miércoles, 12 de noviembre de 2008

Buscando el rostro verdadero



EL YO MOSAICO.
Paradójicamente, cada persona nace propietaria de un yo, que debería ir descubriendo, tallando en su propia experiencia; sin embargo nos vemos enfrentados a la lucha de crecer adaptándonos a un yo - mosaico que otros han diseñado, bosquejado para cada nacido: allí están los padres, proyectando sus ausencias, lo que cada uno no pudo realizar, aquellos sueños que no tuvieron despertar; están los profesores "modelando" al alumno cual "arcilla" que debe adaptarse a su sociedad, neutralizando la crítica, el cuestionamiento y la inestabilidad... no pocos se dejan manejar por la idea de que mientras más repetitivo y estandarizado sea el proceso educativo, mayor será su eficiencia... y menores las molestias.
Cada día podemos enfrentarnos a la lucha de dos fuerzas: la que desea descubrir el rostro original, aquella que busca liberarse de estucos, de exterioridades, y aquellas otras fuerzas que desean imponer colores y formas sobre la verdadera realidad... loza que se cae nos la vuelven a pegar .
LA SED ETERNA DE SER VERDADERAMENTE YO...
El esfuerzo por estucar y tapar el rostro original necesita de un "pegamento"... ¿qué pegamentos usamos en nuestra realidad? Uno de los más firmes es la traición: esto se ha hecho siempre así", "nuestra familia siempre ha tenido en sus filas a médicos". Otro "pegamento" son los temores sociales: "el qué dirán si..."; otro, la ley del menor esfuerzo: "no te compliques... síguele el juego, no contradigas, no le pongas tanto"... hay variedad de pegamentos.
 Al fin, ¿ qué conciencia podrá cultivar el hombre si somos macerados en la nulidad del yo, en la engañosa pista de "un destino", en el temor de no hacer nada que se salga de lo tradicional, de lo convencional?
¡Ponerse de pie, en sus propios pies.
 Hoy, aquí en mis alrededores, una persona pequeña, comienza a ponerse de pie... aprende sus primeros pasos, tímidos. Cae cuantas veces quiere, se levanta y cae, pero vuelve, pues nació para vivir de pie.
Contra toda fuerza, nació para vivir de pie. Contra todo obstáculo, nació para crecer de pie. Contra toda violencia, nació para relacionarse de pie. Contra toda opresión, nació para morir de pie...en sus propios pies.
 Hoy juguetea alrededor mío mi hija Natalia.  Aprende el arte de ponerse de pie, que va más allá de caminar en dos pies.
 Un día aprenderá que tiene dignidad ofrecida desde su gestación, pero esta dignidad exige que cada persona asuma su dignidad a escala humana, creciendo en conciencia de pasos, amando con gratuidad y responsabilidad, sufriendo con mirada alta, venciendo sin avasallar, buscando con claridad de metas.
 Es la madurez de quien reconoce que sus pasos son suyos y no los de los adultos, proyectados en su ruta. Un día, Natalia, tus pasos te llevarán de pie por la vida, interiormente de pie, con tu verdad libre de mordazas, con tus opiniones sin muletas, con tus proyectos sin componendas.
 Un día, Natalia, veremos cómo ha crecido tu ruta, cómo has conquistado terreno. Un día irás de pie, en tus propios pies, alejándote de la huella paterna, encarnando tu propio proyecto de vida.
 VIRTUD y VICIO ORIGINAL
 Un día llegó a mi ciudad  un predicador ambulante,
micrófono en mano,empezó a decir:
 “Si quieres seguir a Cristo  tienes que renunciar a ti mismo”.
Y continuó:  “renuncia a tus gustos”,
“cuidado con tanta risa, sacrifica tus descansos",
no dejes que tu cuerpo te domine "
“abandona tus deseos,  elige los deseos de Dios...”.
Mal maestro ...
De tanta renuncia  empezábamos a dejar
de ser nosotros mismos.
No nos dijo que renunciar  a Si mismo,
no es dejar el propio yo, sino los yo aparentes,
aquellos que obstaculizan la plenitud de la persona.
Virtud y vicio original
 Todo mal tiene un inicio.
¿Cuál será el mal inicial, el vicio original?
¿Será la desconfianza, madre de toda división y frontera?
¿Será la envidia, hermana del stress y de la competencia desleal ?
¿Será la autosuficiencia, causal del desprecio y atropello de quienes nos rodean ?
¿Será la soberbia, aquel deseo de ser superhombres y aun de autonombramos dioses?
  • El vicio original es el continuo afán por superar la realidad de lo que somos, para adornar externamente, de lo qué no existe en el interior del hombre.
  • El vicio original me lanza fuera de mí, me subordina a buscar lo ajeno y encontrar en él una falsa plenitud adormecida por la inconsciencia.
  • La virtud original es la capacidad para trabajar la autoconciencia, aquella capacidad para abordarse, conocerse y valorarse en el justo equilibrio.
 La virtud original es la fuerza centrípeta que me lanza hacia mi interioridad.
Tomado del libro “Conciencia de Pasos”, Ed. San Pablo, Santiago de Chile, 1995. Autor: W. Elphick D.

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