viernes, 13 de mayo de 2011

¿Está usted INFOXICADO?

Atentos a todo... y a nada. E-mails, redes sociales, el móvil... Recibimos una sobredosis de información que no es fácil procesar. La 'infoxicación' empeora la capacidad analítica, aumenta la ansiedad y conduce a decisiones erróneas.
Demasiada información
Desde el nacimiento de la escritura hasta 2003
se calcula que se produjo la misma cantidad de información
que hoy se crea en dos días: cinco exabytes (millones de megabytes)

Recuerden cuando el mundo era (un poco) más tranquilo. Solo había un par de canales de televisión. Las cartas postales cuidadosamente manuscritas tardaban días o semanas en ir de una mano a otra. Los periódicos contaban lo que había pasado ayer. Y a los amigos los veíamos de tarde en tarde alrededor de la mesa de algún bar. Ahora, en cambio, vivimos en mitad de una avalancha.

El acelerón de la tecnología ha provocado que la información nos bombardeé a discreción, sin piedad y en todas direcciones, y que el contacto con el prójimo se haga constante e instantáneo gracias al teléfono móvil, el e-mail y las redes sociales. Si antes mirábamos el mundo a través de la ventana, ahora miles de ventanas que se abren simultáneas y meten el mundo en nuestro ordenador. Esta nueva forma de existencia, hiperconectada e instantánea, tiene sus ventajas, claro está, pero también sus desventajas. El estrés, la ansiedad informativa, la confusión, la superficialidad o la falta de atención son algunos de ellos. "Infoxicación" lo llama el físico Alfons Cornellá, fundador de la consultora sobre nuevas tendencias Infonomía, un neologismo que mezcla la información y la intoxicación. Se produce cuando la información recibida es mucho mayor que la que somos capaces de procesar, con consecuencias negativas.

"En el momento en que aun no has acabado de digerir algo, ya te está llegando otra cosa", dice Cornellá, "la entrada constante de información, en un mundo always on (siempre encendido), te lleva a no tratar ninguna información en profundidad. Cuando la información es demasiada todo es lectura interruptus. El fenómeno se desboca cuando todos pasamos a ser productores de información, y cuando los instrumentos para producirla son mejores que los instrumentos para organizarla y buscarla. Todos sabemos usar un procesador de texto, pero pocos saben buscar información de calidad con criterio". En efecto, hoy día la actividad es frenética: "Se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el año 2003 se crearon cinco exaby­tes (billones de megabytes de información). Pues bien, esa cantidad de información se crea ahora cada dos días", informa el especialista en redes David de Ugarte. "La posibilidad de emitir información codificada se ha ido democratizando: primero como escritura, luego como imagen, etcétera. Piensa cuánta gente podía escribir un texto a principios del siglo XIX, o cuanta hacer una foto a principios del XX... Y compáralo con hoy".

Una información que, además, salta de un lugar a otro como pulgas en una sábana: en España se envían 563 millones de correos al día, según la consultora Contactlab, y cada español recibe, de media, unos 23 correos diarios que debe gestionar (en algunos casos llegan a cientos), y que ahora, además de en el ordenador, también recibimos en nuestros smart phones (teléfonos inteligentes). Y eso sin contar lo que se cuela a través de redes sociales como Facebook y Twitter. Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), el 37% de los españoles se conecta entre 10 y 30 horas semanales.

El 9% lo hace más de sesenta horas. Cada vez pasamos más tiempo en este mundo de los unos y ceros y menos en el de la carne y los huesos: "Las horas dedicadas diariamente al uso de aparatos electrónicos prácticamente se ha duplicado desde 1987, mientas que la interacción cara a cara caía desde unas seis horas a poco más de dos", según explica José Antonio Redondo en su libro sobre redes sociales Socialnets (Península).

Y todo esto cansa a la mente. El psicólogo David Lewis creó el concepto de Síndrome de Fatiga Informativa, en su informe Dying for information? (¿Muriendo por la información?) elaborado para la agencia Reuters. Se da en personas que tienen que lidiar con toneladas de información procedente de libros, periódicos, faxes, correos electrónicos, etcétera, y que, según Lewis, provoca la parálisis de la capacidad analítica, ansiedad y dudas, y conduce a malas decisiones y conclusiones erróneas. Dos tercios de los 1.300 profesionales entrevistados por Reuters achacaron al estrés producido por manejar altos flujos de información daños en sus relaciones personales, baja satisfacción laboral y tensión con sus colegas. "El exceso es más perjudicial que provechoso", opina Jorge Franganillo, profesor de Información y Documentación de la Universidad de Barcelona.

"Durante siglos hemos asociado más información a más libertad. Sin embargo, hoy día, no por tener más donde elegir tenemos más libertad ni estamos más satisfechos. La información es imprescindible en la vida moderna, pero en exceso es asfixiante y resulta difícil de procesar.

Al final, más es menos". Nos puede incluso hacer menos productivos, como observó el psicólogo británico Amir Khaki, de AK Consulting, estudiando el comportamiento de un grupo de ejecutivos: la consulta continua de la BlackBerry aumenta el estrés y reduce la productividad. Uno de los sujetos del estudio tardaba el triple de tiempo en rellenar impresos comunes por la constante distracción de su teléfono inteligente. "La presión que provoca la sobrecarga informativa retrasa decisiones importantes o hace que se tomen medidas sin la suficiente reflexión. Y causa también una fricción informativa que dispersa la atención y aumenta la fatiga. La energía física e intelectual que consumimos para obtener la información correcta se desperdicia si no hacemos algo útil con ella", dice Franganillo. Y, por mucho tiempo que invirtamos, siempre tenemos la impresión de que se nos está escapando algo. "Esta sobreabundancia hace que pocos elementos de entre todo ese mar resalten y queden fijados a nuestra memoria, que hoy se encuentra medio perdida al no poder atar datos con situaciones y lugares concretos.Muchas cosas pasan desapercibidas, miradas sin ser vista", dice Roberto Balaguer, psicólogo especialista en Internet.

Superficialidad

La superficialidad es otra de las posibles consecuencias del maremagno actual, como señala el autor Nicholas Carr en su libro Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? (Taurus), de reciente aparición. Carr, licenciado en Literatura, advirtió que su capacidad de concentración en la lectura de textos largos era cada vez menor.

La causa: su actividad multitarea, atento a la vez a la web, el Twitter, el teléfono, el Skype, el Facebook... "Internet nos incita a buscar lo breve y lo rápido y nos aleja de la posibilidad de concentrarnos en una sola cosa", declaró en una entrevista a Bárbara Celis en EL PAÍS. "La multitarea, instigada por el uso de Internet, nos aleja de formas de pensamiento que requieren reflexión y contemplación, nos convierte en seres más eficientes procesando información pero menos capaces para profundizar en esa información y al hacerlo no solo nos deshumanizan un poco sino que nos uniformizan". Por supuesto, Carr cerró sus perfiles en las redes sociales.

No todos son tan pesimistas. "Mi hijo juega mucho al Call of Duty (un frenético videojuego bélico). Puedo pensar que está perdiendo el tiempo, o incluso que está enganchado, o pensar que se está preparando para un nuevo mundo donde los estímulos serán mayores, y la información más cambiante. El mundo que viene probablemente sea más parecido a Call of Duty que a Guerra y paz", opina Xabier Carbonell, profesor de Psicología en la Universidad Ramón Llull.

"No creo que sea un problema, sino cuestión de aprendizaje. Fíjate, mi madre me decía '¿cómo puedes estudiar con la radio puesta?'. Y compáralo con todo lo que hay ahora... La tecnología está produciendo un cambio cognitivo importante". Cada vez somos más multitarea y esto es irreversible.

"Son las habilidades que, por otro lado, cada vez valora más el mercado laboral: empleados que tengan esa habilidad de gestionar en contextos de saturación de información", coincide Fernando Garrido, del Observatorio para la Cibersociedad. ¿Cómo gestionar esta cantidad ingente de información?

La respuesta es obvia:
  • tomándonoslo con calma.
  • Desconectándonos un rato
  • apagar el ordenador, la televisión,
  • silenciar el teléfono.
  • Ahondar en el trato humano y pausado.
  • Adoptar un hobby alejado de los gadgets tecnológicos.
  • Salir a la calle.

"Algunos médicos han indicado las siestas como una manera de contrarrestar la neblina digital de la sobreinformación", sugiere Balaguer.

"No dedicarse a leer y contestar el correo en cualquier momento, sino solo a determinadas horas de la jornada laboral, de manera que sea una parte de tu agenda y no te interrumpa constantemente", recomienda Redondo. Y eligiendo solo lo provechoso. "La avalancha de información que se puede gestionar mejor si establecemos prioridades. Hemos de tener claro qué temas nos interesan, centrar la atención en pocas áreas y procurar que sean lo bastante concretas.

No se puede pretender estar al día de muchos temas o de temas demasiado amplios: ya en 1550 el teólogo Juan Calvino se quejaba de que había tantos libros que ni siquiera tenía tiempo de leer los títulos", dice Franganillo.

Como apunta Cornellá: "Hay que escoger muy bien las fuentes de información. Dedicar parte del mejor tiempo del día a la información de calidad. Cuanta más de esta manejas, más capaz eres de discriminar que lo que tienes delante es pura basura. La buena información, la relevante, desinfoxica".

AUTOR: SERGIO FANJUL. Diario el País, España12 de Mayo año 2011

sábado, 30 de abril de 2011

La ciencia lo dice: nuestra biología nos lleva a Dios...

Creados para buscarlo, sugiere la ciencia...


Algo interno nos abre los ojos, que muchos nos intentan cerrar...

Nuevos estudios de psicología encuentran «razones para creer» en el sistema neuronal del ser humano, que se manifiestan desde la más tierna edad.
Aunque en muchos medios se siga vendiendo el enfrentamiento entre religión y ciencia, resulta mucho más interesante atender a aquellos estudios científicos que se acercan al fenómeno religioso y gracias a ello van avanzando en el conocimiento del ser humano. 
Un resumen de algunos de los avances más interesantes han sido publicados en el último número de 2010 de la prestigiosa revista mensual Monitor on Psychology, editada por la Asociación Americana de Psicología.
En la revista se analiza el fenómeno religioso desde nuevas perspectivas que aportan investigaciones de la última década en neurociencia, psicología, sociología y antropología. La idea central que se extrae es que la espiritualidad surgiría de procesos cognitivos básicos del ser humano, que tiene una base neuronal y su causa podría ser evolutiva.


Buscamos un propósito


La búsqueda de trascendencia podría estar “escrita” en nuestro cerebro, afirman los expertos. Justin Barret, especialista en este tema de la Universidad de Oxford, explica que sus estudios recopilan datos de diversos procesos básicos que darían lugar a las creencias religiosas. Procesos que hacen que veamos el mundo como si tuviese un diseño intencionado “creado por algo o alguien”.


Una investigación de científicos de la Universidad de Boston mostró cómo aún en niños pequeños existe esta tendencia a pensar que el mundo ha sido creado con un propósito. Si se le pregunta a los niños “¿por qué existen los ríos?”, una respuesta corriente sería: “para que los peces puedan nadar”. 


Algo que también concuerda con la capacidad del ser humano de buscar coherencia y orden constantemente en todo tipo de patrones visuales.


El psicólogo afirma que lo que se está demostrando es que “nuestra estructura cognitiva básica nos predispone a cierto tipo de pensamientos, a pensar en la pre-vida, en la vida después de la muerte, en dioses, seres invisibles que hacen cosas, es decir, en los temas comunes de las religiones del mundo”.




©2011. AMÉRICA NUEVA, MÉXICO.

jueves, 28 de abril de 2011

NEURONAS RELIGIOSAS... ¿Cómo te lo digo?...

Si la ciencia lo dice... lo podríamos creer...


       ¿Qué me levanta?      
¿Qué me abre a este Dios de la Vida?

Son tantos los que nos dicen que lo religioso es parte de esas creencias esotéricas de la tribu ignorante... el opio del pueblo, como dijo un viejo político muerto... 
Ver para creer, dicen... entonces VEA: la  religión y la ciencia pueden llegar a conclusiones compartidas, así lo dice un estudio científico publicado en el último número de 2010 de la revista Monitor on Psychology, editada por la Asociación Americana de Psicología.
Una de sus conclusiones es que la espiritualidad surgiría de procesos cognitivos básicos del ser humano, que tiene una base neuronal y su causa podría ser evolutiva.


Uno de los investigadores afirma que “nuestra estructura cognitiva nos abre a pensamientos sobre la vida,  la muerte, en dioses, seres invisibles que hacen cosas, es decir, en los temas comunes de las religiones del mundo”... ¿Quién provoca esto? ...

Neuronas religiosas

Esta predisposición hacia las creencias espirituales o sobrenaturales tiene una base neuronal, señalan las investigaciones más recientes realizadas por neurocientíficos. 

Según ellos, la tendencia a la religiosidad se extiende por todos los sistemas del cerebro, y probablemente surja de circuitos neuronales desarrollados para otros fines.

Como ejemplo, en 2009, Jordan Grafman, director de la sección de neurociencia del National Institute of Neurological Disorders and Stroke de Estados Unidos, publicó los resultados de un estudio realizado con tecnología fMRI (exploración de resonancia magnética funcional de la actividad neuronal) que demostraron que los pensamientos religiosos activan un área del cerebro implicada con la interpretación de las emociones e intenciones de otras personas.

Según los autores del estudio, estos resultados sugieren que cuando la gente piensa en Dios desarrolla un pensamiento similar al que tienen cuando piensan en cualquier figura de autoridad especial, como una madre o un padre.

En todo caso, estas investigaciones sirven para comprender al ser humano como un todo que integra elementos biológicos, psicológicos, sociales, culturales y espirituales que están conectados entre sí. 

Según Barrett, a medida que los estudios avanzan, se tiene una mayor comprensión acerca de la naturaleza de la religión y su desarrollo.

AUTOR: ©2011. AMÉRICA NUEVA, MÉXICO.

lunes, 25 de abril de 2011

¿De qué resucitaremos Señor?

La resurrección de Jesucristo no es un recuerdo de un hecho pasado... es un acto performativo,
capaz de transformar nuestra vida e interactuar activamente con cada uno de nostros, hoy, aquí, ahora...

He sentido cerca la muerte rozando mi rostro
respirando y jadeando en mi piel
la he visto en una fila enorme
de hombres y mujeres que juraron amar
y que desde una ética amnésica han llenado el mundo
de soledad y silencio, de muerte y oscuridad.Son pastores consagrados pastores,
son religiosas y religiosos que lo han olvidado todo
hasta el más simple abecedario de la fe y del amor.

¿De qué resucitaremos Señor?
De la muerte que hemos provocado
de las torpezas y las vanalidades
del pastor que ha engordado
despreocupado del pasto de sus ovejas.

He sentido tan de cerca el paso y la estadía maligna,
como león nos ha cogido y como leones
hemos sido socios en la cruenta muerte de tanta oveja.

¿De qué resucitaremos Señor?
de la pasividad cómplice de proteger al poderoso,
de nuestro silencio como laicos,
de nuestro miserable rol de laicos,
de nuestra timidez por anunciar a Jesucristo
también a una jerarquía lejana
y por lejana con visión borrosa,
con oídos llenos de tantas voces
que finalmente no escuchan a ninguna.

¿De qué resucitaremos Señor?
de la soberbia de sabernos pontífices,
puentes que se adornaron y entronizaron a plenitud
sin saber que éramos eso, simples puentes
que permiten llegar a la otra orilla,
pero nos aferramos a los escritorios,
al dorado y al boato, a los títulos y al canon,
a la soberbia de “querer ser como Dios”
olvidando que somos obra de sus manos,
servidores infieles, hombre y mujeres de dura cerviz,
administradores que no tienen nada, nada de nada,
pero que creen tenerlo todo, poseerlo todo.

¿De qué resucitaremos Señor?
He sentido la muerte, rodeado por sombras y apariencias.
Hemos sido enemigos de tu Iglesia Señor,
estamos destruyendo la viña que tu plantaste,
enterrando los talentos que tu creaste.

Somos destructores desde dentro,
somos enemigos desde dentro,
vamos prostituyendo la santa vida que nos diste.

Los mayores secretos están a la vista:
La madre, la Santa está siendo destruida desde dentro,
sus mayores celadores y protectores
se han convertido en sus mayores y eficaces enemigos.

¿A qué nos llamas a resucitar Señor hoy, aquí, ahora?

domingo, 24 de abril de 2011

Estudio de Conductas de Riesgo en la Juventud

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Massachussets, 4 años de matrimonio homosexual: los adolescentes gays cuadruplican los suicidios de los heterosexuales.
Un estudio revela que en el estado estadounidense hay más violencia sexual entre adolescentes homosexuales que entre heterosexuales, se pelean más y van menos a clase por sentirse inseguros físicamente.
Massachusetts es uno de los pocos estados de los Estados Unidos que ha legalizado el matrimonio homosexual. 
Tras cuatro años de recorrido un estudio ha analizado la incidencia de esta circunstancia en las tendencias de los homosexuales en comparación con los heterosexuales.
¿Qué opina de este afiche? Una invitación para que nuestros hijos e hijas
aprendan a desear sexualmente a compañeros del mismo sexo...

El ‘Estudio de Conductas de Riesgo en la Juventud’ (‘Youth Risk Behavior’ por su denominación en inglés) basado en las cifras que arrojan los Centros de Control y Prevención de Enfermedades ha concluido que los homosexuales adolescentes siguen suicidándose cuatro veces más que los heterosexuales.

En 2001 los gays tenían una tasa de suicidio del 31% por un 8% de los heterosexuales. Uno de los argumentos que con más vehemencia fue utilizado por los voceros del homosexualismo político para conseguir que se aprobara el matrimonio homosexual fue la supuesta afirmación de que las altas tasas de suicidio que representan los homosexuales es debido a que no se sienten integrados en la sociedad y que el matrimonio homosexual, entre otras cosas, ayudaría a que esto fuera así.

La realidad es que esa afirmación es falsa, y lo demuestra el hecho de que cuatro años después de la implantación del matrimonio homosexual en Massachussets, el índice de suicidios entre los homosexuales se ha reducido en tan sólo dos puntos, los mismos que en el colectivo heterosexual. 

Del 31% de 2001 los suicidios de homosexuales ha pasado al 29% en 2007; los heterosexuales han reducido el índice de suicidios del 8% de 2001 al 6% en 2007.
Este dato revela que hay una causa más profunda para el alto índice de suicidios que existe entre los homosexuales porque ahora que están reconocidos no se ve en los datos estadísticos que hayan reducido el índice e suicidios en un grado mayor al que han hecho los heterosexuales.
Un afiche más para animar la homosexualidad adolescente
¿Es tan normal esta campaña dirigida por adultos?

Más reconocimiento pero…

Además, el estudio revela aspectos tan significativos como que en Massachussets, un estado donde el homosexualismo político tiene más reconocimiento que en el resto del país americano, los adolescentes gays se pelean dos veces más que los heterosexuales. Y no sólo eso: dicen estar heridos por arma tres veces más y dicen no haber asistido a clase por sentirse físicamente inseguros cuatro veces más.

Con respecto a la vida sexual de los gays, el estudio revela que los adolescentes homosexuales tienen dos veces más relaciones sexuales completas antes de los trece años (la mayoría de edad sexual está en los 16 años). 


En este sentido, tienen tres veces más citas con violencia que los heterosexuales y tienen cuatro veces más contactos sexuales forzados, según el estudio.

Fuente: Forum Libertas

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