Hemos comentado lo que es una persona-neumático
y lo que puede significar para un cristiano ser un neumático...
¿Qué define a una mujer o un hombre
que son cristianos-neumáticos?
Un cristiano neumático NO ES:
- El que solamente piensa en la vida eterna,
descuidando la vida terrena.
- El que habla de lo metafísico sin preocuparse de la pobreza,
los problemas políticos y sociales que le rodean.
Un cristiano neumático ES:
- El que vive una experiencia como amigo de Jesús: le escucha,
conversa, interactúa… no es un “amigo imaginario”.
- Un profundizador de esa experiencia de amarlo, de dialogar con EL.
- Un insatisfecho que no queda contento con su vida de fe,
que se exige un poco más.
- Un co-responsable de la Iglesia,
que no espera todo de las “autoridades” de la Iglesia,
logrando encontrar a Cristo en el amor a la Iglesia.
- Un comprometidos con la realidad de su país,
con la verdad y fidelidad de las instituciones.
- Quien busca unir razón y fe, afecto y lógica en su vida de fe,
evitando dejarse confundir con personas,
que como nosotros, pueden ser ídolos de barro.
- El que no “sube al altar al sacerdote”,
evita idealizarlo al punto que le exige lo que no siempre uno da:
santidad las 24 horas, los siete días a la semana.
¿Por qué exigir a otros lo que YO no alcanzo a dar?
- El que trata de superar su propia pobreza reflexiva en su vida espiritual,
que no logra hacer dialogar su pensamiento con su actuar,
con la vida política, económica, con lo cotidiano.
Jesús es profundamente neumático, espiritual, trascendente,
pero a la vez profundamente presente, terrenal y concreto,
denuncia al mal poder políticos,
a los errores de la teocracia judía,
al maltrato y discriminación de los pobres.
Es capaz de entregar su voz crítica a los sacerdotes judios
que traicionaron sus mayores preceptos.
Hoy, este mismo Jesús coloca en nuestros oídos
sus palabras para hacernos reaccionar
y ver por dónde están nuestras “fugas de aire”,
de ese aire que no es otro que la fuerza del Espíritu de Dios
que nos inyecta su fuerza, su amor, su pasión para dirigirnos
al proyecto que desde siempre nos ha invitado:
“Hemos salido de EL y nuestro corazón
estará inquieto hasta que no lleguemos a EL” -como dice Agustín-
Es ese el Espíritu que sopla y llena nuestra vida,
Que nos hace cristianos-neumáticos,
transitando por la vida comprometidos
con la construcción de rutas humanizadoras.
Dios sopla, infla los neumáticos, hincha las velas,
enciende hasta los fuegos más pequeños
para traer vida a este mundo con vientos siempre nuevos.
Nosotros somos el neumático, las velas, las fogata,
que han de colaborar con este Dios que no quiere títeres,
sino amigos cercanos, hijos que reconozcan su paternidad,
mujeres y hombres jugados por la vida humana
que Dios ha donado y cuidado en nosotros.
Nosotros somos el neumático vivo y las velas abiertas
para iniciar el viaje aún en medio de las críticas,
el temporal, la furia de los que nos denuncian
con justa razón por andar con nuestros neumáticos desinflados
y salirnos escandalosamente de la ruta original…
En fin ¿seguiremos llorando sobre lo malo que hemos hecho
o nos decidimos a seguir navegando,
rectificando el rumbo en esta hermosa y santa,
a la vez que pecadora, pobre y crujiente barca?