Pareciera que no es así… mire usted la realidad mundial: terrorismo
que de una plumada mata a diez, cincuenta personas… atentados en manos de locos
religiosos como ISIS y el Estado Islámico… la guerra en Siria: “470.000
personas han muerto por la guerra civil en Siria en cinco años. El 45% de los
sirios ha tenido que huir del país. La esperanza de vida ha bajado de los 70
años en 2010 a los 55,4 en 2014 (France Presse / Reuters, 11/02/2016)... ¿ Estamos menos violentos?
Si deseamos
responder la pregunta hay que observar algunos puntos y creer a los estudiosos
del tema. Estos nos dicen que durante los primeros cien años de la Edad
Moderna los conflictos bélicos provocaron un número de muertes más o menos
estable, sin grandes picos ni valles. La situación se agrava a partir de la segunda
guerra mundial que lo cambia todo en Europa.
Una vez que terminó esta guerra, el mundo no dejó de
combatir, pero sí dejó de aniquilarse a sí mismo. El número de muertes por
combates continúa descendiendo. A partir de ahí, el patrón cambia. A grandes y
muy mortales conflictos (mucho más mortales que en siglos anteriores) les
suceden momentos de mayor tranquilidad. Por ahí se intercalan eventos como la
Guerra de Sucesión Española, la Guerra de los Siete Años, la Guerra de Sucesión
Austríaca, y las Guerras Napoleónicas. En el siglo XIX el foco se desplaza
fuera de Europa (la rebelión Taiping y la Guerra Civil Americana) para volver a
Europa en el XX, de forma cruenta y espectacular.
Entonces… ¿Estamos matándonos menos?
Aunque parezca extraño, es cierto. Nos estamos matando
menos.
¿Por qué? A partir de datos como los recogidos por Roser, Steven
Pinker y otros investigadores han llegado a la conclusión de que el mundo es un
lugar más seguro. Cada vez mueren menos civiles y militares. Según ellos, la
guerra cada vez es menos rentable: no sólo económicamente, sino también
políticamente. Poseer un trozo más o menos de tierra ya no es tan relevante
como lo era hace 200 años. El foco de conflicto se ha desplazado a otros
terrenos políticos.
Pinker, psicólogo, ha dedicado un libro a desarrollar su
teoría: "The Better Angels of Our Nature: Why Violence Has Declined".
En él, toma una aproximación psicológica al fenómeno de la violencia a lo largo
de la historia de la humanidad, encontrando respuestas a los cada vez menos
sangrientos tiempos en ideas como la alfabetización, la democracia, el comercio
y, en términos generales, el desarrollo y la Ilustración. Comparado con el
ayer, tenemos suerte de vivir en el mundo actual.
Pareciera, dicen los expertos, que las grandes potencias han
dejado de entablar combate a campo abierto porque el riesgo del desastre
nuclear les ha paralizado, y a cambio han luchado sus intereses en guerras
proxy (como la de Ucrania). Por no mencionar a las muertes, millones de ellas,
derivadas de eventos ocurridos en tiempos de paz.
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Compleja mundillo... entre tanto reyecillo... |
¿Por qué hay menos guerras?
"La paz es una de las grandes pero silenciosas buenas
noticias de nuestro tiempo, pero no se trata de un camino fácil ni un escenario
perfecto" (Dan Smith director de la ONG International Alerty autor de The
State of the World Atlas, un excelente resumen de tendencias globales).
A partir del final de la Guerra Fría ha disminuido el número
de conflictos armados, de 50 en 1990 a 35 en 2011 (en los cuales haya habido al
menos 1.000 víctimas mortales al año). (Proyecto conjunto del Uppsala Conflict
Data Program (UCDP) y el Peace Research Institute Oslo(PRIO).
Si, nuestro mundo es menos brutal y asesino que hace
cincuenta años, nos seguimos matando, pero en forma menos evidente, ahora las
grandes potencias lo hacen justificando sus intromisiones por defensa de la
democracia y el buen vivir de las sociedades… pero pese a todo estamos
evolucionando, la democracia trae nuevas formas de entendernos y de valorar la
vida humana ¿no es para alegrarse?... al menos un poquito, no?...