martes, 28 de octubre de 2008

La codicia que mata el alma del país



Reflexiones a partir una entrevista al empresario chileno Jorge Errázuriz, en donde re define el concepto de la “codicia” … para comentarlo.
Quién haya leído las reflexiones
de este gran referente de los empresarios 
del país el sábado 25 de octubre 2008 en el

de los empresarios del Mercurio, 
creo que al menos 
le debería provocar cierta molestia 
o un repudio extremo.
Para quienes no lo leyeron
 entre otras cosas dijo:
"Estigmatizar la codicia le ha hecho mal a Chile... que es algo malo, que uno se va a ir al infierno…Pero tenemos que incentivarla, si no hay codicia, nadie va a crear una empresa...El ser humano y el mercado funciona en base de la codicia y el miedo.Míralo en los animales: ven un potrero todos corren a comérselo, la codicia... el ser humano se mueve en manadas igual que los animales... necesitamos muchos nuevos ricos, mucha gente con codicia..."
¿Qué surge en usted al leer este verdadero atentado a la civilidad y convivencia? Cuando en los colegios se desean implementar planes de mirada de país, de apertu
ra hacia la realidad social, de formar una mayor conciencia por la repartición de la riqueza en Chile. Este Señor nos llama a una demencial propuesta: crear un país de violentos antropófagos, que se fagociten unos contra otros, en quererlo todo, lo de todos.
Siguiendo su mal ejemplo de los caballos Señor Errázuriz, un caballo no compite contra otros para comer más praderas o para llenar sus silos... tampoco la sociedad es una "manada", somos personas que nos necesitamos unos de otros a partir de la solidaridad.
Le dejo algunas ideas de hombres sabios:
"Quieres ser rico? (Jorge)
Pues no te afanes en aumentar tus bienes, 
sino en  disminuir tu codicia".
Se lo dice Epicuro de Samos  año 341 a.C.
“No me negarás, Alexandre, que tenías más salud siendo Rey de Macedonia que no ahora que eres señor de toda la tierra; porque los trabajos excesivos hacen a los hombres no estar concertados.
No me negarás, Alexandre, que cuanto más ganas y tienes, crece en ti más el apetito de ganar y tener; porque al corazón que arde en llamas de codicia no le han de cargar de leña de riqueza, sino ahogarle con tierra de la sepultura”. (Antonio de Guevara
. Reloj de Príncipes
, Valladolid 1529).
 Una más reciente:  
“La codicia es la otra gran 
emoción que mueve muchas veces los entornos económicos. Este sentimiento no es generalizado. Hay muchas personas que no entran en la escalada de enriquecimiento a toda costa” .


(José María Gasalla, profesor de la escuela de negocios Esade y escritor, España 2008).





Un autor chileno: “Ella fue el pecado original que fracturó el alma de la tierra.  Arrastra grilletes y harapos. Escapó del infierno y se enquistó entre los hombres para dividirlos. Los ha repartido por difusas soledades que se fagocitan, trastorna las almas en locura de egoísmo. Es la codicia”.
“Es tiempo de frenarla. Qué espíritus fraternos procuren reconquistas. Blindaje de oraciones desmonte sus mentiras. Sembrar con sacrificio un campo necesario. Vayamos con el viento hermanando un compromiso. Un nuevo fundamento que rompa la avaricia.”    (Hernán Narbona Véliz, poeta chileno , 2008).
Es tiempo de levantar la mirada, de ver tanta publicación y tantos gurúes que atentan contra lo esencial de la vida de un país: su convivencia.
Es tiempo de mantener la conciencia activa y despierta, especialmente aquellos que no tenemos acceso a los macro cambios, que no bajemos la mirada, que no dejemos pasar reflexiones brutales como la de este señor que es presentado como modelo de éxito y prototipo de un ejecutivo eficiente, puede que lo sea, pero ¿a qué precio?
¿Será que no entiende bien el significado de sus palabras?: 
“Codicia: Un deseo o apetito ansioso y excesivo de bienes o riquezas: es un avaro cuya codicia no tiene límites”. (Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe S.A., Madrid).
Al leer sus reflexiones, lo imagino como quien desea mostrarse como un modelo a seguir. ¿Qué pasaría si nuestra juventud siguiera sus enseñanzas? ¿No tendríamos un mundo de brutales consecuencias en que el vivir sería la codicia, el deseo excesivo de poseer muchos bienes y riquezas... a cualquier precio, logrando una brutal conexión entre los bienes materiales (por cierto necesarios) y la calidad de vida centrada en ellos.
Como educadores soñamos con jóvenes emprendedores, creando empresas y trabajos, ganando sueldos dignos, creando riqueza repartida con justicia, logrando los bienes necesarios para vivir, pero también pensando en el país que soñamos más allá de la locura de tenerlo todo, lo de todos.
Gracias a Dios que existen jóvenes educados por padres que les han enseñado a conjugar el verbo dar, compartir, competir solidariamente, crecer con otros... ¿locura?, mayor locura es la liberalización del concepto de codicia, una locura que ojala sea rechazada por muchos, de los que creemos que es posible convivir socialmente de una forma totalmente contraria a la de este señor, a pesar de que nuestra voz valga poco... no bajemos la mirada, no anulamos nuestras protestas y propuestas.

Winston H. Elphick D.
OJO:
Este mensaje debe ser repartido a lo menos 10 veces, sino el Señor Errázuriz se convertirá en el mago de la tribu y nos convertirá a todos en sapos para adornar sus hermosos jardines… no se ría, puede que en este momento su mente, sino se rebela contra estas cosas, ya se esté poco a poco convirtiendo en la de un amable y paciente batracio.

1 comentario:

  1. El 29-10-2008, a las 16:32, Francisco Javier Troncoso escribió:

    WINSTON

    Te agradezco tu envío me parece igual que a ti que hay que ponerle reflexión a esto de la codicia
    Muchos, como el lamentable artículo que citas, simplifica la conducta humana y animal como búsqueda insaciable de tener más
    Pero no es cierto que la conducta humana o incluso animal, se trate sólo de esto eso es pura ignorancia
    los humanos nos distinguimos de los chimpancés en tener una conducta más sociable, proactiva y propicia a compartir incluso sin dar nada
    si no hubiera sido así, no habríamos sobrevivido todo lo que la especie fue capaz
    Ojalá la Iglesia difunda esas investigaciones en sus colegios, como la recientemente emitida por el National Geographic sobre esta materia
    Lo segundo, es necesario distinguir virtud, de vicio y de pecado capital:
    la mayor ignorancia del señor es transformar una conducta buena y deseable, como el obtener ganancias de su trabajo y mejorar la vida propia,de su familia y de muchos, (virtudes de la laboriosidad, de la persistencia, del esfuerzo) con el vicio de la ganancia a toda costa y el pecado capital de la codicia
    Creo que los cristianos nos hemos hecho responsables por mucho tiempo de destacar más los pecados que lo positivo de la conducta humana,
    en particular respecto al amor y el trabajo y la economía.
    Sugiero que enfrentemos con fuerza esta nueva barbaridad aprovechando de mejorar nuestras propuestas de virtudes
    siguiendo a Jesús que decia que son motivos y caminos a la alegría y también a Aristóteles que decía que son caminos a la felicidad

    gracias de nuevo, un abrazo

    FRANCISCO JAVIER TRONCOSO
    RECTOR
    CFT IFE

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