cierto que estamos hablando de dos universos distintos. Como diría Wittgenstein, se trata de dos juegos de lenguaje distintos. Sin embargo si seguimos la lógica de Wittgenstein, al tratarse justamente de un juego en el que las piezas pueden ser colocadas en un lugar o en otro según el significado otorgado por el uso que se hace de ellas y el contexto en el que se insertan, podríamos llegar a la conclusión que puede existir algún “aire de familia” entre ambos términos y sus propios universos. Aunque Fe y Razón nos remiten a dos áreas distintas, el hecho que ambas formen parte del universo del ser humano hace que podamos establecer vínculos entre ellas. Más allá de la legitimidad de la Fe que pueda ser puesta en cuestión por un racionalismo a ultranza, al ubicarnos en el orden de la constatación, la Fe tiene su lugar bien ganado. Así ha sido reconocido a lo largo de la historia de la civilización occidental, sobre todo en la tradición cristiana.

Desde los inicios del cristianismo Fe y Razón han sido puestas la una al lado de la otra, tratando de establecer entre ellas un buen maridaje como nos lo muestra el inicio del Evangelio de Juan: “En el principio era la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios”. El autor del texto utiliza la palabra griega Logos, que significa Palabra o Discurso, y que también se refiere al ejercicio de la Razón que está ligado justamente al uso del lenguaje. Las dos tradiciones, la filosofía griega y la religión hebrea, unidas en el primer versículo del cuarto Evangelio. Este esfuerzo será una constante en la tradición cristiana. La Razón no tiene por qué estar peleada con la Fe. Al contrario, pueden ser entendidas en complementariedad.

Así lo entendió el autor de la primera carta de Pedro cuando señala lo siguiente: “Siempre ten tu respuesta lista para quienes te pregunten por las razones de tu esperanza, pero bríndala con cortesía y respeto y con una consciencia clara”. Este es el axioma que fundamenta lo que antes se conocía como Apologética, pero que en los tiempos modernos se denomina Teología Fundamental, aquella que busca justamente establecer el diálogo entre Fe y Razón como fundamentos de la Teología. Justamente hablar de teología es hablar de la conjunción de ambos términos, conjunción que no siempre es fácil de entender ni de llevar a cabo, conjunción que en muchas ocasiones es más bien un ejercicio dialéctico, sano ejercicio de cuestionamiento mutuo entre Fe y Razón.

Como dice Etienne Gilson, en la cultura occidental cada capítulo empieza con los griegos. Son ellos los primeros en establecer la diferencia entre mito y razón. Los denominados presocráticos buscaron entender el origen de la naturaleza sin recurrir a los mitos. Y aunque Tales de Mileto señalaba, según Aristóteles, que “todo estaba lleno de dioses”, su razonamiento no estaba guiado por la mitología que reinaba en la religión griega, sino guiado por la razón. El Bien de Platón no es un dios. Los dioses estaban presentes en el pensamiento de Platón, pero estaban por debajo de la Idea del Bien, que es la que gobierna el sistema filosófico platónico. Religión y Filosofía estaban separadas.

La Razón, el Logos, se convierte así en el centro del pensamiento griego. El principio de no contradicción enunciado por Aristóteles en su libro la Metafísica se convierte en el principio que domina la filosofía occidental. Los dioses que todavía pululan en los diálogos platónicos, serán erradicados por el Primer Motor de Aristóteles, el Pensamiento que se piensa a sí mismo, y que tiene rango de Dios. Sin embargo, todavía estamos lejos del Dios cristiano, el Dios al que se puede acceder por la Fe y por la Razón, como lo establecerá siglos más tarde Tomás de Aquino.

El Doctor Angélico es quien probablemente más se esforzó en establecer el vínculo entre Fe y Razón. Pero Tomás es heredero de una larga tradición. No solo los textos del Evangelio que hemos citado nos muestran este esfuerzo. Los Padres de la Iglesia, los primeros teólogos durante los primeros siglos del cristianismo, son los pioneros de esta tarea. En un mundo dominado por el pensamiento helénico, ellos se encargaron de traducir su fe en un lenguaje comprensible para sus contemporáneos. Fue así como se elaboraron los dogmas trinitario y cristológico, en un esfuerzo por expresar aquello en lo que se creía, la fe en Jesucristo y en un Dios uno y trino, en un lenguaje cargado de sentidos y significados de corte filosófico.

El Papa Benedicto XVI ha sido claro al respecto en las diversas intervenciones que ha tenido, incluido su famoso discurso en Ratisbona. El cristianismo es heredero de esta conjunción de fe bíblica y razón griega. Cómo no establecer una relación entre el nombre que Dios le da a conocer a Moisés: “Yo soy el que soy” con la reflexión filosófica elaborada por los griegos sobre el “Ser”. Cómo no entender entonces a Jesús como el Logos, por el que el mundo ha sido creado. Fe y Razón de la mano. Y como lo señala el magisterio en el Concilio Vaticano II, Dios nos es accesible también por la razón.

La historia es larga y hemos dado apenas un esbozo de este complejo tema. Cómo podemos entender hoy este diálogo entre Fe y Razón después del paso de la modernidad, una modernidad que establece claras diferencias, una modernidad heredera del giro copernicano de Kant, que deja a la Fe fuera del acceso de la Razón. Y que más allá de las propuestas de Hegel de tratar de tener una mirada más integrada de ambos espacios, no ha dejado de mirar con sospecha a la Fe. La Razón se erigió en divina por derecho propio, alejada de toda concepción religiosa. El Logos fue puesto en el centro del mundo, pero exento de connotaciones de fe.

Sin embargo, aunque somos herederos de esta modernidad, somos también conscientes de los límites de la Razón, no solo en términos kantianos, sino en términos más concretos como nos lo mostró la segunda guerra mundial, que esa misma Razón erigida en reina del pensamiento occidental, fue llevada a cometer excesos, abusos o incluso nos atreveríamos a decir con el riesgo de caer en la contradicción, irracionalidades tales como la Shoa, el exterminio de los judíos.

La Razón entonces puede ser comprendida hoy de una manera mucho más amplia, de una manera más integrada. La fenomenología ha aportado mucho en ese sentido, por ejemplo el trabajo elaborado por Merleau-Ponty sobre la percepción y el lugar del cuerpo. La Razón no puede ser comprendida solamente como un ejercicio del intelecto, sino como un ejercicio del intelecto comprendido en su integración con el cuerpo y la sensibilidad del ser humano. Hoy en día la razón se ve confrontada a las racionalidades distintas de las diversas culturas.

La Razón tiene un lugar importante en el acceso a Dios. Eso no lo podemos negar. Pero tampoco podemos negar que hay aspectos de la Fe, de la doctrina cristiana, de los misterios de la fe cristiana, que no son comprensibles por la Razón, sobre los que no hay una explicación lógica. Dios mismo, aunque los filósofos hayan tratado de entenderlo y de ubicarlo como el origen del mundo gobernado por las leyes de la ciencia, se escapa de toda comprensión. Dios siempre se mantiene como misterio. La Razón nos puede ayudar a entenderlo. Pero necesitamos de la Fe para creer en El. De la misma manera el ser humano necesita de algo más que la razón para dar cuenta del sentido de su existencia.

AUTOR: Víctor Hugo Miranda S.J.

sábado, 21 de mayo de 2011

El fin del mundo... ahora si que viene (dicen)

La gente comienza a evaporarse ante sus ojos dejando atrás sólo la ropa. Si eso ocurre no se asuste: el fin del mundo aún no ha llegado, sólo es el Día del Juicio Final. Unos, los elegidos, subirán al cielo (en términos bíblicos el arrebatamiento o rapto, aunque en inglés, The Rapture, creo suena más fuerte). Otros, los pecadores, se quedarán perplejos viendo como los creyentes se esfuman y sufrirán un tormento de cinco meses en forma de terremotos, tsunamis, incendios y todo tipo de catástrofes hasta que Dios lance sobre ellos su furia definitiva y destruya la tierra el 21 de octubre de este año... son solamente algunas de las imaginaciones de muchos profetas del fin del mundo.

May-21-2011-doomsday

Lo anuncian miles de apocalípticos, carteles en el metro de Nueva York, en las carreteras que van hacia New Jersey y hasta anuncios en los periódicos. Y por la ciudad circulan furgonetas y seres entrañables anunciando el fin del mundo con una sonrisa e invitando al pecador a convertirse al cristianismo para que el cataclismo mundial, nos pille confesados. Parece que unos 200 millones de personas de todo el mundo tendrán la suerte de evaporarse y subir al cielo. El resto, infames pecadores, lo tenemos muy negro.

Se trata del Apocalipsis según Harold Camping, un radio predicador de 89 años que se ha entregado a las matemáticas, ha hecho sus cálculos y ni corto ni perezoso ha anunciado que el 21 de mayo (parece que hay divergencias con la hora) es el principio del fin. Según sus predicciones el sábado se cumplen 7000 años desde el diluvio universal y eso, en términos bíblicos (y según algunos), significa que Cristo regresa a la Tierra y empieza el Juicio Final.

Claro que en el ‘país de las oportunidades’, donde soñar con dinero nunca fue pecado y sí religión, hasta del fin del mundo se puede hacer negocio y Harold Camping lleva años recaudando fondos a través de su radio para que se corra la voz sobre la segunda llegada de Cristo. Quizás sea una de las razones por las que hoy es multimillonario. En uno de sus programas un oyente escéptico le preguntó si le devolverían el dinero si el mundo no se acababa el día anunciado pero Camping se escaqueó: “Va a ocurrir, millones de personas van a morir. Va a ser espantoso”.

La pregunta no era inocente: este hombre ya anunció el fin del mundo en 1994… y aquí seguimos. Tras aquel fiasco dijo que no había “terminado bien su producto” pero que por fin Dios le había dado pruebas hace tres años de que esta vez no se equivocaba. Camping es un "sirviente de Dios" que hasta 1988 pertenecía a la Iglesia Cristiana Reformista y desde entonces va por libre pero tiene millones de seguidores a través de su emisora, Family Radio. Allí dicen que entre hay señales indiscutibles de que el fin del mundo está a la vuelta de la esquina. Esta idea la comparten la gran mayoría de los 'born again christians', una rama del protestantismo a la que se adhieren al menos un 43% de estadounidenses,
según una encuesta de 2003.
If you're ready for a zombie apocalypse, then you're ready for any emergency. emergency.cdc.gov

Claro que lo que más sorprende es que aprovechando la coyuntura apocalíptica, el Centro de Control de las Enfermedades (CDC), el organismo federal que en Estados Unidos está encargado de velar por la salud pública y es clave para situaciones de emergencia, ha lanzado una campaña via blog titulada Preparedness 101: Zombie Apocalypsis. "Manual de preparación para el apocalipsis zombie. Firmado por Ali S. Khan, asistente del Cirujano Jefe de Estados Unidos, el post (el más leido en la historia del CDC) hace un recorrido por la historia de los zombies y después ofrece toda una serie de consejos prácticos ante una posible... ¡epidemia zombie! Sí, están de broma, pero el post está publicado junto a todos sus otros post 'serios' y sus responsables subrayan que así la gente se ha leido qué hacer y cómo enfrentarse a una emergencia nacional. Han puesto un zombie incluso en su publicidad sobre emergencias:

Zombies, meteóritos, dioses enfurecidos... Camping no es el primero ni será el último en anunciar el fin del mundo. En 1843, un tal William Miller, pastor baptista de Massachussets, dijo que ese año llegaría el fin del mundo y convenció a 50.000 personas para que lo esperaran a diario. Cuando se cumplió el año y no pasó nada lloraron con desconsuelo. Parece que quedarse a vivir en la Tierra no les acababa de convencer. Los ejemplos en Estados Unidos, donde las sectas siempre han prendido bien –no hay que olvidar que aquí llegaron expulsados de Europa todos los grupos religiosos minoritarios que por razones políticas o económicas no gustaban en el viejo continente- son múltiples y los creyentes son legión. Y a escala mundial ya se sabe, hay toda una corriente que anuncia que el fin del mundo lo predijeron los mayas y será el 21 de diciembre de 2012.
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Otros se están forrando en $, vendiendo entre otras cosas camisetas con variaciones sobre The Rapture... el After Rapture Party se convierte en un hit este año.

AUTOR: Barbara Celis, Diario el País, España, Mayo 2011.

viernes, 13 de mayo de 2011

¿Está usted INFOXICADO?

Atentos a todo... y a nada. E-mails, redes sociales, el móvil... Recibimos una sobredosis de información que no es fácil procesar. La 'infoxicación' empeora la capacidad analítica, aumenta la ansiedad y conduce a decisiones erróneas.
Demasiada información
Desde el nacimiento de la escritura hasta 2003
se calcula que se produjo la misma cantidad de información
que hoy se crea en dos días: cinco exabytes (millones de megabytes)

Recuerden cuando el mundo era (un poco) más tranquilo. Solo había un par de canales de televisión. Las cartas postales cuidadosamente manuscritas tardaban días o semanas en ir de una mano a otra. Los periódicos contaban lo que había pasado ayer. Y a los amigos los veíamos de tarde en tarde alrededor de la mesa de algún bar. Ahora, en cambio, vivimos en mitad de una avalancha.

El acelerón de la tecnología ha provocado que la información nos bombardeé a discreción, sin piedad y en todas direcciones, y que el contacto con el prójimo se haga constante e instantáneo gracias al teléfono móvil, el e-mail y las redes sociales. Si antes mirábamos el mundo a través de la ventana, ahora miles de ventanas que se abren simultáneas y meten el mundo en nuestro ordenador. Esta nueva forma de existencia, hiperconectada e instantánea, tiene sus ventajas, claro está, pero también sus desventajas. El estrés, la ansiedad informativa, la confusión, la superficialidad o la falta de atención son algunos de ellos. "Infoxicación" lo llama el físico Alfons Cornellá, fundador de la consultora sobre nuevas tendencias Infonomía, un neologismo que mezcla la información y la intoxicación. Se produce cuando la información recibida es mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas.

"En el momento en que aun no has acabado de digerir algo, ya te está llegando otra cosa", dice Cornellá, "la entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna información en profundidad. Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus. El fenómeno se desboca cuando todos pasamos a ser productores de información, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de calidad con criterio". En efecto, hoy día la actividad es frenética: "Se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el año 2003 se crearon cinco exaby­tes (billones de megabytes de información). Pues bien, esa cantidad de información se crea ahora cada dos días", informa el especialista en redes David de Ugarte. "La posibilidad de emitir información codificada se ha ido democratizando: primero como escritura, luego como imagen, etcétera. Piensa cuánta gente podía escribir un texto a principios del siglo XIX, o cuanta hacer una foto a principios del XX... Y compáralo con hoy".

Una información que, además, salta de un lugar a otro como pulgas en una sábana: en España se envían 563 millones de correos al día, según la consultora Contactlab, y cada español recibe, de media, unos 23 correos diarios que debe gestionar (en algunos casos llegan a cientos), y que ahora, además de en el ordenador, también recibimos en nuestros smart phones (teléfonos inteligentes). Y eso sin contar lo que se cuela a través de redes sociales como Facebook y Twitter. Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), el 37% de los españoles se conecta entre 10 y 30 horas semanales.

El 9% lo hace más de sesenta horas. Cada vez pasamos más tiempo en este mundo de los unos y ceros y menos en el de la carne y los huesos: "Las horas dedicadas diariamente al uso de aparatos electrónicos prácticamente se ha duplicado desde 1987, mientas que la interacción cara a cara caía desde unas seis horas a poco más de dos", según explica José Antonio Redondo en su libro sobre redes sociales Socialnets (Península).

Y todo esto cansa a la mente. El psicólogo David Lewis creó el concepto de Síndrome de Fatiga Informativa, en su informe Dying for information? (¿Muriendo por la información?) elaborado para la agencia Reuters. Se da en personas que tienen que lidiar con toneladas de información procedente de libros, periódicos, faxes, correos electrónicos, etcétera, y que, según Lewis, provoca la parálisis de la capacidad analítica, ansiedad y dudas, y conduce a malas decisiones y conclusiones erróneas. Dos tercios de los 1.300 profesionales entrevistados por Reuters achacaron al estrés producido por manejar altos flujos de información daños en sus relaciones personales, baja satisfacción laboral y tensión con sus colegas. "El exceso es más perjudicial que provechoso", opina Jorge Franganillo, profesor de Información y Documentación de la Universidad de Barcelona.

"Durante siglos hemos asociado más información a más libertad. Sin embargo, hoy día, no por tener más donde elegir tenemos más libertad ni estamos más satisfechos. La información es imprescindible en la vida moderna, pero en exceso es asfixiante y resulta difícil de procesar.

Al final, más es menos". Nos puede incluso hacer menos productivos, como observó el psicólogo británico Amir Khaki, de AK Consulting, estudiando el comportamiento de un grupo de ejecutivos: la consulta continua de la BlackBerry aumenta el estrés y reduce la productividad. Uno de los sujetos del estudio tardaba el triple de tiempo en rellenar impresos comunes por la constante distracción de su teléfono inteligente. "La presión que provoca la sobrecarga informativa retrasa decisiones importantes o hace que se tomen medidas sin la suficiente reflexión. Y causa también una fricción informativa que dispersa la atención y aumenta la fatiga. La energía física e intelectual que consumimos para obtener la información correcta se desperdicia si no hacemos algo útil con ella", dice Franganillo. Y, por mucho tiempo que invirtamos, siempre tenemos la impresión de que se nos está escapando algo. "Esta sobreabundancia hace que pocos elementos de entre todo ese mar resalten y queden fijados a nuestra memoria, que hoy se encuentra medio perdida al no poder atar datos con situaciones y lugares concretos.Muchas cosas pasan desapercibidas, miradas sin ser vista", dice Roberto Balaguer, psicólogo especialista en Internet.

Superficialidad

La superficialidad es otra de las posibles consecuencias del maremagno actual, como señala el autor Nicholas Carr en su libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus), de reciente aparición. Carr, licenciado en Literatura, advirtió que su capacidad de concentración en la lectura de textos largos era cada vez menor.

La causa: su actividad multitarea, atento a la vez a la web, el Twitter, el teléfono, el Skype, el Facebook... "Internet nos incita a buscar lo breve y lo rápido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa", declaró en una entrevista a Bárbara Celis en EL PAÍS. "La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan". Por supuesto, Carr cerró sus perfiles en las redes sociales.

No todos son tan pesimistas. "Mi hijo juega mucho al Call of Duty (un frenético videojuego bélico). Puedo pensar que está perdiendo el tiempo, o incluso que está enganchado, o pensar que se está preparando para un nuevo mundo donde los estímulos serán mayores, y la información más cambiante. El mundo que viene probablemente sea más parecido a Call of Duty que a Guerra y paz", opina Xabier Carbonell, profesor de Psicología en la Universidad Ramón Llull.

"No creo que sea un problema, sino cuestión de aprendizaje. Fíjate, mi madre me decía '¿cómo puedes estudiar con la radio puesta?'. Y compáralo con todo lo que hay ahora... La tecnología está produciendo un cambio cognitivo importante". Cada vez somos más multitarea y esto es irreversible.

"Son las habilidades que, por otro lado, cada vez valora más el mercado laboral: empleados que tengan esa habilidad de gestionar en contextos de saturación de información", coincide Fernando Garrido, del Observatorio para la Cibersociedad. ¿Cómo gestionar esta cantidad ingente de información?

La respuesta es obvia:
  • tomándonoslo con calma.
  • Desconectándonos un rato
  • apagar el ordenador, la televisión,
  • silenciar el teléfono.
  • Ahondar en el trato humano y pausado.
  • Adoptar un hobby alejado de los gadgets tecnológicos.
  • Salir a la calle.

"Algunos médicos han indicado las siestas como una manera de contrarrestar la neblina digital de la sobreinformación", sugiere Balaguer.

"No dedicarse a leer y contestar el correo en cualquier momento, sino solo a determinadas horas de la jornada laboral, de manera que sea una parte de tu agenda y no te interrumpa constantemente", recomienda Redondo. Y eligiendo solo lo provechoso. "La avalancha de información que se puede gestionar mejor si establecemos prioridades. Hemos de tener claro qué temas nos interesan, centrar la atención en pocas áreas y procurar que sean lo bastante concretas.

No se puede pretender estar al día de muchos temas o de temas demasiado amplios: ya en 1550 el teólogo Juan Calvino se quejaba de que había tantos libros que ni siquiera tenía tiempo de leer los títulos", dice Franganillo.

Como apunta Cornellá: "Hay que escoger muy bien las fuentes de información. Dedicar parte del mejor tiempo del día a la información de calidad. Cuanta más de esta manejas, más capaz eres de discriminar que lo que tienes delante es pura basura. La buena información, la relevante, desinfoxica".

AUTOR: SERGIO FANJUL. Diario el País, España12 de Mayo año 2011

sábado, 30 de abril de 2011

La ciencia lo dice: nuestra biología nos lleva a Dios...

Creados para buscarlo, sugiere la ciencia...


Algo interno nos abre los ojos, que muchos nos intentan cerrar...

Nuevos estudios de psicología encuentran «razones para creer» en el sistema neuronal del ser humano, que se manifiestan desde la más tierna edad.
Aunque en muchos medios se siga vendiendo el enfrentamiento entre religión y ciencia, resulta mucho más interesante atender a aquellos estudios científicos que se acercan al fenómeno religioso y gracias a ello van avanzando en el conocimiento del ser humano. 
Un resumen de algunos de los avances más interesantes han sido publicados en el último número de 2010 de la prestigiosa revista mensual Monitor on Psychology, editada por la Asociación Americana de Psicología.
En la revista se analiza el fenómeno religioso desde nuevas perspectivas que aportan investigaciones de la última década en neurociencia, psicología, sociología y antropología. La idea central que se extrae es que la espiritualidad surgiría de procesos cognitivos básicos del ser humano, que tiene una base neuronal y su causa podría ser evolutiva.


Buscamos un propósito


La búsqueda de trascendencia podría estar “escrita” en nuestro cerebro, afirman los expertos. Justin Barret, especialista en este tema de la Universidad de Oxford, explica que sus estudios recopilan datos de diversos procesos básicos que darían lugar a las creencias religiosas. Procesos que hacen que veamos el mundo como si tuviese un diseño intencionado “creado por algo o alguien”.


Una investigación de científicos de la Universidad de Boston mostró cómo aún en niños pequeños existe esta tendencia a pensar que el mundo ha sido creado con un propósito. Si se le pregunta a los niños “¿por qué existen los ríos?”, una respuesta corriente sería: “para que los peces puedan nadar”. 


Algo que también concuerda con la capacidad del ser humano de buscar coherencia y orden constantemente en todo tipo de patrones visuales.


El psicólogo afirma que lo que se está demostrando es que “nuestra estructura cognitiva básica nos predispone a cierto tipo de pensamientos, a pensar en la pre-vida, en la vida después de la muerte, en dioses, seres invisibles que hacen cosas, es decir, en los temas comunes de las religiones del mundo”.




©2011. AMÉRICA NUEVA, MÉXICO.

jueves, 28 de abril de 2011

NEURONAS RELIGIOSAS... ¿Cómo te lo digo?...

Si la ciencia lo dice... lo podríamos creer...


       ¿Qué me levanta?      
¿Qué me abre a este Dios de la Vida?

Son tantos los que nos dicen que lo religioso es parte de esas creencias esotéricas de la tribu ignorante... el opio del pueblo, como dijo un viejo político muerto... 
Ver para creer, dicen... entonces VEA: la  religión y la ciencia pueden llegar a conclusiones compartidas, así lo dice un estudio científico publicado en el último número de 2010 de la revista Monitor on Psychology, editada por la Asociación Americana de Psicología.
Una de sus conclusiones es que la espiritualidad surgiría de procesos cognitivos básicos del ser humano, que tiene una base neuronal y su causa podría ser evolutiva.


Uno de los investigadores afirma que “nuestra estructura cognitiva nos abre a pensamientos sobre la vida,  la muerte, en dioses, seres invisibles que hacen cosas, es decir, en los temas comunes de las religiones del mundo”... ¿Quién provoca esto? ...

Neuronas religiosas

Esta predisposición hacia las creencias espirituales o sobrenaturales tiene una base neuronal, señalan las investigaciones más recientes realizadas por neurocientíficos. 

Según ellos, la tendencia a la religiosidad se extiende por todos los sistemas del cerebro, y probablemente surja de circuitos neuronales desarrollados para otros fines.

Como ejemplo, en 2009, Jordan Grafman, director de la sección de neurociencia del National Institute of Neurological Disorders and Stroke de Estados Unidos, publicó los resultados de un estudio realizado con tecnología fMRI (exploración de resonancia magnética funcional de la actividad neuronal) que demostraron que los pensamientos religiosos activan un área del cerebro implicada con la interpretación de las emociones e intenciones de otras personas.

Según los autores del estudio, estos resultados sugieren que cuando la gente piensa en Dios desarrolla un pensamiento similar al que tienen cuando piensan en cualquier figura de autoridad especial, como una madre o un padre.

En todo caso, estas investigaciones sirven para comprender al ser humano como un todo que integra elementos biológicos, psicológicos, sociales, culturales y espirituales que están conectados entre sí. 

Según Barrett, a medida que los estudios avanzan, se tiene una mayor comprensión acerca de la naturaleza de la religión y su desarrollo.

AUTOR: ©2011. AMÉRICA NUEVA, MÉXICO.

miércoles, 9 de marzo de 2011

LA MANO COSMICA, UN MISTERIO RONDA EL UNIVERSO...




Observe esta foto unos segundos.


La cadena CNN ha publicado como noticia extraña, una foto tomada por rayos x por la Nasa.
Es una foto extraña de la que se ha dicho:
“Este es la foto de un poderoso pulsar, conocido como PSR B1509-58. Un pulsar es una estrella con un espiral de neutrones que libera su energía hacia el espacio que la rodea para crear complejas e intrigantes estructuras, incluyendo esta que parece una mano cósmica.”, dijo la NASA. 
La  mano cósmica", muestra algo muy parecido a una mano, los dedos y la palma se forman a causa de “nudos de material energético en una nube de gas vecina al pulsar”, explicó un científico de Nasa.

¿Qué ve usted en la foto?

- Una mano mágica, una mano cósmica jugando con las estrellas.
- Un fenómeno científico al que se le quiere agregar algo místico o religioso.
- Nada importante más que un descubrimiento científico.

¿Qué veo yo en la foto?

- Un acto científico maravilloso, impresionante, que nos explica la formación de los astros y los planetas.
- Una enorme posibilidad para admirar el misterio del cosmos, del que aún no sabemos nada de su enormidad.
- Un momento para pensar en que Dios SI TIENE MANOS, servidoras y creativas. No me refiero necesariamente a esta mano "cósmica", sino a todas las manos que Dios tiene para expresar su amor.
- Una de esos somos TU y YO, somos las manos de Dios, creativas y servidoras, vamos creando la historia, la cultura, la ciudad, limpiando la tierra, levantando al pobre, denunciando las injusticias de las brechas sociales, despertando a hombre que tienen el poder político, económico, religioso y que no siempre viven abiertos al dolor de la tierra.
- En esta foto veo a un Dios que trabaja incansablemente para el universo funcione, el macro universo, sus constelaciones y millones de soles; pero también veo a un Dios preocupado de que la conchuela que está matando a un hermoso limonero, por el creado; veo a Dios esperando que la soya surja de la tierra y se valore como el nuevo maná del tercio de los hambrientos del mundo; veo a Dios inspirando a millones de manos para que sean sus manos y detengan las guerras, las tiranías políticas y económicas, la religión del cumplimiento y las apariencias, el mercado salvaje y los empresarios caníbales... manos humanas, manos cercanas, las manos de Dios...

martes, 1 de febrero de 2011

FE Y RAZON: ¿AGUA Y ACEITE?

LA FE NO PUEDE PRESERVARSE SI ES DERROTADA LA RAZÓN


“Todo lo saludable, todo lo indudable, 
todo lo santo, si encontramos cosas así, 
todo ello requiere ser enfatizado y articulado. 


Para eso es necesario que haya comunicación 
entre los corazones y las mentes de los hombres, 
comunicación y no el ruido de consignas o la repetición de clisés. 


La comunicación se está volviendo cada vez más difícil, 
y cuando el habla está en peligro de sucumbir 
o de ser pervertida por los ruidos amplificados de las bestias, 
quizás se vuelva obligatorio que un monje intente manifestarse. 


Por lo tanto, me parece que existen razones 
para que tratemos de elevar un clamor común 
y que nos reconfortemos entre nosotros, 
en tanto ello resulte posible, 
con la verdad de Cristo y también con la verdad del humanismo y la razón. 
Pues la fe no puede preservarse si es derrotada la razón, 
y la Iglesia no puede sobrevivir si el hombre es destruido: 
es decir, si su humanidad es degradada 
y mecanizada al extremo, 
mientras él permanece en la tierra como instrumento 
de enormes y no identificadas fuerzas 
como las que hoy nos presionan inexorablemente 
hasta el borde de un cataclismo bélico”.



Thomas Merton
Carta a Alceu Amoroso Lima
Noviembre de 1961

domingo, 25 de julio de 2010

Fe y Ciencia ¿Amigas o enemigas?


Fe y Ciencia


Hay Personas que Dicen: 
La fe se contradice con la ciencia y la razón...

Usted no lo diga!!! 



-    La fe siempre ha iluminado a la ciencia y la ciencia ilumina la fe.
-    Para un creyente no existen contradicciones entre la grandeza de la ciencia, con la grandeza de Dios.
-    A la fe no le interesa definir, por ejemplo de que forma se creó el ser humano (toda teoría puede ser respetable) … lo importante es que nosotros descubrimos la mano de Dios actuando en el célula, en el universo, en la vida inicial.
-    La Iglesia valora la legítima autonomía de la ciencia, como también la valora ya que cuanto más profundiza e investiga, más nos muestra el “misterio” del amor de Dios.Es un error si la religión no acoge lo que la ciencia aporta, como también que la ciencia excluya otro campo de acercamiento a la verdad que no sea lo meramente mensurable o empírico.
-    El mal científico las contrapone: "Si quieres salvar a tu hijo del polio puedes rezar o puedes vacunarlo... Aplica la ciencia". (Carl Sagan) … ¿acaso no es posible hacer las dos cosas?
-    Por la inteligencia que Dios puso en el ser humano, se han hecho grandes descubrimientos que hacen mejor la vida del hombre, incluso nos hacen alabar a Dios por sus grandezas...  no es maravilloso observar laa imágenes, las investigaciones que nos dan los satélites, los telescopios, etc., acaso eso se contradice con el ojo y el telescopio?
-    Muchos y grandes científicos han sido hombres de fe: ”La religión sin la ciencia estaría ciega, y la ciencia sin la religión estaría coja también” (Albert Einstein).
por: Winston H. Elphick D.
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