22. Mito de la caracterización del estilo de aprendizaje
“Los estudiantes aprenden mejor
cuando lo hacen según su
estilo de aprendizaje”
Se nos ha dicho que cada estudiante
aprende acorde al “estilo de aprendizaje” que le caracteriza. Neil Fleming en
1987 definió que los estudiantes aprenden de distinta forma, según al sentido
que tengan más desarrollado, de esta forma caracterizó la triada VAK.
Los Visuales (V) se estimulan en forma
gráfica, símbolos, diagramas; los Auditivos (A) lo hacen desde los efectos
audibles, discusiones, narraciones y los Kinestésicos (K) requieren de
movimientos, manipular, tocar, explorar
para tener un mejor aprendizaje.
Con el tiempo se fueron ampliando al
ámbito Lógico (matemático), Social (interpersonal), Solitario (intrapersonal),
Aprendizaje visual, Auditivo), Verbal (lectura y escritura), Kinestésico,
Multimodal.
Se nos ha dicho que hay un estilo para
cada estudiante, lo que supone que cada estudiante aprende de mejor forma,
cuando el docente le entrega la enseñanza por su estilo de aprendizaje
específico, sobre el cual tiene mayores habilidades.
Existe el claro riesgo de que el docente
al poner la atención en la diversidad de los estilos de aprendizaje del curso,
podría desatender los fundamentos del buen aprender como la motivación y el
sentimiento de autoeficacia, el autoconcepto académico y el compromiso por
aprender, el desempeño académico, los intereses, necesidades, conocimientos que
trae, habilidades del estudiante que ha desarrollado en esa área.
Desde estudios sobre el tema y sus
conclusiones podemos indicar:
No existen medios certeros para asignar UN
estilo de aprendizaje al estudiante.
Los test existentes para este efecto, no
demuestran de manera válida y confiable su capacidad para determinarlo.
Estos se basan principalmente en
autodiagnósticos y autoinformes, sobre la base de opiniones, percepciones y
preferencias del estudiante por un estilo de aprendizaje, que en ocasiones no
son los mejores para su aprendizaje.
Los estudiantes no siempre demuestran
certeza para explicitar lo que hacen o cómo creen que lo hacen, lo que impide
el dar cuenta con relativa certeza, de
cuál es su estilo de aprendizaje.
Kirschner, P. el año 2017 en su libro
“Para de propagar el mito de los estilos de aprendizaje”, indica que hay un
serio problema con la validez, confiabilidad y poder predictivo de las pruebas
para determinar los estilos de aprendizaje. Indica que la mayoría de los
estudiantes no entran en UN solo estilo de aprendizaje, ya que existen
diferencias muy pequeñas o graduales para categorizarlas en uno solo.
Newton, P. el año 2015, en su publicación
“El mito de los estilos de aprendizaje en la educación superior”, indica que se
trata de una práctica educativa inefectiva que incluso resulta dañina para el
aprendizaje, puesto que puede tener como consecuencia que los estudiantes desistan
del estudio en determinadas asignaturas por creer que no corresponden con su
estilo de aprendizaje; o bien, tengan excesiva confianza en sus capacidades
para otras, por considerar que sí se adecúan a su estilo.
Diversos estudios han demostrado que no es
efectivo que el aprendizaje se genere por medio de UN estilo que el estudiante
prefiere, al punto de que no se muestran diferencias en el aprendizaje cuando
la información se presenta en el estilo de preferencia o no.
Finalmente podemos concluir que el aprendizaje
de calidad requiere de una diversidad de estilos para aprender, que el
conocimiento y su significado se construyen con múltiples canales de
información y diversos medios formativos, que provienen de distintos dominios
sensoriales.
El buen aprender requiere de que un
estudiante pueda utilizar diversas estrategias o estilos de aprendizaje, para
el desarrollo de un concepto, de una habilidad. En esto reside la belleza del
aprender humano, libre, diverso, no encasillado ni cerrado a modelos, estilos,
paradigmas.
Quitar este mito creo que será complejo,
pues está pegado en la piel docente, según el decir de Tom Bennett, mencionado
anteriormente:
“Nos gusta creer que cada niño
tiene una forma secreta y especial de aprender,
un determinado estilo de aprendizaje,
que solo tenemos que desbloquear.
Nos gusta la idea de que todos somos especiales”.
Es un mito con una alta adhesión de
profesores y con una mayor tradición de aplicación en los centros educativos,
sin pensar en los efectos negativos que podría tener en el aula, tanto en
relación con el estudiante (proceso de aprendizaje), como en el docente
(proceso de enseñanza).
Tengamos cuidado… que no se conviertan en
lo que denuncia Tom Bennett:
“La teoría de los estilos de aprendizajes
tiene tanta base científica
como las bolas de cristal mágicas
que compras en la tienda
del Rey Arturo en Glastonbury”.
Tarea para la casa:
¿Veo con claridad la presencia de este
mito en mi centro educativo?
¿”Asignar” un estilo de aprendizaje a un
estudiante, abre posibilidades de aprendizaje o las cierra, estructura, limita?
¿Cómo podemos utilizar la propuesta de los
estilos de aprendizaje, evitando la asignación de UNO para el estudiante?
¿Podríamos aplicar los estilos de
aprendizaje desde una perspectiva más amplia, con menos sesgo, menos
parcialidad?