MIENTRAS RESPIRE, ESPERO ...

Me cambié de casa
y me siguieron mis viejos hábitos y costumbres.
Me cambié de trabajo
Y me llevé mis antiguos temores y desconfianzas.
Me cambié de ropa
y las viejas apariencias se reían de mi.
Cambié de auto
y mi temor a los semáforos me esperaba en cada esquina.
Si cambiara de señora
con toda seguridad me seguirán
mis viejas frases malditas.

¿Hasta cuando cambiaré sin cambiarme?
¿Hasta dónde me mudo, sin  mudarme?

Hasta que no abandone la ilusión
de que el cambio, la mejoría, la conversión
sobreviene desde la añadidura,
las apariencias y formalidades,
Hasta que no recuerde que lo profundo
no se sostiene en raíces superficiales.

Hasta que no recuerde
que el desconocimiento de lo propio
me lleva a crear las imágenes de mí mismo
que luego muestro, defiendo y venero.

Hasta que no deje de vulgarizar mi identidad,
hasta que no vacile en tiempos de incertidumbres,
hasta que no resguarde las semillas de humanidad
que tengo que plantar, cuidar y cosechar.

Hasta que no seque toda mi sangre
por dar vida a mi lema de esperanza…
Hasta que no experiencie lo que de él entiendo:
“mientras respire, creo y espero”...

"Muchos no volvieron, tampoco Manuel"

Bajó a buscar  al abuelo
y el mar se lo tragó
como hambrienta boca de mendigo.


Bajó a recuperar una frazada, una chaqueta
y la pared dijo otra cosa.


Se quedó pensando en que le robarían
sus semillas, su huerta, sus sueños...


Volvió a buscar a sus amigos
en un viejo y quejumbroso bote
hizo un viaje tras otro,
salvó a uno y una tras otro...
él nunca pudo regresar.


Pensó que el mar no llegaría,
pero al instante le golpeó su puerta
y al no abrírsele
irrumpió como un loco con machete.


Sabía que su deber era salvar,
liberar de la muerte a otros,
no pudo salvarse a sí mismo...


Arriba les esperaban a todos,
pero muchos no volvieron.
Muchos Manuel se quedaron esperando
la vida y la muerte con forma de locura.


Esos Manuel hoy nos miran,
siguen resonando en nuestra memoria,
como hijos, padres, hermanos, héroes.
Mostraron la mejor del alma humana,
regalaron el mayor don que un hombre y una mujer
pueden colocar a los pies de los sufrientes:
su propia vida en ofrenda por los que ama,
aún sin conocerles, aún sin esperar las gracias.


Misterios de la naturaleza y de la vida.
A lo lejos, en medio de los dolores,
y de las fogatas ardiendo y los corazones titilando,
se escuchaba la misma canción en una voz distinta:
"Todos volvieron,  también Manuel".


Era EL que nos ama tanto y que acogía a sus hijos,
resucitados arriba en Sión, en la nueva Jerusalen,
en lo más alto de las aspiraciones humanas.
Eras TU Dios nuestro cantando junto a Víctor:
"Todos volvieron,  también Manuel"...

¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO? José Luis Martín Descalzo

Hace dos mil años un hombre formuló esta pregunta
a un grupo de amigos (Evangelio de San Marcos 8, 27). 
Y la historia no ha terminado aún de responderla.

El que preguntaba era simplemente un aldeano 
que hablaba a un grupo de pescadores. 
Nada hacía sospechar que se tratara de alguien importante. 
Vestía pobremente. Él y los que le rodeaban eran gente sin cultura, 
sin lo que el mundo llama "cultura". 

No poseían títulos ni apoyos. 
No tenían dinero ni posibilidades de adquirirlo. 
No contaban con armas ni con poder alguno. 
Eran todos ellos jóvenes, poco más que unos muchachos,
y dos de ellos -uno precisamente el que hacía la pregunta- 
morirían antes de dos años con las más violentas de las muertes. 

Todos los demás acabarían, no mucho después, en la cruz o bajo la espada. 
Eran, ya desde el principio y lo serían siempre, odiados por los poderosos. 
Pero tampoco los pobres terminaban de entender 
lo que aquel hombre y sus doce amigos predicaban. 
Era, efectivamente, un incomprendido.


Los violentos le encontraban débil y manso. 
Los custodios del orden le juzgaban, en cambio, violento y peligroso. 
Los cultos le despreciaban y le temían. 
Los poderosos se reían de su locura. 
Había dedicado toda su vida a Dios, 
pero los ministros oficiales de la religión de su pueblo 
le veían como un blasfemo y un enemigo del cielo. 

Eran ciertamente muchos los que le seguían 
por los caminos cuando predicaba, 
pero a la mayor parte les interesaban 
más los gestos asombrosos que hacía 
o el pan que les repartía que todas las palabras que salían de sus labios. 

De hecho todos le abandonaron 
cuando sobre su cabeza rugió la tormenta 
de la persecución de los poderosos 
y sólo su madre y tres o cuatro amigos más le acompañaron en su agonía.

La tarde de aquel viernes, 
cuando la losa de un sepulcro prestado 
se cerró sobre su cuerpo, nadie habría dado un céntimo por su memoria, 
nadie habría podido sospechar que su recuerdo perduraría en algún sitio, 
fuera del corazón de aquella pobre mujer -su madre- 
que probablemente se hundiría en el silencio del olvido, de la noche y de la soledad.

Y... sin embargo, veinte siglos después, 
la historia sigue girando en torno a aquel hombre. 
Los historiadores -aún los más opuestos a él- 
siguen diciendo que tal hecho o tal batalla ocurrió 
tantos o cuantos años antes o después de él. 
Media humanidad, cuando se pregunta por sus creencias, 
sigue usando su nombre para denominarse. 
Dos mil años después de su vida y muerte, 
se siguen escribiendo cada año más de mil volúmenes sobre su persona y doctrina. 

Su historia ha servido como inspiración para, 
al menos, la mitad de todo el arte que ha producido 
el mundo desde que él vino a la tierra. 
Y cada año, decenas de miles de hombres y mujeres dejan todo 
-sus familias, sus costumbres, tal vez hasta su patria- para seguirle enteramente, 
como aquellos doce primeros amigos.


Es hora de marchar ...


Esta hermosa canción del mago de Hoz: Es hora de marcahar, nos habla de la precariedad humana, de lo frágil que somos, pero también de lo poderosos que somos al revestirnos de eternidad ... no son palabritas de buena crianza, es la promesa de Jesús, que nos dice que la vida es un continuo, es permanente, es eterna.
Cualquier muerte deja paso y sitio a la vida verdadera ... al fin la muerte es simplemente una forma de terminar de nacer...

En el mago de hoz, se relata la despedida de un hombre a su mujer, no es un adiós, es un hasta luego
Si es verdad que hay algo más
yo te esperaré.
Necesito descansar,
tu amor me llevaré.
Me voy hacia un lugar
donde el tiempo es una ilusión,
la brisa es de color,
la voz música, y el sol es de algodón.
Atravesaré la luz
en forma de eternidad,
mi voz se silenciará,
mi cuerpo será el ayer.
En gotas de alma voy
navegando hacia el final,
no dudes que al mirar
hacia tu interior, me podrás hallar.
Cuando tu tiempo se va
es hora de marchar.
Prepara tu viaje bien,
no tengas miedo y vé.
No llores más por mí,
siempre estoy cerca de ti.
Te esperaré en la luz,
allí donde no, no existe el dolor.

[Letra: Txus]
[Música: Ritchie Blackmore]
[Arreglos: Mägo de Oz]

¿Hace cuánto que no te miro?

Se relata una historia muy linda,
me parece que la cuenta San Juan María Vianney,
el Santo Cura de Ars, en Francia.

Un campesino llegaba por las tardes a su iglesia,
se sentaba y no decía una palabra,
ni tampoco hacía ningún acto, rezo,
lectura de un libro o devocionario
o algún devoto movimiento especial.

El párroco curioso le pregunta:
disculpe, pero estoy  intrigado por sus visitas al templo
¿qué le hace venir todas las tardes?
¿A qué viene, sino lo veo rezar, ni arrodillarse,
ni hacer ningún gesto o acto especial?

El campesino le mira y con humildad le dice:
Mire yo vengo todos los días a ver a este Cristo
y no se que decirle, entonces
yo lo miro y el me mira … eso es todo…

Señor, si tuviésemos la fe este campesino,
llegando a la cumbre de la contemplación,
sin palabras, sin libretos pre diseñados,
llegar a mirarte, cuando TU nos miras.
Bendita ignorancia que nos acerca
a la profundidad de los misterios de Dios.

¿En qué momento podría llegar Señor
a esa sabiduría, de tan sólo mirarte
y dejarme mirar por tu grandiosidad?

Sin embargo, aquí estoy cargado
de palabras, de ideas, de imágenes
que deseo con ansiedad presentarte,
casi como en una reunión de negocios
en que no hay tiempo que perder
en mirar y dejarse mirar…

Somos parte de Creative Commons Internacional

Contra lo que piensan algunos que NADA es gratis en la vida, creemos que TODO es un regalo, un don de la Vida, los Amigos, Dios...
Por eso este sitio tiene Licencia Creative Commons Internacional: Puede usar los escritos con total libertad, sin pedir permiso... el conocimiento es un regalo que entre todos construimos.

SINDROME GEPPETTO pinche la imagen para ir AMAZON.COM

SINDROME GEPPETTO pinche la imagen para ir AMAZON.COM
Pinche la imagen para ir a AMAZON.COM

Estamos en Creative Commons

Licencia Creative Commons
Winston Elphick.net está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 3.0 Unported.

¿Vamos a FACEBOOK?


Artículos anteriores

¿Buscas algún tema? ¡AQUI!