
¡Tengo que parar y observar no LA vida,
sino MI VIDA!
¿Tengo empañado el parabrisas
al no tener una visión de futuro?
¿Tengo sucios los espejos retrovisores
al cargar con tanto e insistente mal recuerdo?
¿Llevan suficiente aire mis neumáticos?
Por tanto: ¡Pare, mire y escuche!
Esta frase no es mía ¿La recuerda?
La tomé de un viejo letrero frente a la línea del tren.
PARE:
deje por un momento el torbellino de ideas y tareas,
olvide el que-hacer y vuelva al necesario que-ser.
Deje de correr tras el cargo, el saber más que otros,
el competir por tener un mejor auto, una mejor pinta… pare.
Deja de una vez tu sordera:
detenerse es la única forma de avanzar.
MIRE:
Observe sin apuro y contemple
todos los maravillosos regalos que ha recibido
de Dios, de la Vida, de quienes le quieren.
“Gracias a la vida que me ha dado tanto” –dice la sabia Violeta-
Al detenerse y mirar podrá ver el SENTIDO y la DIRECCIÓN
que hasta hoy le ha dado a su vida.
¿Está contento con eso, va el la dirección que desea?
ESCUCHE:
su propia voz, la voz de quienes le quieren,
lo que dicen los resultados a los que ha llegado.
¿Qué es necesario cambiar, enfatizar o mejorar?
¡Podemos ser una persona-neumático,
hoy, aquí, ahora!
Podemos insuflar ese aire de plenitud a nuestra vida,
podemos ir por la ciudad con los neumáticos inflados
y volver a vivir los sueños que antes nos movían.
Podemos proponernos metas claras, altas, imantadoras
siendo felices al vivir con pasión lo que tengamos que vivir.