No pocas veces dan ganas de dejarlo todo y partir,
de no preocuparse de nada ni de nadie…
No pocas veces agota vivir humanamente,
dan ganas de abandonar tanta reflexión y filosofía
y volverse pragmático y libre mercadista.
Pero finalmente si vivo alienado de mí mismo,
si silencio la fuerza de lo que me hace humano,
reducido a un ente productivo y consumista
¿A qué destino podré llegar?
Si vivo fragmentado en partes irreconciliables,
por una parte mis afectos, por otra mis razones,
por una un espíritu debilitado, por la otra un cuerpo hedonizado
¿A qué vida desintegrada podré alcanzar?
Si en mi mundo interior sólo hay interferencias,
bulla, apatía, sin sentido, competencias y apariencias,
¿Qué tipo de construcción estaré dando a mi vida futura?
Cerrar las puertas, dejarlo todo y partir
difícilmente me ayudará a escuchar la palabra
que Dios ha guardado para mí,
ni tampoco podré escudriñar las señales
que dejó en mi mente y mi corazón.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarPues probablemente no llegue a ningún destino, no alcance ninguna vida ni tampoco esté dando construcción alguna a ésta, simplemente porque si cierro las puertas, lo dejo todo y parto, estaré partiendo a la muerte, habré dejado mi vida... Por mi parte, prefiero preparar mi espíritu para escuchar aquella palabra que Dios ha guardado para mi y quizás en ella encontrar un sentido a esta loca vida de la que sin querer soy dueño...
ResponderBorrarBellas sus palabras Don Winston, pero quizás, a veces más que preguntarnos, debemos respondernos...
Por lo demás aquí tiene a un humilde servidor que está dispuesto a poner todo de su parte para dar respuesta a tantas almás llenas de por qué, que este frío mundo mercadista, como usted dice, ha dejado a la deriva...
Gracias por su comentario...
Mucho ánimo y recuerde, sigamos respondiéndole a Dios en la construcción de su reino aquí en la tierra..
Matías (su loco yerno...ajaja)