13. Mito de la mosca silenciosa
“En este curso no vuela ni una mosca, es ordenado y silencioso,
signo de que está un buen profesor trabajando en él”
Desde
que aparece la escuela tradicional europea en el siglo XVII, en la burguesía y
la modernidad, ha sido definida como la institución social encargada de la
educación pública masiva y fuente fundamental de la enseñanza y la información.
Esta
escuela definió el rol central, discursivo y expositivo del profesor, con
procedimientos verbalistas de un aprendizaje reducido a repetir y memorizar,
favoreciendo en el alumno un rol pasivo, silente y dependiente.
Coloquialmente
podríamos graficar lo anterior, en una frase: “En esta sala no vuela una
mosca”, cuando el trabajo de la sala es en silencio y ordenado en extremo, para
algunos ese es el curso ideal.
Es la metodología pasiva de enfoque
asignaturista en que se valora el sentido tradicional y conservador del
orden de las cosas, donde el profesor tiene el poder, la autoridad, una imagen
impositiva, coercitiva y paternalista, demandando silencio, disciplina y
obediencia… la escuela tradicional en plenitud.
En ella el rey del aula es el profesor,
con un pueblo servil, que son los estudiantes. Uno entrega el saber
verbalmente, los otros lo recepcionan lo mejor que puedan, sentados en silencio
en sus pupitres en posición bus, tomando apuntes de la pizarra tradicional o
digital y sus power point y libros de texto.
Sin
embargo, el romper con este mito, nos permitirá descubrir que existe un
“desorden controlado”, una “bulla de trabajo”, un “caos direccionado”, con
aparente desorganización que son la consecuencia de actividades más
cooperativas, de integración, de equipo, de discusión, de cuestionamiento de
saberes mal aprendidos y de nuevos saberes descubiertos por el trabajo de los
estudiantes.
Muchos profesores están matando está mosca
silenciosa, al desencantarse de la metodología pasiva y optar por la algo más
bulliciosa, metodología activa.
¿Inconvenientes? Al ser interactivo y
creativo el desarrollo de la clase no es lineal, puede tener cambios no
previstos; el manejo del tiempo es más complejo, se pueden alargar actividades
que provoquen mayor interés y no alcanzar “a ver” todo lo programado; algunos
estudiantes prefieren la clase tradicional en que “se entrega más materia”,
formar equipos y llegar a conclusiones en el grupo es para ellos perder tiempo.
En
la medida en que los alumnos toman práctica en actividades que les involucren,
democraticen el aula y el docente resitúe su rol de acompañante, el sistema es
menos “caótico” y más maduro educativamente.
Tarea para la casa:
¿Tiendo a hacer de mi clase un lugar donde
“no vuele una mosca”?
¿Intento realizar actividades en mi curso,
que tengan riesgos de ser “caóticas”, pero realmente educativas?
¿Qué “locura” educativa recuerdo haber
realizado este año en mi trabajo de profesor?
¿Me hace falta integrar algo de nuevo, de
“locura” en mi actividad de profesor?