Recuerdo
un Papá viudo, experto en instalar cerámica, que siempre nos repetía: ¡Quiero
que mi hija sea mejor que yo! Hermoso ideal, pero que sería una frase falsa si
sólo queda en palabras.
Ese
Papá no se quedó en palabras, nunca faltó a reuniones (muerto de cansado, pero allí
estaba), participaba de la pastoral, pedía hablar con los profesores de las
asignaturas que más le costaban a su hija, leía con ella el fin de semana,
apagaba la tele UNA HORA cada día, rezaba con ella por las noches, cada día le
daba 15 minutos exclusivos para hablar a solas con ella. ¿Qué pasó con su hija?
Estudió para profesora y hoy trabaja en el mismo colegio que estudió… se cumplió
el sueño de su padre, pero NO FUE CASUALIDAD, fue una CAUSALIDAD, una “CAUSA”,
un trabajo de años.
Los
Padres, los abuelos, los tíos, la Nana quieren que sus hijos logren las
destrezas, actitudes y comportamientos para que tenga éxito en la escuela y en
la vida. No hay recetas mágicas, ni tampoco UNA sola forma de hacerlo… acá van diez
ideas que pueden ayudar.