al interior de Coyhaique al extremo sur de Chile, si mira al fondo a la derecha, lo podrá ver.
Foto tomada por W. Elphick al extremo sur de América Latina ... la Región de Aysén de Chile |
Es como usted lo ve, la simpleza de la tarde
y de esta hermosa escena me generó esta reflexión :
¿Cómo opera la grandeza y la debilidad humana en mis acciones cotidianas?
El toro es el señor de la montaña, inspira respeto y como los reyes antiguos,
un irracional temor de quienes pasan por su lado.
Se mueve a paso lento, pero no lo detiene nada ni nadie,
el sabe el trabajo que tiene que hacer y lo hace.
El podría ser el signo del orgullo y la autosuficiencia
que de pronto nos coge y nos hace actuar
como toros o bueyes poderosos frente a los demás.
La pequeña gallina es saltarina, pequeña, temerosa, inquieta,
no es territorial ni conquistadora.
Ella podría ser el signo de mi debilidad moral y existencial,
esa humildad de reconocernos pobres, limitados, inseguros, inestables.
Ambos, buey y gallina conviven en mi interior.
Vamos caminando con su compañía,
un día fuertes y seguros, otros con dudas y debilitados.
Un día un pequeño tropieza nos desmorona,
una pena, un resfrío, un rechazo, una dificultad profunda
nos hace correr como una simple gallina atemorizada por el campo.
Otro día nos surge el toro, el buey avasallador y fuerte,
ese capaz de lograr todas las metas, aún teniendo que pisar y pasar por otros.
Pablo de Tarso dijo que cuando estoy débil, luego me hago fuerte.
Cuando manejo mi debilidad y aprendo de ella, logro crecer.
Cuando pongo el poder y la fuerza al servicio de la comunión
logro crecer y reconocer que la fuerza
y la debilidad siempre las tendré como compañeras.
¿Cómo está su buey y su gallina interior?