La semana pasada fui al mall, centro comercial que ofrece satisfacer todas nuestras necesidades… buscaba una figura, una simple figura de Jesús bebé, una simple figura del “Niño Dios” … junto a una atenta vendedora buscamos hasta el cansancio … me ofrecía una figuras hermosas del Viejo Pascuero o Papá Noel, grandes, coloridas, sonrientes, con movimientos y hasta con jo, jo, jo Pascua Feliz para todos”; pero del Jesús niño, nada.
Por allí encontramos una figurita pequeña, made in china, que quería representar a este Dios que se hace niño y que hoy nos hace mirar hacia su nacimiento, hacia mi nacimiento.
Esta Navidad quiero ese rostro hermoso del Niño Dios, que tenía mi Madrina en La Serena, un niño rosadito, risueño, sanito, protegido por una gran burbuja de vidrio… ¡ese Niñito ando buscando! , en fin, ese día fue imposible encontrarlo.
Salí del mall y un chico lustraba los zapatos de un señor regordete, mejor eso a que esté metido en la droga, pensé.
Luego en el auto y al parar en la esquina otro niño me ofrece lavar el parabrisas… mejor eso a que esté robando por allí, pensé.
En otra parada de luz roja una niñita se me acercó con rosas en la mano, “para su señora” , me tentaba … mejor esto a que esté mirando como sus padres se alcoholizan, pensé.
Ya tarde, me hacía señas otra niñita con actitudes de mujer… ¿quiere pasar un buen momento? –me dijo con sus trece años encima… ya no pude decir “mejor esto, que”… ya no puede repetir mis frasecitas que justifican todo y que quitan ese sentimiento de “remordimiento de conciencia”, ya no pude repetir mis frases que me hacen sentir un hombre justo y solidario.
Vea la siguiente ilustración, vea la forma en que tratamos a nuestros niños...