1. Somos como gordas ovejas.
No, el camino ya había sido pensado y diseñado por los esquiladores. Rápidamente quedarían desnudas de todo ropaje.
Este cuadro se me repetía cuando veía la multitud bajar hacia lo profundo, tomar el carro respectivo del metro y marchar, suavemente marchar, sin pensar, sin rebelarse.
2. ¿Cómo quitarnos el paso de oveja?
Eramos empleados, obreros, ejecutivos especialmente engalanados para la ocasión... ninguno miraba hacia su lado, ninguno cruzaba palabras ¿para qué, si todos estamos en lo mismo y sabemos hacia dónde vamos?
Eramos mujeres y hombres con paso de ovejas, camino hacia la esquirla. Quedaríamos desnudos al fin de la jornada, sin alientos ni ilusiones. Es la ciudad que nos roba hasta la propia identidad.
Desde que llegué a esta ciudad me ahogó, no sólo por su smog y congestión, sino por ser una torre de Babel, en ocasiones insufrible. Era parte del exilio en mi propio país, un querer entenderse sin lograr traducir adecuadamente los códigos de la ciudad.
3. El idioma. Algo más que traducción de códigos.
Persistía en mí una idea aún viva: la importancia del idioma no está sólo en los códigos que se aplican y la capacidad para traducirlos y reproducirlos, el loro también reproduce sonidos que significan algo, pero él no logra captar la profundidad de lo que repite. Sólo el ser humano ha logrado dar a sus sonidos una fuerte carga afectiva y racional, sólo el ser humano logra dar fuerza a la palabra y a sus mensajes.
4. Socios que crean un estilo de convivencia.
Hoy nuevamente llegué tardísimo a casa, me cuesta cortar lazos con la oficina. Volví de mi licencia con los mismos hábitos trabajólicos, pero además volví como regresa el herido de guerra, tambaleante, gelatinoso como postre en la mesa de mi abuela.
¡Una mala noticia me dijo mi señora! Don Bernardino regresa a provincia, le ofrecieron un buen trabajo por el norte chico, será algo así como supervisor de un proyecto de una de estas ONG que están tan de moda.
Internamente sentí el golpe, me imagine como un árbol seco por allá al interior de Barraza, zona de una sequedad que arropa a los pueblos y hace temblar a sus habitantes. Son árboles que han perdido la esperanza de la lluvia y esperan que cualquier gota humedezca sus raíces ¿por qué he llegado a sentirme como raíz seca? ¿Dónde corté vínculos con la napa de la alegría y la esperanza? ¿Es que esta ciudad de calles calientes ha secado mis proyectos?
Le escribí a Don Bernardino: mis primeras líneas son para saludarlo, las segundas para llorar en su hombro... y le pasé a relatar mis experiencias en este juego de la gran ciudad.
Nunca su respuesta demoraba más de una semana, era un viento fresco en medio del desierto. Allí seguía recibiendo sus cálidas confesiones de maestro: El idioma se transforma en el canal por el cual un grupo humano se comunica, se entiende y colabora mutuamente. Nos hace “socios” y nos conforma en una determinada “sociedad”, gracias al intercambio de experiencias que vivimos en ella, podemos ver como la persona humana se perfecciona y desarrolla. De alguna es necesario compensar las debilidades personales con las fortalezas de quienes nos rodean, porque me experimento como un ser limitado y en muchas ocasiones pobre, solitario y débil me veo movido al encuentro con otros para fortalecer las debilidades y potenciar las fuerzas comunes.
El sentido de vivir en sociedad es como una hebra con dos cabos: nos organiza en comunidad y nos dirige hacia metas de bien personal y colectivo.
Sabemos que en la base del éxito de una sociedad está el respeto por la dignidad humana, ella es el eje y fin de todas las interacciones del grupo social, ella debe ser por tanto la opción de todo grupo, ella debe ser el baluarte de toda acción. ¡Nada contra la persona y sus derechos! ¡Todo por la persona y sus derechos!
Al leer las cartas de Don Bernardino aprendí a olfatear sus heridas y entre sus líneas lograba traducir que sus consuelos ante mis ansiedades, eran también gritos de duelo que explotaban en sus palabras. La muerte de su hermano era un tema recurrente, aún sin nombrar a los muertos ellos fantasmeaban en sus escritos y sudaban en sus palabras que llamaban al respeto por la persona humana, el “corazón del diamante de la vida”, como acostumbraba a referirse cuando hablaba sobre el valor de las personas.
5. ¿Dónde están las razones para vivir hoy mi vida?
Sentado frente al televisor y después de ver los apasionantes y sangrientos noticieros, revivía en mí una sensación casi inerte, deshilachado. Llegaba cabizbajo, cansado, con esa mirada que cada cierto tiempo nos posesiona que se hace infinita, leve, que mira sin ver nada, sin pensar nada. No tenía ánimo ni de sacarme la chaqueta, ya me retarían por que una vez más terminaría por arrugarla como lechuga de feria, por sentarme en esta posición de adolescente desgarbado que se echa sobre el sillón.
Después de variados cabezazos frente al noticiero me levanté sobresaltado y al sacarme la chaqueta voló en medio de mis movimientos era una tarjetita que me dieron en la calle:
“Sra. María Luisa, revele su destino por medio de los buzios o aguas sagradas. Sabrá con exactitud los momentos más importantes de su vida, época favorable para la suerte, el amor, los negocios.
Conozca sus propias oportunidades, no confundir con otros profesionales. Sra. María luisa garantiza sus trabajos con honestidad y discreción.
Todos los días de 8:00 a 21:00 hrs, concertar cita fono 449754, Calle Nebraska 3084-A, Los Molles - Villa Magisterio”
¿Será que la solución al problema de la vida está en respuestas externas a la propia persona, es que hemos puesto nuestra confianza en baratijas para superar un estilo de convivencia brutal? ¿Es que sólo nos preocupa el cómo podremos encontrar “la época favorable para la suerte, el amor y los negocios”?
Cuando la persona ha perdido la esencia de su interioridad, tiende a buscar las razones de su vida en lo exterior, en actos mágicos, en la bendición del azar y la suerte. Deja de pensar que el cambio está ensemillado en su propia persona.
6. El idioma como soporte del crecimiento social.
El bien común se expresa en algunas condiciones esenciales:
- Un ambiente de orden y de paz, que permita una forma de organización participativa y eficiente.
- Canales para el crecimiento personal. Vivir con calidad de vida humana y posibilitar una desconcentración del poder político y económico.La medida del progreso debe ser el desarrollo del ser humano, para ello debe tener a la justicia como el cimiento de la paz social.
Como vemos, el idioma es un soporte importante para el crecimiento social, permite que las personas se liguen. Podríamos decir que es una suerte de “pontífice”, de “puente” que vincula e integra, que construye el grupo social que queremos ser.