martes, 10 de agosto de 2010

UNA INGENUA HISTORIA RELIGIOSA...

Hace tiempo conocí a una gran mujer, 
sencilla Mamá Catequísta de Andacollo, 
en la Región de Coquimbo, en La Serena, Chile.
Maria_dorada
En su acogedora casa me contó una historia, que la inició con una pregunta:
¿Sabe usted que el Niñito Dios que sostiene la "Chinita" 
(nombre que le dan a la Virgen de Andacollo) tiene sus zapatitos gastados?
Claro, es así pues, mire. 
El Niñito Dios, se arranca de su Mamá 
y sale por las noches a jugar y a correr por Andacollo...

¿Y alguien lo ha visto? -le pregunté dudoso-
¡Como lo van a ver, si el Niñito sale cuando no hay nadie despierto!
Y eso se puede probar con ver sus zapatitos 
¡Están gastados por las tierras andacollinas!


Un Niñito Dios que sale por las noches a jugar...
al salir de su casa me llevé esa imagen, 
con el tiempo la he retomado y hoy le veo tanto sentido.
¡Qué corazón grande tenía esta Mamá de catequesis, 
para imaginar una historia así tan ingenua!
¡Qué fe sencilla y fuerte movía su mirada religiosa!


Un Niñito Dios que sale por las noches a jugar...
que no resiste las ganas de recorrer el pueblo y subirse por los árboles
y colgarse de los balancines y empolvarse y ensuciarse y gastar sus zapatitos...

¡Lindo, ahora ya viejo me emociona esa mirada tierna e ingenua de esta mujer!
Para imaginar una cosa así, 
para sentir una cosa así se requiere tener un corazón grande, 
se requiere una fe enorme, 
se requiere una gran explosión de fe que se relaciona con la vida,
con lo cotidiano, con los juegos, con la tierra, con nuestra tierra, 
con los sentimientos, con nuestros sentimientos.


Con el tiempo miro hacia Andacollo y no dejo de pedirle a la "Chinita"
que me comparta esos ojos grandes de esta Mamá Catequista,
para descubrir que es verdad que Dios desgasta sus zapatos por caminar a nuestro lado, 
que Dios lastima sus pies por caminar con el pobre y los excluidos,
que ese mismo Dios desgasta sus zapatos por caminar junto a una Iglesia pobre, 
avergonzada, señalada, dispuesta a pedir perdón y reconocer sus muchas miserias.

No me cabe duda que Dios camina con nosotros aún cuando no lo vemos, 
allí cuando todos duermen, él sale a recorrer nuestros patios.
Dios que nunca duerme, busca quien no duerma...
para compartir nuestros juegos, nuestras escuelas, 
nuestras viejas iglesias,  para llenarlas de sus pisadas, de sus huellas, 
esas huellas que los pobres, los sencillos, los llenos de esperanza nunca, 
nunca dejan de ver, de reconocer y de seguir... 
con el tiempo yo también he llegado a creer que esos pequeños zapatitos 
están desgastados, muy desgastados por la tierra nuestra.

domingo, 8 de agosto de 2010

DIOS QUE DESCIENDE Y ASCIENDE.


Jesucristo ocupa un ejercicio 
en su predicación y acción:

Asciende y desciende.



Desciende cada vez que asume nuestra ambivalencia
aquella realidad de pecado y limitación personal.
Se acerca a nuestra indigencia, nos acoge en esa realidad,
No cuestiona ni sanciona, acoge, como hombre a los hombres.
Desciende cada vez que se acerca a una persona
a las mayores profundidades de su dolor y sufrimiento,
no pasa, sino que se impacta, pide soluciones,
como por ejemplo ante la multitud hambrienta: ¡Denles de comer!
Pero no le bastan las palabras… multiplica los panes.
Jesús desciende al fondo del dolor:
llora frente a la tumba de su amigo Lázaro,
se siente abandonado en la cruz…

Jesús desciende hasta el desgaste emocional:
se afecta con la podredumbre del negocio de la fe
y expulsa a golpes a los comerciantes del templo.

Jesús desciende al extremo al punto que sus seguidores concluyen:
«Es duro este lenguaje. ¿Quién puede escucharlo?» (Jn 6, 60).

Jesús se “anonada”, se hace nada, se hace niño, crucificado, muerto.
Pero también asciende y con él nos asciende.

El sermón de la montaña es un nuevo trato,  la nueva Torá, la nueva ley.
Nos eleva a la comunión con Dios mismo,
ya no podrán las injusticias, ni el dolor, ni las lágrimas
acortar esta relación con un Dios que se hace Papá, que se hace amor.

Al ascender con Jesús, nuestra dignidad de hijos de Dios queda comprada.
Jesús la paga con su entrega y sus promesas, es nuestro aval.
¿Será por eso que Lucas dice?
“LEVANTANDO los ojos hacia sus discípulos, les dijo”. (Lc 6,20).
Podría haber dicho “bajando los ojos…”, sin embargo Jesús nos levanta,
nos abre a una dignidad de mayor ALTITUD.

El mismo que descendió hasta el fondo del dolor y la angustia,
compartiendo nuestra miseria y angustia humana,
el mismo hoy nos asciende a la montaña de las bienaventuranzas,
a la vida nueva y definitiva que surge del Amor generoso de Dios.

w. elphick d.

viernes, 6 de agosto de 2010

¿DÓNDE ENCONTRARTE?

Tan de pronto saliste
que ya no pude encontrarte.

Me dijeron que saliste corriendo
con ganas de ocultarte.
Yo solamente me quedé
con una hebrita de tu manto.

La cogí en medio de la gente al querer tocarte.
Aquí la tengo
es simple, natural, pequeñita.

Con ella en la mano
recorreré pueblito tras pueblito
para vengar las risas de los fantasmas
que me juraban que no te encontraría.

Tengo una hebrita,
la deshilvanaré, la alargaré,
llamaré a su memoria de tejido vivo
para despertar su sangre de lino,
y poder seguir hasta encontrarte.

¿Dónde encontrarte Señor?
¿A dónde iremos en este cruce
incansable de caminos?

Con esta simple hebrita
como pista es complejo…

Pero seguiré tu ruta,
despegaré los párpados,
activaré mi poca fe vigilante y aún viva,
olfatearé tus cansancios,
escucharé tus nocturnos ruegos,
hasta hacerme uno contigo
en el grito adolorido
de aquella cruz injusta.

Seguiré tu ruta con este simple hebrita
hasta que los pulmones
llamen a todas las hebritas
para rehacer tu manto entero,
con todas ellas, ya hermanadas.

Seguiremos muchos buscando tus pisadas
hasta no descansar y ponerte este, tu manto
que ha rearmado nuestras manos heridas.

jueves, 5 de agosto de 2010

UN DIA VENDRAS ...



















Un día vendrás y ya no estarán,
Algo me dice que así será,
que de pronto se esfumarán
los rostros de jóvenes sin desarrollo,
los rostros de trabajadores subempleados,
los rostros de niños no deseados y maltratados.

Un día vendrás a las poblaciones marginales
y ya no estarán esos techos endebles ni esas paredes de papel,
en su lugar existirán dignas viviendas, humanas viviendas.
Un día vendrás a las colas mensuales de jubilados tristes
y ya no estarán, se habrán cambiado por rentas justas.


Un día vendrás a ver
a los millones de jóvenes drogadictos,
que poblaban plazas y calles
sedientos de un lugar en la sociedad.
Vendrás y no los verás,
se habrán creado posibilidades de estudio
y trabajo que concreten sus sueños
y dignifiquen sus personas.

Un día la tierra dejará de ser secano y arena,
construiremos fuentes que vivifiquen la vida,
plantaremos flores y elevaremos viñas,
sembraremos en plazas y caminos.

Un día la nueva sociedad
se alzará en medio de nuestra ciudad,
levantaremos al hombre por sobre el mercado,
devolveremos la credibilidad en la vida humana.

Un día vendrás y el mercado salvaje tampoco estará,
no hablaremos de oferta y demanda,
de utilidades infinitas, de explotación, de competencia,
de costo-beneficio, de utilidades y ganancias

Un día vendrás y venceremos todos juntos
al libre mercado que esclaviza a productores y clientes,
al libre mercado que crea personas de segunda,
mano de obra flexible, sin derechos, usada sin escrúpulos.

Foto y Texto :  Winston H. Elphick D.

Artículos más leídos en última semana

Libro de Winston H. Elphick D.

Libro de Winston H. Elphick D.
Disponible venta en AMAZON.COM

Estamos en Creative Commons

Licencia Creative Commons
Winston Elphick.net está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 Unported.

Somos parte de Creative Commons Internacional

Contra lo que piensan algunos que NADA es gratis en la vida, creemos que TODO es un regalo, un don de la Vida, los Amigos, Dios...
Por eso este sitio tiene Licencia Creative Commons Internacional: Puede usar los escritos con total libertad, sin pedir permiso... el conocimiento es un regalo que entre todos construimos.

FORMANDO REDES, PERO PARA ALGUN CAMBIO SOCIAL!!


Artículos anteriores

¿Buscas algún tema? ¡AQUI!