
Al entrar, y en un rincón destacado de su living, vi un árbol navideño junto a un pequeño pesebre... lo raro que estábamos en el mes de febrero... a lo mejor al ver mi cara de extrañado, la dueña de casa se adelantó a explicarnos el motivo: ¿por qué cree que no hemos desarmado el arbolito y el pesebre? no es por flojera - y en se momento encendió las luces del árbol- ¡Mire que lindo, nos alegra, ilumina, nos dice que Jesús está con nosotros!
Ciertamente Jesús estaba con ellos y ese pequeño niño nacido bajo su árbol, significaba una presencia que nos habita de tal forma que no deseamos que "se nos vaya". El hace que nuestros ojos estén expectantes mirando hacia su regreso.
Un texto lindo sobre esto:
"En el cara a cara con Dios (1 Cor 13,12) la existencia humana alcanza su plenitud. Es la esperanza y la experiencia de los místicos, la unión con Dios de que hablan a menudo. "Te han visto mis ojos", proclama Job (42,5) cuando comprende que el amor gratuito de Dios, sin límites ni cortapisas, es el basamento del mundo y no su estrecha concepción de una justicia "tú me das, yo te doy".Llegado al final del camino, dice poéticamente Juan de la Cruz, "quédeme y olvidéme, el rostro recliné sobre el amado (...) entre azucenas olvidado".En forma muy bella también lo expresa Luis Espinal, sacerdote asesinado en Bolivia por su compromiso con los pobres: "Señor de la noche y el vacío, quisiéramos saber mullirnos en tu regazo, impalpable, confiadamente, con seguridad de niños". (P. Gustavo Gutiérrez, ¿Dónde dormirán los pobres?, CEP, Perú 2002).
Este hermoso libro, lo encontré de sopetón y me hizo contacto con esta experiencia cubana, la simpleza de una familia que adorna su casa con el nacimiento, para que la navidad perdure, se alargue en el tiempo y la vivencia... esa noche busqué ese regazo simple junto al Señor... no se necesita nada más que querer, El siempre está disponible para "mullirnos" en sus brazos y luego emprender la ruta con mayor energía...