
Y se levantaron nuevos predicadores de nuevas religiones.
Nuevas prédicas: No a las verdades absolutas
todo es relativo, transitorio, opinable.
¡Estamos orgullosos de vencer una moralidad esclava,
Ya no más miradas sumisas ante un creador omnipotente,
abajo la resignación y conformismo ante un “destino” irrevocable!
Los valores ya no los buscamos en la verdad,
sino en las opciones particulares o intereses de cada uno.
¿Qué es el amor o la justicia?
Depende de quien entregue el amor o pida justicia…
la búsqueda de la verdad ha dejado de ser la medida del valor,
hoy el mercado y la relatividad pesan más que ella.
La anorexia valórica es también un signo de la aparente muerte del creador.
Nos lleva a un estado larvario, pasivo, agónico,
a llenar la sed de eternidad con la creación de nuevas religiones
y a seguir a maestros e iluminados de credos emergentes.
Hemos decidido vivir cada uno con sus ideas y creencias,
cada uno con un paredón en donde mata sus propios dioses
y con un altar en que instala a los nuevos que ha inventado
acorde a sus nuevas creencias y características de su propia religión.
Estos nuevos dioses bailan alrededor nuestros,
ellos nos adoran, ellos nos alaban, ellos nos justifican.
¿Para que un “Padre Nuestro”
si nosotros somos capaces de crearnos a nosotros mismos?