Una reflexión motivada por la vida de San Damián de Molokai.
Apóstol de los leprosos en la Isla de Molokai.
Vivimos en islas, Señor, cada uno en su casa,
con sus cosas, con su seguridad.
Vivimos en islas, Señor, cada cual con sus amigos,
con sus mascotas y sus papás.
Vivimos en islas, Señor, no sé qué le pasa al vecino,
tampoco me importa el de al lado, en mi isla vivo pero no soy feliz.
Damián, vivió en una isla, pero la isla no le aisló.
Damián transformó una isla
y la convirtió en un continente de Amor.
Damián compartió en la isla,
Damián hizo casas y colocó vendas,
Damián ofreció lo más grande que les vino a traer:
Jesús, su amigo Jesús.
Molokai ya no es una isla, es el símbolo del compartir.
Hagamos aquí una historia como la isla de la felicidad.
AUTOR: Fernando Cordero ss.cc