Ellos se me acercaron, yo también me acerqué, enganchamos sin entender palabra de español, unos y yo sin entender nada de portugués.. enganchamos, sentí sus miradas de vidas sufridas, pero con una esperanza que estremece.
Ojos lindos, manos hermosas, belleza de ángeles puesta en sus rostros.
Me preguntaron mi nombre, les costaba pronunciarlo y entenderlo... claro ¿a quién se le ocurre llamarse Winston en un continente mestizo y yo por cierto, siendo mestizo?
Se me ocurrió decirles: ¿Qué nombre les gustaría que yo tenga? ... a coro varios lo dijeron: JOAO, Juan ... uf. Sentí su mensaje:
Déjate de cosas complicadas y raras Winston, llámate Joao, simple, breve, entendible en varios idiomas.
No me queda claro si en relación a Juan Bautista o Juan Evangelista, lo cierto es que con ambos nombres recibo una exigencia enorme: El Bautista me llama a hacerme pequeño, a dejar las apariencias, a silenciar para que EL hable ... El Evangelista me llama a dejarme amar por EL, a sentarme junto a EL, para escucharle, seguirle y anunciarlo sin descanso en las realidades que me toca vivir...
Fue un hermoso "bautismo", un juego de niños que me deja una lección, hay que vivir más liviano, tengo que vivir más liviano, más simple y sencillo, menos preocupado de lo que vale tan poco ...
