Estamos todos locos,
trabajando como locos,
consumiendo como locos
y volviendo a trabajar como locos
para poder pagar lo consumido.
Luego nos volvemos locos,
cuidando lo que hemos adquirido,
para que no me lo ensucien,
no me lo desgasten… no me lo roben…
Estamos todos buscando trabajo
para sustentar una vida cara, carísima.
Quienes lucharon por la jornada laboral de 8 horas,
deben estar llorando en sus tumbas,
cuando ven que hoy las personas
trabajan 10, 12 horas diarias ¡voluntariamente!
La locura del tener, tenerlo todo y ahora,
nos ha llevado a correr obsesionadamente,
compulsivamente tras lo que poco vale,
pero luce mucho, viste mucho, se envidia mucho.
Estamos locos, trabajando como locos,
y en esto no se salvan ni los sacerdotes,
quienes pueden llegar a celebrar
entre 3 a 5 misas por domingo…
una locura para la sanidad espiritual.
¿Cómo romper el círculo?
¿Volver a la revolución de las flores?
¿Dejarlo todo y volverse ermitaño?
¿Vivir odiando a los mall y sus ofertitas?
¿Cómo ser más, feliz, más persona,
más amigo con menos cosas,
estatus, escalamientos, competitividad?
más amigo con menos cosas,
estatus, escalamientos, competitividad?
¿Cómo dejar de pensar en el acumular
y abrirnos más al dejar fluir, compartir?
¿Por qué no hacer un pacto con uno mismo
de no comprarse nada de ropa, por ejemplo,
por un año, solamente un año?
¿No le gustaría auto imponerse ese desafío?...
¿Por qué no aceptar la idea de que todo aquello
que está demás en mi closet, no es mío?
Es de otra persona a quien se lo estoy negando, robando…
¡Estas loco acaso! –me podrías decir-
Si, en verdad, necesitamos con urgencia
este nuevo tipo de locura:
la solidaria, la de economías inclusivas,
la de familias que celebran la navidad con los pobres,
la de los hijos que dan un tiempo mensual
para servir o estar con otros más necesitados,
la de los padres que crean Iglesia en su casa.
la de los padres que crean Iglesia en su casa.
Necesitamos con urgencia la locura del Nazareno,
esa sabiduría que para el mundo es locura,
ese entender que no podemos atesorar
sin poner en riesgo nuestra vida entera…
Claro, buscamos remedios en pastillas e imanes,
cuando la solución es tan simple:
ser más, con menos, con mucho menos…
Muy profundo querido amigo! la felicidad tambien esta en el dar, en el compartir, en el servir.
ResponderBorrarMe sorprende que tengamos el mismo nombre no? "dum spiro spero" un profundo pensamiento en latin. Curioso no?
Me estoy poniendo de seguidora, tienes un precioso blog,
un beso,