Un periodista en conversación con el Papa Benedicto XVI le hizo esta pregunta en su viaje a México en marzo 2012, ¿Cree usted Santidad que la Iglesia se dirige hacia una Nueva Teología de la Liberación?
¿Qué respondió el Papa a los periodistas?
La Iglesia debe naturalmente interrogarse sobre lo que hace, para valorar como lo hace y si es suficiente. Hay que recordar, dijo, sin embargo, que no es un partido político sino una realidad moral que educa a la persona humana. es también verdad que la política implica en algún modo a la moral. Y por tanto la Iglesia acaba por entrar en contacto con la política. Pero su misión sigue siendo siempre la de educar las conciencias.

El Papa, y esto es muy positivo enfatizarlo, dijo también que nota entre los católicos una suerte de dicotomía, en el sentido de que hay una profunda diferencia entre su modo de comportarse individual y su modo de expresarse y de vivir en público. Como si la fe fuera algo a vivir solo en la esfera privada y a renegar en la esfera pública.
¿Y esta verdad que tan claramente denuncia el Papa, no será también responsabilidad nuestra, como Iglesia que desconfiadamente ha mirada las reflexiones abiertas al tema social y su evangelización? Ciertamente una teología desde los pobres, nos inserta en las realidades sociales y políticas y nos hace ser una instancia que viva su seguimiento a Jesucristo, mediante su descubrimiento en el rostro de los pobres.
La teología de la liberación o la "nueva" teología de la liberación, no hace sino confrontar el evangelio con la vida, colaborando en la unidad entre fe y vida, entre evangelio y cultura, evitando esa loca sedación entre lo que rezamos y creemos con lo que pensamos, decimos y hacemos.
El desarrollo de una moral social, de una economía justa, de una política al servicio del pobre, de un modelo social liberado del cautiverio de los poderosos, es ciertamente una deuda de nosotros como católicos ... creemos como católicos, pero actuamos como "libre pensadores", dominados por la arrogancia de aquellos que desean ver el rol de la Iglesia y los católicos, reducido a la sacristía y a "eventos" religiosos... necesarios por cierto, pero insuficientes para llevar a Jesucristo al corazón del pobre que ya se cansa de esperar.