martes, 28 de julio de 2009

La certeza de la fe...

Parece contradictorio hablar de la certeza de la fe ¿no le parece?

Ciertamente la fe tiene mucho de aventura, de inseguridad, de un por-venir, es confiar en algo que se espera, que aún no se recibe en plenitud, la fe es una promesa. No pocas veces es una calle oscura y con hoyos cubiertos por la lluvia. Pero creo que también es muy cierto, que la vida de fe nos entrega certezas esenciales para entender el presente y el futuro de nuestra vida. Así la fe se puede convertir en una de las certezas esenciales de la vida humana, no por "refugio" u "oscurantismo" cultural, como algunos neo gurús la han llamado.

La fe en un Padre Creador, en Jesucristo Dios compañero encarnado en la ruta, nos abre, en vez de encerrarnos; nos cuestiona, en vez de adormecernos; nos compromete con el entorno, en vez de volvernos leves, ligth, ensimismados. La fe en la vida humana es como una ruta que mira y de dirige hacia aquello que se espera, pero que aún no se ve, profunda convicción de caminar hacia lo invisible.

La fe se puede hacer nuestra certidumbre, convicción de vida, canal de regadío de la vida profunda. Aquello que entrega firmeza a los brotes, luz en travesía oscura, fuerza en los conflictos, compañía de una “persona” real y no de “amigo imaginario”, como algunos definen hoy a Dios.

Sin estas certezas esenciales viviríamos en la agonía de la nausea, en un presentismo ciego, en la penumbra vital. Las certezas esenciales rompen con la anomia, con la mirada corta, con la soledad y falta de sentido, nos entregan soportes constructivos, perfecciona el pensamiento humano, social, político, religioso, nos perfecciona en lo personal y en lo social. La fe como certeza humana, se acompaña también del Amor, que nos lleva a la plenitud del desarrollo humano, es precisamente lo que nos hace vincularnos, aceptarnos y aceptar la vida propia y ajena.

Finalmente este amor tiene una expresión: la solidaridad. Fe, amor y solidaridad son ciertamente certezas esenciales en la vida humana. Sin fe, perdemos el horizonte como ideal y morada; sin fe el amor se hace incapaz de esperar; sin solidaridad, el amor y la fe se convierten en actos privados, exentos de proyección y de desarrollo social. Esta triada los cristianos buscan vivirla hace dos mil años, muchos han demostrado que es posible descubrir y alimentar estas certezas.

Han logrado incluso encontrar respuestas a los mayores misterios humanos, como el dolor y la muerte. Han transformado el sufrimiento en escuela de vida (no buscada, pero asumida), han entendido el PARA QUE se viven las situaciones, han asumido el dolor, la pobreza, la injusticia no cruzados de brazos, sino como desafíos a enfrentar y transformar.

Las certezas esenciales surgen así, no como un “opio” popular, ante lo que inexplicable o como “sedante” o “resignación” ante las situaciones injustas y que requieren cambios. Las certezas esenciales, ligadas a la vida de fe, no encuentran soporte en métodos científicos, racionales o metafísicas, ellas se fortalecen en un Dios que nos ha demostrado que su presencia en medio nuestro es real, que se ha hecho un imán, una atracción en el creyente.

En este ejercicio es que descubrimos que la verdad revelada tiene que ver con una vida con sentido, que nada de lo que nos ocurre está desvinculado con esa vida de fe y que NADA de lo social, político, económico, cultural, puede desarrollarse en plenitud, sino se abre a la mirada trascendente. Jesucristo que ha imantado nuestras vidas, no nos exime del camino oscuro y del tropiezo, no nos quita la duda ni la incertidumbre, sino que nos permite pasar por ellas, incluso por la muerte y llegar a la otra orilla con un rostro de resucitado.

¿Qué sería mi vida sin esta fundamental y esencial certeza que bebemos en el cristianismo, más aún en la propia persona de Jesús? ¿Qué sería mi vida sin el imán de Jesús, que me sitúa, armoniza, eleva, anima e inspira?
¿Seguiremos paveando, cuando vemos que a nuestro alrededor surgen terroristas de tanta certeza necesaria para construir la sociedad? Certezas tan elementales como la conceptualización de familia, el valor del cristianismo, la identidad sexual, el valor de los partidos políticos, la fuerza de la fe, la solidaridad, la responsabilidad en el amor adolescente, en fin, temas que por mucho tiempo fueron "obvios" y que hoy están en cuestionamiento...

1 comentario:

  1. Gracias por la reflexión, a lo mejor algo piadosa, pero tan necesaria...

    carlos alvárez

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