Esta flor, no era una flor.
Se había colgado de mi balcón con una ilusión mucho mayor.
Se sentía llamada a ser un hermoso fruto de gran color.
Ella sabía que tenía un llamado a ser fruto,
un colorido y sabroso fruto.
De pronto, murió la flor, dejó su pálida hermosura,
esa bella y hermosa estrella de cinco hojas blancas,
botó sus delicados pétalos para dar paso,
desde su centro, a un hermoso fruto...
Esta foto es real, es de mi jardín, de mi siembra colgante
en un pequeño balcón que se ha hecho hogar de frutillas,
malva rosa, perejil, ajos, romero, menta, ruda ... siembras y sueñitos...
Es como en la vida humana
No tenemos vocación para ser estudiantes,
tenemos vocación para ser egresados
y con esos estudios poder colaborar con otros
a hacer de este mundo, otro.
No tenemos vocación de proyectistas,
sino de concretar proyectos de servicios.
No tenemos vocación de flor, sino de frutos.
¿Cuántas flores se cortan en forma injusta y brutal?
Pese a todo, la vida de cada ser humano,
es mucho más de lo que podemos ver en un presente limitado.
Puede ser una flor con espinas, feíta... pero es flor,
va de camino a cumplir el sueño que Dios tiene para esa flor.
¿A cuántos les rompemos los sueños y en pedazos tiramos sus pétalos?
¿Estamos dando por la equidad espacios para que cada uno se desarrolle
y llegue a ser la persona la persona que está llamada s ser?
El temor , la ansiedad, el exceso de sol, la sequía miserable,
las miradas parciales, la ironía ... matan millones de flores,
las convierten en cuerpos que trabajan, con alma desconocida...
E desconfiar en los métodos del otro, el anular su confianza,
el no esperar que puede llegar a metas altas,
como cualquier hijo de vecino ... pero su pobreza le condena,
no podrá lograr los niveles de éxito que se anidan en la riqueza.
¡Negamos el futuro por variables socioeconómicas!
¿Cómo dar frutos sin caer en un afán productivista,
trabajólico, competitivo, escalador, sino servidor?
PINTANDO EL CUADRO DE NUESTRA VIDA...
![]() |
Esas manos generosas, esos corazones solidarios, esos rostros amigables van pintando nuestras vidas, completando todo aquello que por nuestro propio esfuerzo, no podrían... |
Que grato es reconocer
que sin la ayuda de otros
nuestra vida no sería lo que hoy es.
¿Cuántos se han esforzado
para acunarnos cuando bebés.
para responder las dudas de niños,
para tolerar nuestras
protestas de adolescentes
y soportar nuestras crisis de adultos?
¿Qué sería nuestra vida sin la vida de otros?
Es descansador pensar que no estamos sólos,
que hay muchos pincel en mano ayudando a terminar
ese cuadro que arma nuestra vida.
Es consolador pensar que muchas manos
colorearán aquellas zonas grises de mi vida,
que levantarán su energía,
para mover y activar la nuestra...
Si, es así.
Nos vamos haciendo,
gracias al hacer de muchos.
Nos vamos amando
gracias al amor que recibimos de muchos.
Nos vamos humanizando
gracias a la convivencia
con muchos buenos humanizadores...
GOZAR, DISFRUTAR, SABOREAR LA VIDA ...
JESUS, UN GOZADOR PROFUNDO.
“En aquél momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido” (Lc 10, 21).
DISFRUTAR...
La palabra disfrutar viene del latín cuya raíz “dis” significa “separar” o “sacar” y “fructus” significa fruto. Literalmente disfrutar es sacar el fruto, sacar provecho de algo. No en el sentido utilitario e interesado sino gratuitamente.
Disfrutar tiene que ver con el “por qué sí” de la vida. Disfrutamos algo “por que sí”. No hay que buscar una razón, una justificación racional o un motivo necesariamente. No hay que justificar el placer. Está y se siente, se experimenta. Es un regalo que se brinda y se prodiga generosamente.
El término “disfrutar” no casualmente viene de la palabra “fruto”. Tiene que ver con “sabor”, saborear el fruto. Saborear la vida y lo que se vive. Deja de padecer.
SABOREAR
Sabiduría viene de sabor. El “saborear” la existencia y sus dones es la práctica una sabiduría de vida. Disfrutar es una actitud sabia. Nos gratifica, nos vuelve menos amargos, menos resentidos, menos miserables, nos reconcilia con la vida y sus continuos e inmerecidos regalos. Todo tendría que ser un disfrute. Hay que terminar con el agobio de que todo es una carga, una pena, un castigo, un trabajo, un deber, un compromiso, una responsabilidad, un mandato, un imperativo, una orden.
Hay gente que ha pasado toda la vida preparando el terreno, aireando la tierra, comprando abonos y fertilizantes, consiguiendo semillas y ha cuidado esas plantas pero nunca separa el fruto: no “dis-fruta”. No hay que hacer crecer el fruto sin permitirse luego disfrutarlo.
PARA REFLEXIONAR
¿Cuál es tu actitud natural y permanente de la vida: disfrutar o padecer?
¿Tu personalidad y tu carácter son más propensos a ver el lado luminoso, vital y placentero de la existencia o –al contrario- te situás en el “otro lado” de la existencia, en su cara más áspera, conflictiva, preocupante y sombría?
AUTOR: Este escrito ha sido realizado por w. elphick, sobre la base de un artículo de Eduardo Casas, escritor y teólogo argentino.
“En aquél momento Jesús se estremeció de gozo, movido por el Espíritu Santo, y dijo:
«Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por haber ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes y haberlas revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido” (Lc 10, 21).
DISFRUTAR...
La palabra disfrutar viene del latín cuya raíz “dis” significa “separar” o “sacar” y “fructus” significa fruto. Literalmente disfrutar es sacar el fruto, sacar provecho de algo. No en el sentido utilitario e interesado sino gratuitamente.
Disfrutar tiene que ver con el “por qué sí” de la vida. Disfrutamos algo “por que sí”. No hay que buscar una razón, una justificación racional o un motivo necesariamente. No hay que justificar el placer. Está y se siente, se experimenta. Es un regalo que se brinda y se prodiga generosamente.
El término “disfrutar” no casualmente viene de la palabra “fruto”. Tiene que ver con “sabor”, saborear el fruto. Saborear la vida y lo que se vive. Deja de padecer.
SABOREAR
Sabiduría viene de sabor. El “saborear” la existencia y sus dones es la práctica una sabiduría de vida. Disfrutar es una actitud sabia. Nos gratifica, nos vuelve menos amargos, menos resentidos, menos miserables, nos reconcilia con la vida y sus continuos e inmerecidos regalos. Todo tendría que ser un disfrute. Hay que terminar con el agobio de que todo es una carga, una pena, un castigo, un trabajo, un deber, un compromiso, una responsabilidad, un mandato, un imperativo, una orden.
Hay gente que ha pasado toda la vida preparando el terreno, aireando la tierra, comprando abonos y fertilizantes, consiguiendo semillas y ha cuidado esas plantas pero nunca separa el fruto: no “dis-fruta”. No hay que hacer crecer el fruto sin permitirse luego disfrutarlo.
PARA REFLEXIONAR
¿Cuál es tu actitud natural y permanente de la vida: disfrutar o padecer?
¿Tu personalidad y tu carácter son más propensos a ver el lado luminoso, vital y placentero de la existencia o –al contrario- te situás en el “otro lado” de la existencia, en su cara más áspera, conflictiva, preocupante y sombría?
AUTOR: Este escrito ha sido realizado por w. elphick, sobre la base de un artículo de Eduardo Casas, escritor y teólogo argentino.
BENEDETTI: EL DOLOR DE VIVIR EN UN LABERINTO
1. PRESENTACION
Mario Benedetti es un pozo maravilloso de reflexión. Alguien me hizo ver que no era cristiano... ¿Y qué? le respondí, precisamente por eso puede ser muy valiosa su experiencia, agnóstico, ateo, ideologizado... lo que sea, pero es un hombre gritando a Dios, dudando permanentemente, vivió su vida "en caminos como laberintos", no dejó su talante inquisitivo, soberbio a veces, viviendo en el absurdo de la vida que termina en la fosa.
Para él todo esto era “Buscar lo inhallable” de modo obstinado ... ¿qué le hace entonces seguir buscando? No me cabe duda, ni un poquito, que Benedetti pensaba que Dios le perseguía, le buscaba desde fuera... pero sin darse cuenta Dios estaba instalado en su interior, en su mano escribiendo, en su mente y corazón que le buscaba.
Esta columna de hoy se vincula con las que presentamos el 30 de Octubre y 4 nov 2009, allí veíamos que Benedetti aseguraba: "No sé si Dios existe, pero si existe sé que no se va a molestar por mis dudas”... ¿no sabías Mario que Dios era quién ponía esas dudas y búsqueda en tu corazón?
2. ¿QUÉ DICE MARIO BENEDETTI?
VIVIR EN UN LABERINTO
La única fórmula para arrendar la esquiva eternidad
es no salir jamás del laberinto, o sea,
seguir dudando y bifurcándose y titubeando,
o más bien simulando dudas,
bifurcaciones y titubeos a fin de que los leviatanes se confundan.
Lo mejor es continuar vagando
entre pasadizos curvos o sinuosos,
meandros existenciales, doctrinas en zigzag,
remansos del amor,
en obstinada búsqueda de lo inhallable.
De todos los laberintos el mejor
es el que no conduce a nada y ni siquiera
va sembrando indicios
ya que esos pocos que llevan a alguna parte
siempre terminan en la fosa común.
3. ¿QUÉ ME DICE MARIO BENEDETTI?
Mario Benedetti se marchó con una curiosidad: eso que miramos, al menos de reojo, entre las grietas de nuestra condición humana, nos interpela.
Existir es tomar conciencia de estar situado en un laberinto o entrecruzamiento de caminos, donde algunos están cerrados y otros conducen al centro de esta enmarañada construcción: el acceso a lo sagrado y la realidad absoluta. Como si un padre le dijera a su hijo: ¡en tu vida hay un tesoro escondido; más que llevarlo, él te lleva a TI; está muy cerca tuyo pero tienes que descubrir las huellas para encontrarlo!
Camuflado con esta imagen, Benedetti es cronista y aventurero, se bifurca. Su yo se divide. Reconoce huellas, pero decide no decodificarlas porque el laberinto, termina en una “fosa común”. Pero fosa viene de cavar, por tanto ¿quién dice que no esconda algún tesoro?
Benedetti no pierde el buen olfato, en el laberinto de la vida siempre aparece el factor “sorpresa”: salida, centro o razones ocultas. Usa un recurso para asir la huidiza eternidad: jugar a las escondidas dentro del laberinto. Oscilando, dudando, bifurcándose, como el juego del gato y el ratón. La duda es simulada, porque, en el fondo, sabe que sabe pero juega a no saber.
Benedetti nos ayuda a pensar.
(Tomado de : Columna de Mons. Pablo Galimberti, publicada en el Diario “Cambio”, Uruguay, del 22 de mayo de 2009).
¿Por qué renunciar a una utilidad legítima?
¿Qué diría usted si viene una persona y le sugiere que renuncie a parte de su sueldo y lo entregue a obras de caridad? ¿Qué diría usted si fuese comerciante o empresario y esa misma persona le sugiriera renunciar a sus utilidades? La primera inquietud que surge en estas peticiones es aclarar ¿por qué? ¿para beneficiar a quién?
Luego podríamos pensar "si queremos hacerlo".
Esto parte por la anunciada crisis económica que llegará prontamente (según anuncian los optimistas economistas) y de la preocupación de algunos sacerdotes y obispos de ver el incremento de la cesantía... complejo tema.
La invitación es simple: ¿Quiere ayudar, usted Señor empresario que sale en las páginas sociales aportando a los pobres como expresión de su compromiso con la RSE? ¡Entonces deje de ganar lo que pensaba y colabore con la mantención de los puestos de sus trabajadores!... no los despida.
Ya han respondido algunos: "veremos si es posible", "el que pueda, que lo haga" (pero no me lo pidan a mi...). Lea lo que dijo Rodrigo Echeverría, Fedefruta: "El sector de la uva de mesa no ha tenido utilidades en los últimos tres años, por lo que es difícil renunciar a éstas"... digno de un portavoz de la solidaridad empresarial...
El dueño de Jumbo y otros dijo que era normal despedir a personas, cuando tenía una planta de cien mil personas... como para colocarlo en las páginas de RSE - Responsabilidad Social Empresarial-
Estamos en las puertas de una crisis, estamos hablando de que muchas personas pierdan lo esencial para sobrevivir, su trabajo... y algunos les preocupa "lo difícil que es renunciar a las utilidades"... el mundo del pragmatismo, del ganar por sobre todo... un mercado librado al salvajismo económico.
La invitación que la Iglesia ha hecho al empresariado es simple: de vuelta el paradigma: pase del eje "ganar riqueza" (y cuidar las utilidades) al eje "evitar la pobreza y la miseria" (manteniendo el espacio laboral de sus trabajadores.
Claro, alguien dirá que la renuncia a un bien personal, no puede ser obligatoria... de todas formas, sabemos que la solidaridad no puede imponerse por presiones. Ella surge espontánea y libre de corazones que ven más allá de sus intereses privados.
Cuando Alberto Hurtado, decía "dar hasta que duela", ciertamente, Señor empresario, es la ocasión de demostrarlo: "dar hasta que duela", en el lugar que más duele, en las ganancias, en las utilidades, en el patrimonio personal... perder un poquito, para que un hermano no sufra la miseria de la cesantía... ¿será una locura pedir esto? ... ciertamente el cristianismo tiene algo de locura, divina locura.
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