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Fotografía: Ed. Anagrama |
Décimo séptimo texto interactivo
El otoño
es la calvicie temporal
de los árboles.
Sin embargo
ninguno llora la pérdida,
ni quiebra sus ramas.
Todo es parte de un proceso
que madura,
libera y produce frutos.
libera y produce frutos.
EJERCICIO DE REFLEXION Nº 17:
Por herencia hemos aprendido a ganar, a lograr el ascenso y
los triunfos. La pérdida es parte del duelo que muchas veces nos hunde y
nos reduce a lo que NO SOMOS.
¡Qué dificil es reconocer que hemos perdido!
Cuesta aceptar perder
cosas, relaciones, condiciones, personas, estatus.
Tal vez no nos han enseñado a SABER PERDER, no desde la actitud descomprometida de quien no lucha por alcanzar la meta, sino desde la apertura a SABER SOLTAR aquello que no es de nuestra propiedad (¿y que es de nuestra propiedad?
Ni el poder ni el dinero, ni el trabajo ni los hijos... nada nos pertenece más que nosotros mismos, y así y todo, somos posesión de Dios).
Tal vez no nos han enseñado a SABER PERDER, no desde la actitud descomprometida de quien no lucha por alcanzar la meta, sino desde la apertura a SABER SOLTAR aquello que no es de nuestra propiedad (¿y que es de nuestra propiedad?
Ni el poder ni el dinero, ni el trabajo ni los hijos... nada nos pertenece más que nosotros mismos, y así y todo, somos posesión de Dios).
Saber soltar las posesiones
Tener como sino tuviésemos, usar con alegría lo que tenemos, sin poner en eso toda nuestra confianza. No es malo poseer, lo negativo es que lo poseído nos termina por poseer.
Saber soltar las personas
Nadie nos puede pertenecer, ni siquiera “MI” esposa, es mía.
Entre esposos no existe una relación de posesión, sino de donación. Saber
soltar es no sufrir cuando veo una esposa con decisión, creativa, con sus
propias zonas de desarrollo.
“MI” hija, no es mía. Pertenece a sus sueños, sus mundos,
tiene sus propios vientos que la llevarán por paisajes por mí, desconocidos.
Saber soltar es no sufrir (o sufrir menos) al perder a un hijo, al verlo surcar
autónomanente el horizonte, al saber que está llamado a formar su propio nido.
“MIS” amigos no son míos, son de relaciones que vienen y
van, de mesas que se comparten y se reparten. Los amigos son como los pasos del
peregrinos, van sin condicionamientos ni
amarres. Saber soltar es no sufrir por la lejanía de un amigo, un nuevo
puerto nos ha de juntar.
Saber soltar el poder
(Uf... déjame algo...) “Mi” trabajo no es mío, es simplemente una sector de la
siembra, una responsabilidad compartida. Al final, toda mayor herencia se pierde y los mayores lujos y condecoraciones se rematan en el burdel que hemos hecho de la vida...
¿Qué suscita en usted esta reflexión?
¿Qué suscita en usted esta reflexión?
AUTOR:
Winston H. Elphick D.
Santiago de Chile, julio 2013
www.winstonelphick.net