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Los tontos del siglo XX eran visibles,
usted dialogaba con ellos, los veía, les saludaba.
Compartía con ellos en grupos sociales
y cócteles en que habla de mil tonteras.
El tonto del siglo XX tenía un dejo de inocente,
al menos mostraba su rostro
y con hidalguía
se hacía parcialmente responsable de sus tonterías.
También es cierto que el siglo XX mostraba algunos tontos ya recibidos, profesionales y doctorados en tonterías, que costaba darse cuenta de ello, pero al menos eran visibles, por tanto “esquivables”. Nos mostraban sus gestos y actitudes las que sumadas a sus argumentos y opiniones, terminaban por demostrarnos que algo raro tenían.
Al tonto del siglo XXI, le falta cuerpo,
más bien no lo tiene,
es simplemente un tonto digital, un número, un ID,
un nombre de fantasía.
Pero este tonto del siglo XXI, digital y cibernético,
puede ser más peligroso,
no necesita moverse ni salir de su cama,
ahora tontea en Internet, escondido,
navegando en cuanto mar podrido le soporte.
Se agazapa,
se refugia en su teclado y en imágenes falsas
que lo muestran como una persona interesante de conocer.
Esta nueva sopa en que se cocina el tonto, llega a ser infinita, con millones de posibilidades de aparentar equilibrio y capacidades de consejero y buen acompañante… pero en fin, todo tonto tiene asegurado uno más tonto que le admire y le adule.
Internet y el mundo global le permiten al tonto virtual usar un camuflaje permanentemente cambiante, en que puede asumir las personalidades que no tiene. Su tontera la hace invisible, para revestirla de nombres que no tiene, de cargos que no tiene, de objetos que no tiene.
A este tonto del siglo XXI, no le puedes la cerrar como a nuestros antiguos tontos, virtualmente no tenemos reja de entrada, ni puerta, ni chapas. Una vez que entró a tu círculo, es muy complejo sacarlo, se hace dueño de tu libertad, se hace dueño de tu casa virtual, se conecta a tu Facebook, te deja mensajes, mira tus fotos, opina de tus actividades, sabe los momentos en que te conectas y allí te mete conversa y te invita al chat, es un freaks, geeks, bloggers… es un peligro.
Texto: W. Elphick D.
Foto: http://weheartit.com/