viernes, 22 de mayo de 2009

¿COMO HA EVOLUCIONADO EL CONCEPTO DE CALIDAD?


NUEVA SERIE FORMATIVA: Un modelo que busca la Calidad: EFQM.

Iniciamos una serie formativa sobre la calidad, tanto en empresas, colegios, servicios públicos, eclesiales, etc. 
Ellos estarán sintetizados a partir de la lectura de un Manual de primera calidad: EFQM - ADMINISTRACIÓN. EN BUSCA DE LA EXCELENCIA AL SERVICIO DEL CIUDADANO DE LA COMUNIDAD DE MADRID Autor: Juan Ignacio Martín Castilla, Madrid, 2007.

 PRIMER TEXTO FORMATIVO: Evolución del Concepto “Calidad”.

El entendimiento del significado del concepto “calidad” puede diferir mucho según el agente al que se le pregunte. Así, para algunos está relacionado con el producto o servicio que se oferta al cliente o usuario, para otros está relacionado con la forma en que la organización realiza las diferentes actividades en el marco de su misión y visión, es decir con los procesos. Asimismo, pueden encontrarse enfoques orientados más en la propia valoración del cliente que recibe el servicio o el producto o, de forma más general, al nivel en que se satisfacen las diferentes necesidades y expectativas de los diferentes grupos de interés. Si para algunos la calidad significa un factor clave de competitividad, para otros puede interpretarse como burocracia, costes añadidos, etc. Resulta obvio que la comprensión del significado de la calidad, en gran número de ocasiones, es errónea. 

A continuación se va a analizar el significado que este término ha adquirido en cada momento de su evaluación conceptual. 

La aparición del concepto “calidad” no responde a un momento concreto de la historia, sino que ha ido evolucionando a lo largo del tiempo, adquiriendo y enriqueciendo su significado y variando su orientación atendiendo a las especificidades y necesidades de cada época.

Algunos autores citan las primeras civilizaciones de egipcios o fenicios como el germen de dicho término.

También, se pueden encontrar ejemplos en los gremios de artesanos de la edad media, los cuales imponían un sistema de control para garantizar al cliente la conformidad de los productos que se les entregaban.

Se puede decir que el despegue del término “Calidad” se produce con la Revolución Industrial y la producción en masa, en serie o en cadena, circunscribiéndose al principio al cumplimiento de los requisitos especificados para los productos (o conformidad con las especificaciones), sin prestar atención a las necesidades del cliente o consumidor.  Surge así el concepto de control estadístico de la calidad.

Hasta los comienzos de los años ochenta el pensamiento en materia de administración de empresas destacaba elementos como la planificación, la estructura organizativa, la estrategia en el mercado y el control. Los primeros trabajos en materia de Excelencia, que adquirieron gran notoriedad, pusieron de manifiesto la importancia de los elementos culturales, los inconvenientes que se derivan de las estructuras rígidas y burocráticas, la escasa utilidad de los planes aisladamente considerados, y las graves consecuencias que puede tener el control. La popularidad que adquirieron esas primeras obras, tanto en medios universitarios como profesionales y empresariales, hizo que la cultura se convirtiera en el centro de atención, olvidándose que los elementos estratégicos son también de gran importancia en el éxito empresarial, como reconocieron incluso los mismos autores unos años después.

Según Garvin(1988), se pueden diferenciar 4 etapas en dicho proceso de evolución:

1ª Etapa: Calidad mediante Inspección

2ª Etapa: Control Estadístico de la Calidad

3ª Etapa: Aseguramiento de la Calidad

4ª Etapa: La Calidad como Estrategia Competitiva

En la primera etapa, en la cual podemos hablar de la calidad entendida más bien como inspección final del producto, el objetivo era adecuar el producto o servicio a los fines en base a los cuales había sido producido (conforme a los estándares preestablecidos), pero no la mejora de éste.

El sistema anterior suponía incurrir en un coste adicional al suponer una adición de valor al producto después de que el fallo en la cadena de producción se hubiera producido y, por tanto, impidiese su puesta en el mercado de forma óptima. Se incurría en un coste respecto a un producto del que no se iba a obtener beneficio alguno. Sin embargo,  con el desarrollo tecnológico, aparecen industrias que no pueden permitirse tener fallos de calidad, como son la industria de defensa o la industria nuclear. 

Como consecuencia de la ineficiencia anterior, se incorporó la inspección o control en la cadena de producción o control estadístico de la calidad. El sistema de inspección en la cadena de producción evolucionó en las técnicas de muestreo, con el objetivo de verificar un número limitado de productos pertenecientes a un mismo lote de producción, de forma que se valora el lote en su conjunto. De esta forma, el producto se retiraba del proceso productivo en cuanto se detectaba el fallo y no se incurría en el coste no recuperable de seguir añadiéndole valor, posibilitando, en su caso, la recuperación del producto (Lloréns y Fuentes, 2005).

Con el enfoque hacia la prevención nace la formulación de las normas de aseguramiento de la calidad , como son las normas de la Serie ISO 9000. Dicho paso supuso el considerar que la calidad poseía también implicaciones en la administración de la empresa y no exclusivamente en la producción. El aseguramiento de la calidad no sustituye al control de la calidad, sino que lo integra y lo complementa. En esta etapa aparecen términos como los costes de la calidad, el control total de la calidad, la ingeniería de la fiabilidad y el concepto de “cero defectos”.

Una vez implantado un Sistema de Aseguramiento de la Calidad según las Normas ISO, el camino que queda por realizar todavía es muy amplio. La organización debe caminar hacia la Calidad Total como estrategia empresarial de gestión siguiendo el esquema del ciclo PDCA o de mejora continua.

La implantación en la Organización de sistemas de aseguramiento de la calidad sin ir a posicionamientos más ambiciosos, desaprovecha muchos de los potenciales beneficios derivados de la calidad total. Por tanto, el aseguramiento de la calidad es sólo uno de los instrumentos dentro de un marco de la calidad más global.

 

El paso decisivo fue el salto con la introducción del concepto de Calidad Total y la instauración de la calidad como estrategia competitiva, que podemos definir como un enfoque holístico e integrador de la gestión que incluye los esfuerzos de los diversos grupos de una organización (especialmente la dirección) para desarrollar, mantener y mejorar la calidad, de forma que se obtengan productos/servicios que den plena satisfacción al cliente, a los niveles más económicos posibles.

Esta etapa incluye los métodos y prácticas de la etapa anterior, incorporando nuevos y valiosos elementos como son la implicación de la dirección en la calidad y la integración de la calidad dentro de la política y estrategia empresarial, la calidad como búsqueda de la eficiencia y la definición de la calidad desde la perspectiva del cliente y la mejora continua.

Así, aparecieron términos tales como “Benchmarking” o comparación con las mejores prácticas identificadas de los competidores o empresas consideradas modelo a seguir o la “prolongación del servicio” más allá del acto de la venta en sí, aprovechando el “feedback” que dicho sistema permite (análisis del nivel de satisfacción, requerimientos y expectativas, quejas y sugerencias, etc.).

Por tanto, la Excelencia, como la Calidad Total son una filosofía, una cultura, una estrategia, un estilo de dirección y gestión (Martín Castilla, 2005). Ambos conceptos no poseen unos límites definidos que los acoten. Es por ello, que la Excelencia y la Calidad Total pueden ser entendidas y desarrolladas de muy diferentes formas.

La calidad hoy en día tiene un significado distinto al que poseía en su origen y en las diferentes etapas señaladas anteriormente.

 

Con el término calidad se incluye tanto la calidad en la dirección y gestión, como la calidad en los resultados alcanzados con respecto a los diferentes grupos de interés. La gestión óptima o “Excelencia” incluye la disponibilidad de un Sistema de Aseguramiento de la Calidad que garantice los requisitos especificados de los productos, pero además incluye la satisfacción del cliente, la gestión de todos los procesos de la organización y la optimización de los recursos.

El término cliente en el ámbito de la calidad tiene un significado amplio. Si un proceso productivo (cuyo resultado es un determinado producto) y de servucción (cuyo resultado es la prestación de un determinado servicio) se componen de una cadena de valor o de proveedor-cliente, en la que cada agente incorpora valor en el proceso, hasta el cliente final, está claro que los agentes que intervienen poseen la dualidad de ser clientes (receptores de un producto o servicio de algún proveedor anterior) y a su vez, de ser proveedores del siguiente agente en la cadena de valor (que será su cliente). De esta forma, se podrá hablar de clientes internos y clientes externos.

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