Me hubiese gustado tanto Señor
estar contigo esa mañana cuando los pescadores
llegan cansados y desencantados de su trabajo,
con las manos vacías y sin futuro cercano.
Me hubiese gustado tanto ser parte de ese encuentro
y compartir el desayuno que les tenías preparado.
Me hubiese gustado acompañarte en ese largo camino
para visitar a Marta, María y Lázaro en Betania
y compartir con ellos, reír con ellos, descansar en ti.
Me hubiese gustado tanto ser parte de esa multitud
que al llegar la tarde pides que le den de comer
¿con qué Señor si son miles y miles?
Y junto a ese niño pobre que tenía dos panes y tres peces,
creas una fiesta comunitaria que nos alimenta el alma.
Me hubiese gustado ser la mujer que toca tu manto
y tu te das vuelta a hablar con ella
porque captaste su amor inmenso.
Me hubiese gustado... pero estamos separados por dos mil años
el camino a Betania se ha transformado en una autopista concesionada,
los encuentros junto a un cerro,
se han transformado en transmisiones satelitales.
Es imposible tocar siquiera el alba a tus sacerdotes,
nos separan las vallas y guardias papales.
Son otros tiempos, son otras cruces,
son otros cobradores de impuestos,
somos otros tus seguidores y apóstoles.
El esfuerzo es amar mi tiempo, mi época,
mi cultura, mi gente, mis curas, mi Iglesia.
Todo ha cambiado menos una cosa:
El llamado que hoy nos haces sigues siendo el mismo:
¡Ven y verás! ¡Ven y sígueme!
¡Anda y has tu lo mismo!
¡Toma tu cruz y sígueme!
¡El que me ve a mí, ve al Padre!
Verte, verte Señor es lo complejo
en medio de nuestras guerrillas cotidianas,
de nuestras depresiones, componendas, traiciones.
Descubrirte y verte es lo complejo Señor
no tengo tiempo, estoy corriendo para llegar...
¿Para llegar a dónde? ... no importa pero no puedo detenerme...
me hubiese gustado tanto volver a escucharte,
pero como ves tengo un trabajo que grita más fuerte que tu...