viernes, 28 de noviembre de 2008

LA COEXISTENCIA DE DIVERSOS IDIOMAS. EL NOHISMO.



 

¿Qué idiomas podemos distinguir en nuestra sociedad?

 

Desde hace unos años que Chile ha sufrido una fuerte metamorfosis. De ser “el pueblito” de “Si vas para Chile” que está junto a los cerros y el cielo, “enclavada” en la cordillera,  con campesinos y gentes del pueblo que saldrán al encuentro del viajero y verás como quieren en Chile al amigo cuando es forastero.

La cultura del “Si vas para Chile” es la cultura del idioma de la acogida, de la apertura a las relaciones nuevas, de la mesa que acoge, de los pasos que se detienen para esperar a quien se quedó rezagado.

Hoy el “Si vas para Chile” corre no para cualquier forastero, sino para aquellos con los cuales podemos transar algo. Bienvenidos amigos industriales, importadores, comerciantes, turistas, inversionistas, bienvenidas con ustedes las dulces divisas que esperamos. ¡Esos forasteros nos interesan! ¡Esas relaciones internacionales las cuidamos! ¿Pero un forastero paseante, lo dejaremos pasar, casi ignorándolo... nada podemos obtener de él más que palabras de buena voluntad.

 

Algunos Idiomas que hoy hablamos en mundo en general.

 

IDIOMA  NOHISTA.

 

Su lema de oro:”No te preocupes, no se puede hacer nada”.

¿QUIÉN NO RECONOCE A UN  NOHISTA A LA DISTANCIA?

Claro que los hay de diversos tipos. Los más notorios son los Trassher, aquellos autonombrados como “basura” de la ciudad. Amigos de lo negro, botas negras altas, pantalones negros, poleras negras, casaca de cuero negro, ondas negras, ideas negras.

Les reúne la negrura y sólo la colorean con sus cortes exóticos  y teñidos fosforescentes de cabelleras.  Sus cabezas rapadas, pintadas y cinceladas son el culto a la anarquía. Han logrado vaciar de todo recuerdo de urbanidad a cada pelo que les nace, nada tienen que ver con los rituales de esta ciudad, son señores transeúntes, pasajeros habitantes que no reconocen sus raíces sociales.

No les puede faltar los aros, en algunos casos más de  lo que pareciera puede soportar una oreja. ¿Será que quien aguanta más perforaciones es nombrado jefe del grupo?

Son todos “hermanitos”, pero repudian cualquier paternidad, son hijos y hermanos solitarios, que vomitan la rabia de no tener un espacio digno donde poner sus negras botas. Pueden ser tan hermanables al punto de compartir el último pito de la noche entre el lote de noctámbulos “hermanos”, pero de igual forma pueden vivir la violencia sin marcos ni pausas.

 

Lo anterior se puede expresar en el “Nohismo” (“no estoy ni ahí”) que es el descompromiso con aquellas situaciones que aparentemente nos quieren imponer. Talvez algo cercano a la posición filosófica del “Nihilismo”, palabra que del latín nihil,  significa “nada”, es decir una actitud de negación de toda creencia religiosa o principio político o social que pueda verse como un pensamiento impuesto.

El “Nihilismo” surge principalmente en Rusia como un movimiento intelectual que deseando afirmar los derechos individuales, rechazaba todas las estructuras sociales y religiosas, a las que veían como un signo de opresión y manipulación.

Hoy convive con nosotros el “Nohismo”, esta rebeldía de NO ESTAR en donde debemos estar, esta falta de respuesta a las exigencias de compromiso y de acción positiva en el mundo. QUIEN NO SE COMPROMETE NO PUEDE CAMBIAR LO QUE CRITICA.

Este idioma puede llegar a tener expresiones brutales al punto de no hacer el bien que puede hacerse y sin razón no se hace. Nuestros abuelos nos hablaban de la OMISION, temían que por esta palabra se viesen privados de los jugosos frutos del paraíso celestial. Aún hoy se sigue repitiendo en nuestras iglesias que “Yo confieso ante Dios Todopoderosos y ante vosotros que he pecado mucho de pensamiento, palabra y OMISION”, sin embargo estas faltas tapizan las calles de mi ciudad. Vamos omitiendo el bien, somos tibios para elaborar respuestas nuevas que hagan el bien antes de que sea pedido, somos tímidos en ofrecer la mano, antes de que el agua tape al nadador de las corrientes cotidianas en las oficinas y trabajos diarios.  Simplemente “no estamos ni ahí” con los problemas de los otros, no nos interesan los dolores del vecino, salvo cuando sus gritos interrumpen nuestros sueños.

El “Nohismo” es el término moderno que ha tomado el mal de la “omisión”. Ambos términos expresan el mismo efectos: neutralidad por los acontecimientos y las personas que nos rodean, apatía frente a los proyectos y ceguera para vislumbrar el horizonte más allá de las necesidades inmediatas.

 

El Nohismo de hoy, es la versión actualizada de los antiguos Hippies, antiguos animadores de la revolución de las flores, jóvenes de los años sesenta, hoy señores de los noventa. Ya no llenan los fusiles de los militares con claveles, ni invitan a hacer el amor y no la guerra, hoy se ubican en algunos balnearios costeros, centros de ventas o lugares turísticos. Ya no cargan sus rebeldes vestidos, pero mantienen el estilo liberal en sus colores y diseños. Sus telas son especiales, diseñadas a mano, pintadas una a una. Se ven bien, pero tienen un dejo de nostalgia de tiempos pasados, talvez porque ya no tiene  la fuerza del grito y de la protesta... ¿dónde dejaron muchachos la queja y la denuncia casi profética? , ¿Será que esta sociedad “burguesa” les arrulló y les sedujo?

 

Debemos espantar el “Nohismo” y el “omisionismo” en nuestras relaciones:

- En la familia:

 

- En la vida de los esposos:

       - Ponerse en el lugar de los deseos del otro, responder a su lenguaje sexual, vincularme en una vida sexual de a dos: dos que se conquistan y se seducen, dos que se hacen responsables de las expresiones de un amor que se expresa en un acto sexual gratuito, donativo. No se relacionan los esposos “para tener hijos”, también lo hacen para darse afecto y tiempo, tiempo con participación completa y entregada. ¿Cuántas parejas viven su sexualidad tras un velo de apatía, de cumplimiento? ¿Cuánta falta hace poner en el corazón la fuerza adolescente que les movía por entero y les hacía buscar un rincón oculto donde conversar y enamorarse? Estas mismas parejas, hoy no tienen ni el  ESPACIO tranquilo ni el TIEMPO adecuado para decirse que aún se aman. Al fin llega el día que el su idioma es el del silencio: nada les une, no existen comentarios gratos, no hay muestras de afecto... ¡que hacen juntos un par de caminantes que por costumbre marchan por la misma ruta, sin saber hacia que destino!   Entonces, concluyen los Jueces, este matrimonio es nulo “porque la dirección de uno de los cónyuges no corresponde al domicilio informado en el acta matrimonial” (sic). Y la mentira y el fraude legal terminó de sancionarse, un matrimonio más que ha fracasado.

El divorcio o nulidad, no llegó por los conflictos económicos o sexuales, llegó en el momento en que dejaron de admirarse mutuamente. El divorcio llegó cuando uno o ambos dejaron de preocuparse sobre los intereses del otros, “no estoy ni ahí” fue la frase no dicha que reflejaron los actos cotidianos.

No estoy ni ahí con tus intereses, ni con tus deseos sexuales, dejaron de interesarme tus locuras, sus sueños...  ¡cambio y fuera!

 

 

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